lunes, 2 de abril de 2012

La Derecha Internacional y Malvinas


El País (España): "Nunca he entendido del todo por qué los argentinos jamás han reconocido la enorme deuda que tienen con Margaret Thatcher. Tendrá que llegar el día en el que algún representante del Gobierno argentino demuestre la inteligencia, la madurez y la cortesía necesarias para darle las gracias. 
Si Margaret Thatcher se hubiera quedado con los brazos cruzados ante la ocupación de las Malvinas hace casi exactamente 30 años, los nazis argentinos (los más nazis, sin duda, de los muchos regímenes militares en aquellos tiempos en el poder en América Latina) se habrían consolidado en el poder. Seguramente hubieran torturado y matado a más personas. La pena es que antes de caer tuvieran que cargarse las vidas de casi mil soldados argentinos y británicos, entre ellos más de 300 reclutas argentinos en el torpedeado crucero General Belgrano: todos ellos, que nadie lo dude, las últimas víctimas de la Junta Militar argentina. Los 255 soldados británicos que cayeron nunca lo llegaron a saber, pero el fin más noble por el que dieron sus vidas fue que los hijos de puta más aborrecibles de la historia argentina del siglo XX se fueron de una vez y por todas, como dicen por allá, a la puta que los parió. Un pequeño aplauso para la señora Thatcher, que nunca hizo por su propio país —ni de lejos— lo que hizo por Argentina, no estaría de más".
Álvaro Vargas Llosa: "Una cosa es lo que sucede en diplomacia en tiempos de paz y otra la que prevalece en tiempos de guerra. En el terrorífico caso de que se llegara a un conflicto bélico en las Malvinas, ¿se mantendría este consenso sudamericano? ¿O veríamos fisuras expresadas a través de iniciativas de paz neutrales, políticas de vista gorda o tomas de distancia abiertas con Buenos Aires por parte de algunos países? Yo sospecho que lo segundo, pero pondría las manos al fuego para sostener que ese conflicto no ocurrirá en el corto o mediano plazo. No existe ninguna posibilidad de que Cristina Kirchner, que es inteligente y sabe exactamente hasta dónde puede tomar riesgos para su permanencia en el poder, cometa el suicidio de invadir las Malvinas. Por otro lado, los recortes en materia de Defensa del Reino Unido y la crisis económica que sigue viviendo ese país no sugieren que hay un apetito voraz por provocar una costosa conflagración".
El Nuevo Herald (Oppenheimer): "Ahora, el gobierno populista de Fernández de Kirchner, ante un creciente descontento público por las altas tasas de inflación y una desaceleración económica, y ante noticias del descubrimiento de grandes yacimientos de petroleo alrededor de la islas, esta volviendo a poner a las Malvinas en el candelero.
En vez de asustar a los kelpers con amenazas constantes, Argentina debería intentar seducirlos. Debería ofrecerles vuelos gratuitos para emergencias médicas, envíos gratuitos de lo que haga falta en las islas, e intercambios culturales y deportivos.
Considerando el antagonismo de los isleños hacia las autoridades argentinas, borrar las cicatrices llevará tiempo, y no será fácil. Pero la actual política del gobierno argentino está más diseñada para ganar el aplauso fácil en casa que para lograr la recuperación de las islas, y va en contra de los propios intereses argentinos".
La Voz de Galicia: "Los argentinos viven más preocupados de sus problemas personales que del trigésimo aniversario de la guerra de las islas Malvinas, cuestión que sí se ha convertido en una de las prioridades en la agenda de la presidenta Cristina Fernández, aunque solo desde hace cinco meses.
A la presidenta, cuya popularidad se resiente por la situación económica y los errores de Gobierno, le interesa ahora agitar la conciencia nacionalista, pese a llevar en la Casa Rosada desde el 2003, cuando Néstor Kirchner llegó al poder. Sus declaraciones provocadoras han ido subiendo de tono y cosechado taxativas respuestas del Gobierno de David Cameron. Pero a los argentinos les preocupan más las trabas a las importaciones, la escasez de medicinas y combustible, la inflación, el aumento de precios y la incertidumbre del rumbo del Gobierno en materia económica".
El País (Uruguay): "La guerra de las Malvinas, de cuyo inicio se cumplen 30 años, fue un extraño conflicto librado cerca del fin del mundo entre dos estados alineados en el mismo bando en plena Guerra Fría, aunque uno de ellos, una potencia colonial en decadencia, tenía un gobierno democrático y el otro, un país sudamericano turbulento, se hallaba bajo una dictadura vesánica. Significó una rápida victoria militar de Gran Bretaña sobre Argentina pese al enorme desafío logístico, provocó 903 muertos, sirvió de banco de pruebas para algunos aspectos de la guerra moderna, en particular en cuestiones electrónicas, y demostró que, a la hora de pelear, el patriotismo no suele ser una fuerza suficiente contra el profesionalismo y la determinación.
El contralmirante John "Sandy" Woodward, luego almirante, quien comandó la fuerza de tareas naval británica (Task Force) durante esa guerra, resumió en sus memorias: "Siempre me sorprenden las emociones que las Malvinas pueden producir en el pecho de un argentino. Para nosotros aquella campaña era un trabajo duro y exigente realizado en nombre del gobierno. Para ellos, fue algo parecido a una guerra santa".
La guerra de las Malvinas o Falklands, fue todo eso y mucho más: el preámbulo del derrumbe de la dictadura argentina, porque los militares pueden tolerarlo casi todo menos ser humillados en el campo de batalla, y la consolidación del gobierno conservador de Margaret Thatcher, que cobró fuerza suficiente para desmontar en los años siguientes el estatismo y corporativismo imperante en su país y transformarlo de manera radical".
El Universal (México): "Aquel despropósito colectivo que fue Malvinas hace 30 años permitió, como bien lo recuerda Beatriz Sarlo, el regreso del país al sendero de la democracia. Una democracia que, amén de los distintos relatos, los argentinos en tanto sociedad no lucharon por reconquistarla a lo largo de siete años de dictadura.
Una democracia que, en el mejor de los casos, se le debía a los más de 700 argentinos que dejaron sus vidas en las islas o en el mar y a los ex combatientes que volvieron y a los que el país les dio la espalda. Hoy, ellos siguen allí, peleando porque su sacrificio no resulte en vano".
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