martes, 1 de mayo de 2012

De la indignación a la acción

"El matrimonio de Tatiana y Anuar estaba dispuesto a plantar cara al inminente desahucio que se cernía sobre ellos y su hija y que amenazaba con echarlos de su piso de 55 metros cuadrados. Era el 15 de junio de 2011 .
Pocas semanas antes, Tatiana había visto en televisión un pequeño reportaje sobre unos activistas barceloneses que, utilizando técnicas de protesta pacífica, habían impedido que desalojaran a una familia en Catalunya. Ella no tenía nada que perder, así que llamó a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para pedir ayuda.
Cuando llegó el momento del desahucio, Tatiana no pudo dar crédito a lo que veía desde su ventana. Decenas de personas se habían acercado a paralizar su desahucio. El 15-M había acudido a su llamada de auxilio."Es una cosa que nunca se me olvida, lo más bonito que me ha sucedido", explica Tatiana. "Estuvimos intentando negociar con el banco hasta el último día, pero no querían cambiar de posición, así que fue increíble sentir la solidaridad de la gente, el apoyo mutuo", expresa.
El 15-M paró el desahucio de Tatiana: "Es lo más bonito que me ha pasado"
El desahucio fue aplazado y la comisión judicial no volvió hasta muchos meses después. Al final, tras casi un año de lucha, el matrimonio consiguió que el banco le concediese la condonación de la deuda hipotecaria a cambio de las llaves del piso. "Nos quedamos en paro, no teníamos ayuda ni veíamos salida por ningún lado, y cuando te encuentras en esa situación es desesperante", recuerda, ya como algo lejano.
Aquel fue el primer 'Stop Desahucios' mediático. Desde entonces, Tatiana comenzó a participar activamente en la lucha por una vivienda digna, tanto dentro de las asambleas del 15-M como en la PAH. A su vez, el movimiento de los indignados encontró uno de sus activos más potentes: ayudar directamente a las familias, frente a la pérdida de uno de los derechos más básicos, como es el de la vivienda".
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"Un año después del 15 mayo se han parado más de 200 desahucios. La respuesta popular al aluvión de desalojos forzosos de población vulnerable sin alternativa habitacional, se ha convertido en una realidad cotidiana. La interacción entre las asambleas populares del 15-M y las plataformas de afectados por la hipoteca ha permitido la visualización del salvajismo ejercido por las entidades financieras contra los sectores más golpeados por la crisis. Al tiempo, ha supuesto un cuestionamiento efectivo de los desalojos forzosos de población vulnerable sin alternativa habitacional y las deudas perpetuas derivadas de los procedimientos de ejecución hipotecaria.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) nació para hacer frente a las ejecuciones hipotecarias masivas que se llevaban a cabo en los juzgados del Reino de España, impulsadas por medio de la autoorganización y el apoyo mutuo. Más de 350.000 demandas se amontonaban en los juzgados arrasando con las vidas de la gente trabajadora azotada por el paro y una precariedad insoportable.
Mientras se desató la vorágine de las ejecuciones hipotecarias masivas, miles de millones de euros públicos han ido a parar a las arcas de las entidades financieras en forma de ayudas directas, avales, préstamos blandos, etc. Por si fuera poco, el Banco Central Europeo ha dado barra libre de millones para la banca como el único mecanismo para evitar el colapso de los principales responsables de la crisis.
La crisis que nos ha tocado vivir está acabando con los mitos de la Transición destapando las verdaderas esencias del poder en el Reino de España. La división de poderes del liberalismo clásico en ejecutivo, legislativo y judicial apenas va quedando como una concepción idealista del poder, alejada de una realidad cada vez más cruda donde bajo el modelo neoliberal, se manifiestan tres poderes: el económico, el político y el de la sociedad civil.
El poder económico, cada vez más monopolizado por el capital financiero bajo una gran concentración, instrumenta el poder político en un proceso de sometimiento y disgregación de la sociedad civil".
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"Ada Colau, actualmente portavoz de la PAH de Barcelona y una de sus fundadoras, acaba de publicar el libro "Vidas hipotecadas", en el cual analiza el problema de la vivienda y la historia del movimiento. Ya a la venta en catalán, la versión en castellano estará disponible a partir del próximo mes de junio.
-La PAH comenzó a ser conocida a partir de mayo del año pasado, gracias al 15-M, pero, ¿cómo nace la organización?
-La plataforma surgió en Barcelona hace mas de 3 años, a finales de 2009, y la fundamos gente que veníamos de movimientos como ‘V de Vivienda'. En seguida intentamos visibilizar el tema de la deuda hipotecaria y el de los desalojos. En un principio nos centramos en la dación en pago porque el proceso de ejecución hipotecaria, con la saturación que hay en los juzgados, tarda entre uno y dos años, por lo que lo primero fue las ejecuciones hipotecarias. Cuando comenzaron a llegar los desalojos arrancamos con la campaña 'Stop Desahucios', en noviembre de 2010. Esa campaña paró el primer desalojo, que grabamos en vídeo, el cual empezó a circular mucho por la red.
-Y eso hizo que las iniciativas se extendieran...
-Sí, ahora parece normal parar desalojos, pero para gente que no está politizada es muy complicado dar el paso y salir públicamente a contar su problema, con el añadido del fuerte estigma social que supone el desahucio en una sociedad individualista, donde todo el mundo sufre sus penas en soledad y escondido. Salir y decirlo no es fácil. Necesitábamos un imaginario para que la gente se lanzase a dar el paso, y por eso grabamos el primer desalojo.
-¿Y qué supuso la aparición del 15-M?
-Con la llegada del 15-M, se disparó aún más este imaginario. Vino a decir que juntos podemos cambiar las cosas, no tienes por qué sufrir en soledad tus problemas, no es una vergüenza lo que te está pasando. Fue tan importante el imaginario como la red de solidaridad. El 15-M pasó a movilizar a miles de personas. El 15-M amplificó la lucha y cuanto más se extiende una lucha más se legitima.Las asambleas de barrio en este tema son vitales. Puntualmente nos podemos desplazar para parar un desahucio, pero como es una cosa tan dramáticamente cotidiana, las redes tienen que ser lo más próximas posible, para que esto funcione de forma estable y sostenible. El 15-M ha sido clave en este sentido".
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El catedrático Ramón Cotarelo enmarca: "Para los colectivos más radicales la crisis no es una crisis sino una estafa. Tiene toda la pinta, desde luego porque, si no está muy claro cómo se desencadenó en concreto, debido a qué decisiones y  de quiénes, sí  lo está, pues no lo ocultan, a quiénes ha beneficiado y sigue beneficiando: a los famosos fondos de riesgo, a los financieros, a los especuladores, a los bancos rescatados con dinero público, a los ejecutivos de las grandes empresas a quienes estas compensan por su incompetencia con primas millonarias. En definitiva, a quienes la han provocado. Es razonable pensar que lo hicieran a propósito, como una estafa, y es lamentable comprobar que ningún país dispone de posibilidades de poner fin a estos comportamientos o de castigarlos. Los mercados son el terreno de la ley del más fuerte y la ideología económica dominante, pagada en sus centros de fabricación por esos mismos beneficiados, pretende que siga siendo así. Y así seguirá siendo mientras los poderes políticos también obedezcan los dictados de quienes se lucran con tan injusto desbarajuste".
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