Ya no es sorpresa: defenderse con aquello que fue violado para violar a su competencia duante 35 años. Aquello que poco protegió cuando el país se desangraba bajo el yugo de los amigos dictatoriales. Ya no es sorpresa porque inclusive pareciera que prefiere jugar con los recursos de show a lo Tinelli en medio de su debacle como regidor del sentido común de los argentinos (hacer una tapa que causa gracia). Si hasta se le pudiera negar que sea la última bala al mirarle la cebita mojada en lo que ha sido reducido cuando apenas se le tiró encima leyes de democratización del campo comunicacional: la Ley de Medios y la Ley de Declaración del papel para diario como insumo de interés público (que redunda en que Clarín y La Nación no se lo cobren más caro a sus competidores de todo el país). Apenas eso. Casi que no vale analizar las previsibles plumas obligadas, coaccionadas (¿sí?) a escribir en favor de sus patrones cercados por caída de negocios centrales, de un dúo cimentado en la deslealtad ante su comeptencia y la defensa de la Dictadura feroz que le regaló su principal motor financiero. Pero el ejercicio siempre es válido para desmoronar eso que muere con la credibilidad de Clarín y Cía: la falacia de la independencia periodística y la objetividad profesional, avance cultural todavía no dimensionado apropiadamente y que oficiará como signo de estos tiempos ante la Historia. La amenaza de judicialización sólo es rastro del manotazo del ahogado que también iba a inundar con juicios al Estado argentino (vos y yo) cuando perdió otro de sus negocios fabulosos (el fútbol codificado) con el cual extorsionó, durante años, a los canales de cables del interior para luego comprarlos a precio vil.
Editorial La Nación: "Al propósito disciplinador sobre la prensa que cumple la distribución de la publicidad oficial, se sumaría el arbitrario reparto del papel para diarios que podría llevar a cabo el Gobierno si se aprueba la ley que determinará el avance del Estado sobre Papel Prensa y se consolida un intervencionismo en el comercio exterior que dejaría el otorgamiento de los permisos para importar papel en manos de funcionarios que podrían premiar a algunos medios en desmedro de otros distantes del fanatismo oficialista".
Editorial Clarín: "El Gobierno parece resuelto a traspasar la línea que separa el respeto por la legalidad democrática de su utilización abusiva, en la edificación de un aparato de poder coercitivo y control social y económico al servicio de sus propósitos políticos.
De aprobar el Senado este proyecto viciado de inconstitucionalidad, serán los jueces quienes tengan la última palabra. Pero una parte importante del daño se habrá consumado al introducir el Gobierno un nuevo factor de distorsión en la vigencia plena de las libertades y derechos básicos de los argentinos.
Joaquín Morales Solá: "Hay vencedores y vencidos. El texto del proyecto que dispone la eventual confiscación de Papel Prensa y la algarabía de los diputados oficialistas en la noche de la votación tuvieron los trazos de una victoria de barrabravas. El problema de la democracia argentina es que los vencidos no son sólo La Nación y Clarín, como coreó el kirchnerismo, sino también, fundamentalmente, la libertad de prensa. Un gobierno que controlará la producción nacional de papel para diarios y también las cuotas de importación, según el texto aprobado, se quedará con el dominio absoluto del insumo imprescindible de toda la prensa gráfica y, por lo tanto, de su libertad.
Un dejo de resentimiento, un reflejo siempre vengativo y mucho rencor acumulado guían los pasos de esos legisladores. Cristina Kirchner ha depositado gran parte del poder fáctico del Estado en manos del ala más fanática del kirchnerismo".
Luis Alberto Romero (para Clarín): "La táctica de este gobierno –nos ha enseñado Laclau– no consiste en enfrentar enemigos reales sino en crearlos. Un buen enemigo alinea a la tropa y justifica la tropelía. Las víctimas somos los ciudadanos. La libertad de prensa, que también es la libertad de los grandes medios, estará más amenazada.
Ya tenemos una cadena oficial y oficiosa digna de los tiempos de Apold. Ya tenemos periodistas intimidados. Ya tenemos esas prácticas extendiéndose hacia otros territorios.
¿Quién podrá protegernos? Necesitamos con urgencia nuevas organizaciones de derechos humanos".
Mariano Grondona: "Al pretender ahora, con la nueva ley que envió al Congreso, que la provisión del papel pase al control del Estado, ¿no podría estar franqueando Cristina el paso del "autoritarismo" al "totalitarismo"? Esta es la inquietante pregunta que hoy se plantea en la fase de la "euforia", que tienta a Cristina desde el día de su contundente victoria electoral".
Ricardo Gil Lavedra (radical, para Clarín):"Ello no significa, desde luego, que las empresas editoras estén exentas de las obligaciones generales, como las de naturaleza ambiental, pero tiñe de una fuerte sospecha de inconstitucionalidad cualquier regulación susceptible de restringir indirectamente actividades que posibilitan esa libertad. En este caso, a esa sospecha se le agregan elementos de convicción contundentes, como la abierta hostilidad del gobierno hacia los grupos editores que integran Papel Prensa. La iniciativa no supera el más elemental test de constitucionalidad . La justicia deberá reponer la legalidad conculcada".
Jorge Lanata (para Clarín y La Nación, desde Perfil): "Sé lo que es, como editor, comprar papel a “precio abierto” en épocas de hiperinflación: o sea, endeudarte sin saber el monto, pero estar obligado a vender el diario al día siguiente. Sé lo que significaba comprar papel a 100 la tonelada cuando Clarín lo compraba a 50, y sólo tenía stock para sus amigos.
Pero también sé que es lo que el Congreso se apura a aprobar ahora levantando la mano como un sonámbulo: es una venganza que pone a prueba el sistema de justicia y que no hará sino cambiar un mal orden de cosas por otro orden injusto, quizá peor que el anterior.
Papel Prensa fue una empresa irregular inaugurada durante una dictadura. Su solución no puede ser la del papel en manos de funcionarios discrecionales en una democracia de baja intensidad".
Julio Bárbaro (peronólogo oficial, para Clarín): "Estaba frente a la imagen de Moyano en un canal de noticias y de pronto la Presidenta ocupó la pantalla. Una trasmisión en cadena me obligaba a una oratoria que no había elegido. Ese Estado comete el error que dice combatir".
Y por supuesto no faltaron los constitucionalistas de verdad, de siempre (presentados como "los especialistas", como siempre, bah), recogidos por la crónica del cumplidor Alfie: “El artículo 32 de la Constitución Nacional impide que se dicten leyes que restrinjan la libertad de imprenta o que impongan la jurisdicción federal ”, sostuvo el especialista Daniel Sabsay. Y Gregorio Badeni agregó, que eso “ abarca a los insumos necesarios para imprimir un diario, así que es clarísimo que esta ley restringe ese derecho para poder ejercer la libertad de prensa en forma gráfica”.
Ambos constitucionalistas explicaron que ese derecho se complementa con el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica, que es uno de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional. Allí se plantea que está prohibido “restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos”, como el abuso de controles en el “papel para periódicos”".
domingo, 18 de diciembre de 2011
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1 comentarios:
Cómo se atreven?!!!
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