Luego de que ayer Lilita volviera a asomar la cabeza, su ex compañera de bancada y fechorías ahora la critica mediante una columna en La Nación (algunos comentaristas forajidos -Fer Iglesias dixit- del sitio arriesgan que ahora sólo resta esperar la de John Lender en Clarín) que, disimulada detrás del supuesto noble objetivo de evitar un partido único en Argentina, esconde su nueva adquisión partidista: ya estuvo en el peronismo, luego en el radicalismo, ahora fuga(ría) hacia el PRO, según muchos analistas, el único "partido" que podrá disputarle poder al kirchnerismo en 2015.
Entonces, la Bullrich despotrica contra los personalismos y los partidos débiles que no saben cómo disputar el poder real: "Durante años el intento fue oxigenar al bipartidismo para que éste no se constituyese en un sistema cerrado y blindado que permitiese a ambos partidos generar un modelo de distribución corporativa y poco transparente del poder. Así nacieron los terceros partidos que resultaron ser estrellas fugaces, en poco tiempo, nacieron, se convirtieron en un boom, en una moda y terminaron su recorrido sin pena ni gloria. Partidos ideológicos, partidos personales, partidos de coyunturas históricas, no importó tanto la razón de su nacimiento sino la realidad de un final que demuestra que "el tercer partido" no ha logrado que sus semillas, variadas y múltiples, se estabilicen, crezcan y así poder cosechar lo que un partido debe cosechar, los votos necesarios para convertirse en una alternativa de gobierno".
Luego comienza a ahondar en las directas referencias al fracaso de la Coalición Cívica: "Proliferan los terceros partidos en "plural" " que suben y bajan con el sucederse de las elecciones; partidos que se astillan; que desperdician buenos dirigentes, y que no superan el trauma del nacimiento, partidos que no se institucionalizan y como sólo viven alrededor de sus líderes, no sobreviven a sus derrotas".
Para terminar con su propuesta para el PRO: "Es el momento por lo tanto de animarnos a realizar una revolución copernicana en la vida política argentina y construir el segundo partido, un partido potente, institucionalizado, despersonalizado, que deberá tener un equipaje de ideas y principios claros, que se diferencien del modelo de poder actual.
Se deberán construir un sistema de reglas de juego respetadas por todos sus integrantes que permitan tomar decisiones, definir modalidades de selección de candidatos y fijar líneas de acción consensuadas y valores y conductas éticas compartidas. Este espacio común de reglas compartidas debería facilitar, en un cierto período de tiempo, una fusión de todos los minipartidos en un solo -es, decir el segundo- partido".
Este intento de la Pato de legitimar su futura nueva transfugueada sólo tiene un obstáculo que salvar: que la gente la vote el 23O para así ser reelecta como diputada nacional por CABA. Luego, desde ahí, pegará su nueva borocoteada (si hubiera partido único no podría con su patología transpartidista), en un contexto que el asesor de Margarita pinta como desértico para el Grupo A(hhh): "El período que se abrirá el 23 de octubre puede combinar, así, un cuadro político ideal con una encerrona económica difícil de manejar. La política estará signada seguramente por una legitimación plebiscitaria del poder presidencial, mayorías legislativas oficialistas y una dispersión opositora difícil de restañar. A lo que se sumará la marcada independencia del vértice oficial respecto de poderes sectoriales y líderes locales de su propia coalición y la deslegitimación de los medios de prensa no subordinados".
Poco duró aquella etapa en la que la Oposición se iba a hacer cargo del país luego de su "triunfo" en 2009: su impotencia estructural, sumado a su respuesta solamente a intereses corporativos los ha llevado a la desaparición y/o implosión post octubre. La Pato huye hacia adelante, mientras Lilita se queda con sus ideas, sola (pero con Alfonso, según Artemio).
martes, 4 de octubre de 2011
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