Mientras Fonte sigue su búsqueda para explicar(se) lo inesperado a partir de dar(se) a entender que la clase media argentina que ahora votó por CFK es pro-fascista como la alemana y la italiana de mitad de siglo pasado (y para eso recurre a Germani y toda su parafernalia descalificadora de los movimientos populares latinoamericanos de ¡¡¡hace 60 años atrás!!! Impensado en Fonte, ¿no?, tan quejoso de cuando se acude al pasado...) y Marianito sale a defender a sus camaradas injustamente encarcelados por delitos de lesa humanidad (para colmo que no le dan las comodidades de sus domicilios, agua caliente y bolsita caliente para dormir), Blanck se la agarra con Amado Boudou y lo equipara con... chachan chachan... ¡¡¡Astiz!!! Pero aclara, eh: "Hay una diferenciación obvia, fundamental, que debe puntualizarse sin más demora. Astiz es un símbolo de la represión ilegal, el hombre que se infiltró en las primeras Madres de Plaza de Mayo para identificarlas y desaparecerlas, como hizo también con las dos monjas francesas; un asesino juzgado por los crímenes cometidos durante la última dictadura militar. Boudou, en cambio, es un novel político de la democracia, sometido hoy a la libre decisión electoral de los ciudadanos, más allá de la portación y ejercicio de los rasgos autoritarios y excluyentes propios de la fuerza que integra, y de su parábola personal que va de la formación económica en las usinas del liberalismo más ortodoxo hasta su presente travestido en nacional y popular porque es la moda predominante".
La flamante descomedida comparación para estigmatizar todo lo que sea K se produce luego de que el candidato a vice de la Presidenta dijera en un acto en Santa Rosa (La Pampa): "Queremos decirles a los profetas del odio y del fracaso, a los que nos escriben desde las páginas de Clarín y de La Nación, queremos decirles con nombre y apellido, al señor Morales Solá, al señor Mariano Grondona, a Van der Kooy, a Julio Blanck y al jefe de todos ellos, el señor Magnetto, que el pueblo no les cree y que el pueblo se cansó".
¡Imagínense cómo las puso! Leuco Metralleta destila: "¿La casi suma del poder público le dará a Cristina seguridad para avanzar en un camino más republicano o aprovechará para profundizar el autoritarismo? Por ahora, hay señales en ambos sentidos. Desde las intenciones de iniciar un nuevo romance con los chacareros hasta las agresiones obsesivas al periodismo de una patota mediática a sueldo del Estado, cuya jefatura sobreactúa el ambicioso Amado Boudou. En la columna de los gestos prepotentes, típicos de partido hegemónico, casi monopólico (para bromear con el lenguaje oficial), hay que anotar que a Mauricio Macri lo siguen ninguneando institucionalmente".
La Viau aporta su cuota de exageración para revitalizar la victimización de los que escribieron composiciones totalmente desacreditadas nada más ni nada menos que por el voto popular: "Dispuesto a eliminar de raíz cualquier obstáculo que se interponga en su camino, el cristinismo ha decretado que el peligro se encarna en los medios y en el conflicto social. Contra ellos ha vuelto a embestir esta semana. El ministro de Economía Amado Boudou insultó desde La Pampa a un puñado de columnistas con una virulencia verbal que registra pocos antecedentes. Como suele suceder, a ella le siguió, en Mendoza, la violencia física de sus custodios sobre una cronista y un camarógrafo de televisión, al que le destruyeron su herramienta de trabajo".
Sin nombrar a Hitler (gran esfuerzo), Viau hace otra vueltereta discursiva para decir que la mayoría que votó por CFK es una minoría que abusa de su elitismo en contra de la mayoría que no la votó... En serio. No sé de qué se ríen. Es más, le da el cuero para, al final, emparentar a CFK con ridícula y costurerita. Tomá pa' vo'.
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