Mientras jugaba con su voto (no quiso adelantarlo. Dato: su ahora enemiga, la Lila, va a votar en contra porque son todos chorros. A pesar de estar de acuerdo con que YPF sea controlada por el Estado, obvio. Pero siempre encuentra algo para votar en contra de lo que está a favor) y repetía que "hay que recuperar la soberanía", a la Pato se le ocurrió elogiar el accionar del ex presidente argentino Arturo Frondizi en relación al tema YPF (ayer el profe Romero El Malo lo igualaba a Yrigoyen y Perón, en La Nación, claro). "Hay que hacer lo que hizo Frondizi", tiró como quien no quiere la cosa. Ahí nomás, Gustavo Calleja, ex subsecretario de Energía alfonsinista, que se encontraba a su derecha (je), le saltó: "Frondizi tendría que haber ido preso por lo que hizo". Todo, en Palabras +, Palabras -, con Ernestino y Zloto (TN), programa que cuenta con el auspicio del Grupo Petersen, como Joaco, en su Desde el Llano, posee el de YPF.
Pero hagamos un poco de historia con Felipe Pigna: "A poco de asumir y contrariando las ideas expresadas en su libro Petróleo y Política,
Frondizi firmó contratos con firmas petroleras extranjeras que
autorizaban a las empresas a introducir todo el material que
considerasen necesario para la explotación petrolera sin pagar
impuestos. La carga impositiva sería abonada por YPF (Yacimientos
Petrolíferos Fiscales), y el reintegro de las inversiones y las
ganancias de las empresas podrían ser girados al exterior con absoluta
libertad. YPF, por su parte, se comprometía a comprar todo el petróleo
que extrajeran estas empresas. Si bien se triplicó la producción
petrolera, no se logró equilibrar la balanza de pagos ni la comercial,
porque el convenio aumentó notablemente el déficit.
A comienzos de 1959, mientras Fidel Castro y el Che Guevara
entraban triunfantes en La Habana, Frondizi iniciaba un viaje a los
Estados Unidos donde expuso sus ideas desarrollistas. Frondizi
planteaba que no podía retornarse al país de los granos y las vacas. La
salida estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo,
siderurgia, maquinarias. Esto permitiría abastecer a la industria
liviana y liberaría recursos que antes se destinaban a importar.
Además, la producción agropecuaria también se beneficiaría, con la
abundancia de energía, maquinaria, combustibles y productos químicos que
posibilitarían su tecnificación y modernización. En realidad, el
desarrollismo encajaba en los planes de expansión e inversión de las
grandes compañías extranjeras ya que éstas, a partir de la Segunda
Guerra Mundial, notaron que una gran cantidad de países
subdesarrollados tenían incipientes industrias con sistemas aduaneros
que las protegían. La manera más inteligente de aprovechar esos
mercados era controlarlos desde adentro. De esta forma, la inversión en
industrias manufactureras radicadas en estos países creció notablemente
a partir de mediados de la década del ’50. Las casas matrices de estas
empresas se beneficiaron además de las utilidades con el pago de
regalías y las exenciones impositivas que acompañaban las radicaciones".
jueves, 19 de abril de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario