sábado, 5 de mayo de 2012

Pato y Lila: "Estamos bien los 33"

Son los 32 valientes que votaron en contra de que el Estado sea el que dirija la política hidrocarburífera del país -y no una empresa extranjera, según los deseos del mercado y la especulación financiera-, más la besuqueira naranja, que estuvo en contra pero se abstuvo.
Unidos como nunca -podrían sumar también al nuevo Piñón Fijo milico, que es tan cobarde que no se animó a votar en contra: se levantó y se fue- y convencidos cada vez más de que su accionar político en los últimos tiempos ha sido impecable, siguen predicando en el desierto. "El que quiera oir, que oiga", anuncian, deseosos de que algún futuro incierto -e improbable- algún día les regale una.
"Al discutir la "kirchnerización" de YPF, no estamos, queridos radicales y socialistas, discutiendo de petróleo, de exploración, de Mosconi o de Yrigoyen, es decir de principios o de políticas de Estado. Estamos discutiendo de hegemonía, de poder, de recursos, de lo que el partido de gobierno sabe de verdad.
El Gobierno destruyó las reservas hidrocarburíferas, introdujo un socio que representaba un capitalismo de rapiña, compró con los futuros dividendos. Todo firmado por la Secretaría de Defensa de la Competencia y por orden del ex presidente. Se justificó esta expoliación como una "argentinización". Mientras, el país gastaba 23.452 millones de dólares en importar combustible (podríamos haber comprado YPF una vez y media). Por otro lado, crece día tras día la voz oficial, que se introduce en todos los poros.
A esta concepción, que es clara y repetida, se la llena de votos: 208. A la oposición, que debe controlar y poner freno, que debe hacer frente al modelo de poder que ahora buscará reformar la Constitución, se la vacía: 32 votos.
Los que actúan como claque del oficialismo, cuando sean barridos quizás entiendan que alimentar el poder de quienes no creen en un poder limitado es contribuir a fortalecer esa hegemonía", se queja La Pato, en La Nación.
"La Señora Presidente quiere construir un relato desde la comunicación, usando a través de sus asesores las verdades científicas comprobadas en torno a la realidad síquica de los sujetos. No para desarrollar la humanidad, sino que las manipula perversamente al servicio del mantenimiento del poder y de los negociados. Esto es la teoría de la comunicación hoy, que vende imbéciles como candidatos, que llama estadistas a los cobardes, que titula de heroicos los llantos interminables, que apela a la necrofilia como cultura de la muerte y que apela, como gran parte de los partidos políticos, a que los actos simbólicos sean en los cementerios y, así, llevan y traen muertos para escaparle a la vida presente.
Argentina, debes salir del thanatos en la que está atrapada, salir de la indiferencia y la resignación y pasar a la esperanza y a la fe inquebrantable en la verdad, la justicia y la libertad", exagera por enésima vez Carrió, en Clarín.
Mientras, el historiador Balmaceda, desde La Nación, les da combustible a los resistentes al régimen: "Cuidado que también está escrito: los políticos interesados "en todo" siempre buscan el poder absoluto. Se vuelven autoritarios y demagogos, y muy voraces. La conquista del poder total se convierte en un programa de gobierno, en un plan estratégico y en una lucha mesiánica. Es entonces cuando la expresión "¡Ahora vamos por todo!" adquiere un sentido dramáticamente real. ¿Hay que recordar cómo terminan estas experiencias?".
Quizás en el refugio, Bullrich y Lilita puedan reconciliarse. Después de todo, el odio ciego, muchas veces, une enemigos. Más si adelante está el "ridículo relato kirchnerista", que ahora dice que el país está menos endeudado que antes. ¿Pueden creer ustedes?

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