sábado, 1 de octubre de 2011

El Premio Nobel de la Paz ahora asesina a sus propios ciudadanos

Como si no le bastara con ejecutar diariamente a civiles inocentes en varios puntos del planeta (Libia, Afganistán, Irak, Pakistán, varios países de África, Colombia), ahora Estados Unidos ha comenzado la era del terrorismo de Estado que tanto ideó, apoyó, financió y legitimó para América del Sur en los años 70's.
Hasta ayer se conocía la información de que Obama festejaba, ante las cámaras del mundo, haber asesinado a un ciudadano -sin derecho a juicio-, acusándolo de integrar la famosa red "terrorista" Al Qaeda, pecado que habilita a toda tropería extra judicial desde que Bush adoptara la funcional doctrina de los ataques preventivos (luego de recortar libertades civiles mediante el Acta Patriota -todavía vigente en la era Obama-), por la cual el mayor ejército que haya conocido la Humanidad tiene derecho de accionar contra otro actor en cualquier parte del mundo si cree que sus intereses están amenazados, antes que éste haya hecho nada.
Pero ahora la cosa es más grave. Los asesinados por un avión no tripulado (drone) son ciudadanos norteamericanos (Al Awlaki, y otro ciudadano norteamericano, de origen paquistaní, llamado Samir Khan). Es decir, el Estado, que debe velar por su seguridad (y en nombre de ella decenas de funcionarios -desde el Presidente hasta el vocero de la Casa Blanca- han justificado guerras ilegales, invasiones sangrientas, sanciones arbitrarias, asesinatos en masa) ahora los mata, además de vedarle la posibilidad de defenderse de las acusaciones en un juicio justo, como marca la ley de cualquier país más o menos estructurado alredededor del Estado de Derecho.
"Los drones, dicen los críticos, hacen que la guerra sea demasiado fácil. Si un presidente no tiene que preocuparse por “arriesgar” a nuestra juventud, se hace mucho más fácil iniciar una guerra. El Congreso puede perder el control.
La información sobre la localización de un “militante” puede o no ser exacta. El año pasado, el funcionario de la ONU responsable del rastreo de ejecuciones extrajudiciales cuestionó los asesinatos de los drones como ejecuciones arbitrarias. Cuando ocurre un ataque de drone, los funcionarios estadounidenses afirman usualmente que los muertos eran “militantes”, mientras que los funcionarios locales afirman a menudo que los muertos eran civiles.
Matar con drones significa matar sin proceso. Pero volviendo a los años sesenta, EE.UU. ha firmado tratados de derechos humanos que ilegalizan las muertes arbitrarias. Los asesinatos de drones eluden esas salvaguardas. Ninguna acusación. Ni juez ni jurado. Tampoco defensa.
Pero, dice el gobierno de Obama, en la guerra se puede matar sin proceso. Los asesinatos de drones se basan en que los “militantes” son participantes en la “guerra contra el terror”, a pesar de que Obama evita ese término de la era de Bush.
Si algún otro país enviara aviones sin piloto sobre Nebraska para disparar y matar personas a las que considera amenazas, la ciudadanía de Nebraska no estaría demasiado contenta. La reacción más fuerte contra nuestros ataques de drones ha tenido lugar en Pakistán, donde los drones se consideran un arma terrorista. Los residentes de ciertas regiones de Pakistán dicen que nunca saben cuando puede caerles encima un misil desde el cielo", denuncia John Quigley, profesor de derecho de la Universida de Ohio (Estados Unidos).
Además, este asesinato favorece al presidente yemení, aliado de Washington, que durante estas semanas está siendo jaqueado por protestas como las que se están dando en estos últimos meses en varios puntos del mundo árabe.
"Para activistas de la coalición Encuentro Común, la mayoría de los yemenitas siquiera conocen a Al-Awlaki, por lo que su ejecución junto a otros discípulos suyos -incluido un joven estadounidense identificado como Samir Khan- sirve de pretexto para que Saleh se aferre al cargo.
Adversarios del gobernante lo responsabilizaron de haber permitido deliberadamente las operaciones de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) en Yemen para usar el flagelo del terrorismo como elemento que le proporcione respaldo de Washington y el resto de Occidente". (
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"El hecho de que Al-Awlaki tuviera doble nacionalidad, estadounidense y yemení, significa que tenía protecciones adicionales en virtud de la Constitución de EEUU, algo que no hubiera pasado su fuera sólo ciudadano yemení", dice Mary Ellen O'Connell, profesora de derecho internacional en la escuela de leyes de la Universidad de Notre Dame. "El presidente ha hecho algo que, en mi opinión, es muy cuestionable", completa". (
Fuente)
"Bajo la Administración Obama, Washington ha aumentado su uso de aviones no tripulados para asesinar a supuestos terroristas. En un discurso ofrecido el año pasado, el asesor legal del Departamento de Estado, Harild Koh, defendió el uso de esta técnica y afirmó que "cumple con la ley en vigor, incluyendo las leyes de guerra".
Koh manifestó que "un Estado que está involucrado en un conflicto armado o que hace uso de la legítima defensa no está obligado a ofrecer procedimientos legales antes del uso de la fuerza letal". "Nuestros procedimientos y tácticas para identificar a los sospechosos son muy buenos, y las tecnologías avanzadas han facilitado que alcancemos nuestros objetivos de manera muy precisa", ha añadido.
Un ex miembro de la Seguridad Nacional de Estados Unidos ha señalado que un ataque desde un avión no tripulado puede ser lanzado contra cualquiera que esté en la lista de objetivos facilitada por el Centro de Antiterrorismo de la CIA. Una vez esa persona esté al alcance de disparo no es necesario que el director de la CIA o siquiera el presidente del Servicio Nacional Clandestino autoricen el ataque.
Sin embargo, antes de incluir a Al Awlaki en la lista, la CIA envió su nombre a la Casa Blanca para su aprobación, al tratarse de un ciudadano estadounidense. "Tal y como lo vemos hoy, es un programa bajo el cual los ciudadanos estadounidenses retirados del campo de batalla pueden ser ejecutados por su propio Gobierno sin un proceso judicial en base a pruebas y estándares que son secretos", ha dicho el vicedirector de la rama legal de la American Civil Liberties Union (ACLU).
El año pasado, la ACLU y otros grupos de libertades civiles, en representación del padre de Al Awlaki, perdieron el caso que presentaron para evitar que el Ejecutivo capturara o ejecutara a ciudadanos estadounidenses que se unieran a grupos militantes en el extranjero". (Fuente)
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El abogado Glenn Greenwald subrayó que no se intentó llevar a Awlaki ante la justicia y que su supuesta participación en atentados contra Estados Unidos no ha sido demostrada.
“Su eliminación fue simple y sencillamente decretada por el presidente, quien fungió a la vez como juez, jurado y verdugo”, denunció Greenwald.
La comunidad que asiste a la mezquita, situada en Falls Church (Virginia, este), donde Anwar solía predicar, ha declarado que lo apreciaba por “su compromiso cívico y su tolerancia”, hasta que se fue en 2002 a Yemen, en donde el imán fue “arrestado por las autoridades y habría sido torturado. A partir de entonces, Awlaki predicó la violencia”, afirmó el Centro Islámico Dar al Hijrá.
Pardiss Kebriaei, abogado de la asociación Center for Constitutional Rights (Centro por los Derechos Constitucionales), argumentó que si EU participó directa o indirectamente en la eliminación de Awlaki, sería un acto ilegal.“Si esto fue hecho sin que existiera una amenaza inminente o un peligro de muerte, se trata de un asesinato ilegal según la Constitución estadunidense y el derecho internacional”.
En tanto, la Casa Blanca ha optado por el silencio, ya que su portavoz, Jay Carney, eludió ayer responder las insistentes preguntas sobre las implicaciones en el hecho, pese a haber confirmado que un avión no tripulado estadunidense estuvo involucrado en la operación". (Fuente)
""La ciudadanía estadounidense no le da a nadie carta blanca para entablar la guerra contra su propio país -dijo un funcionario de contraterrorismo que habló sobre el programa clasificado, desde el anonimato-. Si usted une su suerte a los enemigos del país, le corresponde también compartir su destino."
Obama, que hizo campaña por la presidencia manifestándose en contra de las prácticas de interrogatorio y detención de la época de George W. Bush, invitó implícitamente al escrutinio legal y moral de sus propias políticas.
Pero al igual que el debate sobre la tortura durante la administración Bush, la discusión pública de lo que los funcionarios denominan "blancos de muerte" está limitada por el secreto que protege a los programas robotizados de la CIA.
Vicki Divoll, ex abogada de la CIA, dijo que debería requerirse algún proceso judicial antes de que el gobierno mate a un ciudadano lejos del campo de combate. Además, ofreció un argumento práctico para que se haga una revisión del caso fuera de la rama ejecutiva: el de evitar errores.
Señaló artículos periodísticos que revelan que, en 2004, agentes de la CIA apresaron a un ciudadano alemán, Khaled al-Masri, y lo tuvieron detenido en Afganistán durante meses antes de reconocer que habían detenido al hombre equivocado. "¿Y si lo hubiéramos puesto en la lista de «blancos de muerte»?", se preguntó". (Fuente)
El asesinato de los dos ciudadanos norteamericanos también ya ha recibido la condena de políticos de ese país. Ron Paul dijo: "No creo que esta sea una buena forma de lidiar con nuestros problemas. Al Awlaki nació aquí, era un ciudadano norteamericano. Sería triste si el pueblo estadounidense aceptara que el Presidente pudiera matar a gente sólo porque él piensa que es mala". (Fuente)

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