Mientras Timerman ataja lobbies en contra y mete la llamada de Obama (Clarín concede cual bandera blanca al viento: el Colorado escribe una columna medida y analítica que por primera vez en mucho tiempo deja un trazo para retomar y proseguir el debate -"Por la particular relación que tiene en el peronismo el (la) líder con su pueblo, la institucionalidad adquiere una dimensión práctica y subjetiva menor. Lo principal es el vínculo directo y no las superestructuras intermediarias. Por eso, el peronismo tiene fronteras flexibles : ¿cuándo se está fuera o se está adentro del movimiento? Ese fenómeno explica que la hegemonía sea vista como virtud más que como defecto"- y van der Kooy repite y amplifica la reunión bilateral -"Washington no pasa por alto que el peso político del Cono Sur recae, como siempre, en Brasil y la Argentina. Y que dos mujeres, Dilma Rousseff y ahora Cristina, tienen aún un largo camino por recorrer con el timón de sus países. Existe entre esas mandatarias, también, una buena química. Ambas poseen además una popularidad que a Obama ahora le escasea"), La Nación, siempre serivcial, enmarca la reunión dentro de la agenda estadounidense, es decir, de la embajada para la cual opera every day. "Cada uno de ellos tiene razones particulares para sentarse a negociar y mejorar los vínculos. La Argentina necesita de EE.UU. para llevar adelante las negociaciones por su deuda con el Club de París y Washington reclama de Buenos Aires una colaboración más directa en su lucha contra el terrorismo y la penetración de Irán en América latina. También exige el cumplimiento de los fallos favorables a empresas en el Ciadi", redacta el parte Dinatale, que llega, obvio, hasta Irán y sus "ataques terroristas" futuros.
Joaco se encarga de justificar la posición norteamericana de estos años: "El pedido de reunión bilateral por parte de Obama no es poca cosa, sobre todo porque Cristina Kirchner nunca pudo reunirse a solas con el actual jefe de la Casa Blanca en casi tres años compartidos de poder. El clásico discurso público de la mandataria argentina, a veces crispante, otras veces beligerante, contribuyó a esas distancias entre ella y Obama". Claro, culpa de Argentina, más vale. Y por supuesto, no lo convence el tono conciliador de CFK y usa el festejo de un funcionario y un tweet (en serio, en serio) para aseverar que el kirchnerismo es violento (usa hasta la palabra "barrabravas") y crispado y todo eso.
miércoles, 26 de octubre de 2011
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