jueves, 22 de diciembre de 2011
Estocolmo siempre estuvo cerca
Parecía un secuestro: el de un grupo económico fuerte y amigos influyentes que podían manejar a partidos políticos insignificantes y políticos sin agenda propia que sólo buscaban visibilidad pública, además de ser especialistas en defender los intereses de élites que van en contra del bien común. Si así era, creíamos que el secuestro había terminado el 23O, luego de un primer intento el 14A. Y efectivamente hubo una liberación, por inutilidad primero y luego por no haber brindado correctamente los servicios prometidos, además de la exposición que sufrieron ante la sociedad (tanto los secuestradores como los secuestrados). Ese alejamiento terminó ayer cuando Joaco los apretó en público y los mandó a volver a las mismas cosas que los llevaron a quedar a más de 40 puntos de distancia (algunos, 52) de CFK en una clara censura social a sus métodos y procederes. Pero el síndrome de Estocolmo es más fuerte, y presurosos y obedientes respondieron al llamado del amo para reponer la obra de los defensores de las libertades, las instituciones y todas esas cosas que ellos dicen. Si hasta a la OEA volverán, luego de aquel intento de Lilita de golpear los portones de las embajadas. Lo que sorprende es la fruición de algunos de inmolarse aún tomando partido por uno de los particulares partícipes de una disputa por porciones del mercado de televisión por cable. Es decir, en la discusión de la Ley de Medios, estos personajes defendían a todos los medios concentrados. Ahora que hay una división entre estos, toman partido por lo que parece ser su amo exclusivo: Clarín. ¿Cómo van a explicar que no defienden los intereses que reclaman Vila-Manzano-De Narváez? Si inclsuive con el Colo compartieron tantas jornadas de ese proceder servil. Raro. No tanto como que estos representantes de Clarín en el Congreso le incien juicio político al juez que osó llevar a cabo la separación de Cablevisión-Multicanal (si hasta hace poco intervenía en la causa la misma jueza que le regaló una de las primeras cautelares que benefició a Clarín en detrimento de la Ley de Medios). ¡Si los habremos escuchado a estos mismos personajes criticar a NK por haber autorizado la fusión de las dos empresas y ponerla como ejemplo de la amistad que el gobierno mantenía con Clarín hasta antes del levantamiento de las patronales del Campo en 2008! Su desfachatez para ratificarle a la sociedad que son defensores a ultranza de los intereses de empresas aunque estos afecten el bien común es tan grande que no tienen dramas de reunirse en el Congreso con Jorge Rendo, el operador político de Clarín, acusado tantas de veces de andar repartiendo cheques a diestra y siniestra por los despachos de los diputados y senadores adictos a la causa clarinista. Por ahí en el caso de Patricia Bullrich se puede entender este accionar por su escasa representatitvidad y marginalidad política (fue organizadora del cónclve con los patrones), o de Pinedo y el rabino que son de un partido vecinal, o del Gil y el Milico que representa a un partido centenerio en extinción... Bah, se entienden en el caso de todos. Se comprende. Una duda: ¿cuál es la cura del síndrome de Estocolmo? Seguramente no lo que fue A Dos Voces anoche (con Bodnelli pidiéndolde indicaciones a Kirchsbaum, mientras Nelson Castro aclaraba que ellos no reciben órdenes de Magnetto), mostrando sólo una campana y llevando al gerente de Cablevisión a apretar a sus clientes en cámara para que se levanten en contra de esta medida judicial y tomen partido por uno de los dos monopolios. Esos procederes pueden funcionar con sus tercerizados legislativos. No con cada vez más gente, que día a día ve azorada cómo medios de comunicación se han convertido en simples difusores corporativos de diatrivas en defensa de los negocios mal conseguidos. El servicio de brindar información veraz hace rato que desapareció de la función y el rol de estas empresas paraperiodísticas.
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