Con ganas de borrar el gran triunfo de CFK y la alegría reinante en amplios sectores sociales, en una semana llena de logros kirchenristas (juicio de la ESMA, retiros de dirigentes opositores, desaveniencias entre los que todavía quieren quedarse), Clarín vuelve a instalar, con varias tapas, la sensación de incertidumbre que conecta con el que todo va a estallar mañana. Ahora es a partir de una devaluación fulminante que vendría a darse en los próximos días, tal como me comentó una compañera de trabajo, experta ella en desprecios hacia la clase social a la cual pertenece y en escucha servil de la ama que le indica qué hacer de su vida.
Entonces, recorrer los titulares de la edición de hoy de Clarín es volver a las mejores épocas del discurso mediático-opositor de que el país no tiene rumbo y la construcción de climas correspondientes que aseguran que la gente está triste, apesadumbrada, violenta y sin esperanza, propia del período pre-Bicentenario, cuando hasta los locutores de tránsito de TN pedían por favor que no vayan a lo que terminó siendo un rompimiento espiritual de grandes porciones de la sociedad argentina de ese yugo diario que tenían que sufrir a través de los medios indepndientes.
En ese entonces, los empleados del Grupo trataron de quebrar el sistema previsional a partir de sancionar el 82% móvil para los jubilados pero con un detalle: sin financiamiento (cosa que facilitó el obvio veto presidencial). Es decir, intentaron quebrar el sistema actual de reparto estatal, al cual habían votado en contra en dos ocasiones: cuando se reestatizaron las AFJPs y cuando se aprobó la ley de Movilidad Jubilatoria, que permite dos aumentos por año. Aún así, nada les importó en términos de coherencia ante la gente y emprendieron una movida con la sola intención de erodar la performance del gobierno en ese sector poblacional. Y como buenos representantes de intereses concentrados, escondieron en el último artículo (el famoso número 12) otra de sus verdaderas intenciones: devolverle a Clarín -a precio irrisorio-, entre otros, las acciones que posee la ANSES de dicha empresa, ya que aquella las tenía en las AFJPs, con las cuales estafó a los jubilados argentinos vendiéndole acciones a 30 pesos, que a la semana pasaron a costar menos de 10.
¿Qué mejor que reflotar esa iniciativa ahora, cuando el gobierno está necesitado de dólares, ya que se le van un montón diariamente? Aquí va la propuesta del monopolio de Ernestina y Magnetto, a través de la pluma de Bidegaray (en franca pelea por el Empleado del Mes con Alfie): "En las empresas se entusiasmaron con otra idea que se comenta. Y es que la ANSES venda la participación accionaria que posee en las compañías, y que heredó de la estatización de las AFJP. Con esa desinversión, el Gobierno tendría otra fuente de dinero fresco".
Todo por supuesto rociado con amenazas de devaluaciones, ajuste y nuevas apropiaciones (aunque sea de una "caja" que tanto han criticado durante años y años como es la de las obras sociales de los gremios). Todo sirve para reinstalar el clima que parece que muchos argentinos prefiere para su vida diaria: el de la inquietud permanetne de que todo está mal y que va a ir peor. Y si en ese trajín, puede sacar una ventaja mínima, incentivado por sus amos, mejor. Ya conocemos quiénes son. No alcanza nunca tanta dedicación para explicarles.
domingo, 30 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario