¡¡¡Paaaaaaaaaaaaaaaaa!!! Dicen que los españoles que se estaban viniendo para acá se están voliendo a su querida patria ante semejante panorama. Más si tenemos en cuenta que vuelve la Derecha con todo su arsenal ajustita de la mano del PP, que podría obtener mayoría (¿hablarán Clarín, La Nación y El País de una hegemonía peligrosa y el miedo al Partido Único?).
Pero volvamos a Moreno, estandarte máximo de ese kirchnerismo patoteril que lleva por delante a empresarios buenos como las ovejas que sólo quieren lo mejor para el país aún a costa de resignar ganancias. Y que le dan trabajo a la gente. ¡Es que en este país no te perdonan que te vaya bien, che!
"Guillermo Moreno acusó ante la Presidenta al titular del Banco Macro, Jorge Brito, de ser uno de los promotores de la corrida de dólar, en una suerte de "conspiración financiera". El secretario de Comercio lo señaló como el líder del "Club de la Deuda", un grupo de empresario que alimentaron la fuga de capitales y la suba en la moneda de los Estados Unidos, al tiempo que apoyan a Hernán Lorenzino como sucesor de Amado Boudou.
Es que apuestan a las recomendaciones de Lorenzino, quien -al igual que Boudou- sostiene que es un buen momento para saldar la deuda con el Club de París y salir al mercado de capitales para tomar deuda. Se trata de un importante negocio en el que Brito pretende participar.
Así también lo reflejó Marcelo Bonelli, en su panorama económico de Clarín. El periodista recordó que Moreno expuso "sin filtro ante un centenar de industriales, en un acto de la Federación de la Industria Gráfica" las duras acusaciones contra Brito: “Acá hay una conspiración financiera, que quiere condicionar a la Presidenta después de su triunfo".
El funcionario también lo acuso de tener un doble discurso, porque mientras se queja por las medidas implementadas por la AFIP que -según su visión- fomentaron el retiro de los depósitos bancarios, al mismo tiempo obtuvo cuantiosas ganancias en la mesa de dinero más grande del país. El Gobierno ya estaría al tanto de que, a pesar de estar a su nombre, es de su propiedad".
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"Cuando se escriba la historia, el episodio podría ilustrar el comienzo de una etapa. En Banco Macro, uno de los más grandes del país, se produjo un divorcio. El vicepresidente, Delfín Jorge Ezequiel Carballo, abandonó la casa. Carballo es cuñado y socio de Jorge Brito, el presidente del banco. Lo habían fundado juntos.
Se complementaban bien. Brito, de alto perfil, inclinado a la política y los medios. Carballo, un desconocido para el público, cultiva las virtudes del banquero: es discreto y obsesivo con los fondos. En la City ganó fama por ser brillante. Fue el cerebro económico del banco.
Los detalles de la ruptura son desagradables. Importan los conceptos: dos formas distintas de apreciar al Gobierno, de vislumbrar el futuro. La crisis cambiaria y las decisiones a que ella obliga precipitaron el desenlace. Carballo disfruta de unas largas vacaciones en París.
Los Kirchner son superdotados para dividir todo lo que se les acerca. Esta vez le tocó al Macro. Si no fuera un sacrilegio, se diría que tiene algo de evangélico. "No he venido a traer la paz, sino la espada." (Mt. 10:34)".
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"Y, finalmente, el apriete cambiario y de los subsidios llegó al cine y a la TV. Fue por cuenta del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en una reunión tempranera en su cartera. Los productores y directores de cine y de canales de TV fueron convocados el martes en el marco de la evaluación del programa Ficciones para Todos. Y la informalidad artística tuvo que dejar lugar al estilo de orden y mando del funcionario. “¡Acaba de entrar un secretario de Estado. Cuando entra un secretario de Estado, se paran todos, carajo!”, les gritó y despabiló a la docena y media de asistentes, desobedientes a las instrucciones previas del protocolo de Moreno.
Lejos de mejorar, el tono para los productores fue empeorando con el pasar de los minutos. Estaban, entre otros, propietarios y representantes: Gastón Portal, Enrique Estevanez; Juan Parodi, por TyC; Francis Strada, de Proyecto Aluvión; Alejandro Parra, por ONTV, de Claudio Villarruel y Bernarda Llorente; directivos de Telefe; los productores de cine Carlos Mentasti y Pablo Bossi; Alberto Fisherman, director de El pacto; directivos de América TV, Canal 9, del Siete, de Oruga producciones, Promofilm e Illusion Studios. Del otro lado de la mesa ovalada, Moreno y Liliana Mazure, la titular del Incaa, el Instituto Nacional del Cine y Actividades Audiovisuales.
Moreno tomó cartas en el asunto por dos razones: la cantidad de subsidios que recibe el sector y la necesidad de captar divisas con la actividad. En los dos sentidos, los productores salieron intimidados. Los relatos del encuentro, por tanto, decantaron a cuentagotas.
Según reconstruyó PERFIL, Moreno los instó a un uso de recursos acotado: “O utilizan bien la plata o los mando en cana”, se le escuchó. Un productor que osó preguntarle por la política cambiaria, dados los costos en dólares que debe afrontar, recibió un pronóstico contundente: “¡No vuelva a hablar de ese tema!”. “El dólar no va a estar a más de $ 5, pero usted gaste en pesos”, le ordenó. Además, les comentó otra de sus andanzas: “Ya hablé con los distribuidores para que dejen de comprar películas del exterior; el cine debe ser nacional. Pero si ustedes no son capaces de venderles a los distribuidores, vamos a sacarles los subsidios”, amenazó".
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"Argentina está manejando una nueva arma en su lucha para controlar la tasa del mercado negro de cambio que se ha disparado al 17 por ciento superior a la tasa oficial en los últimos días en medio de un control estricto de nuevas divisas y temores de devaluación.
Es la misma – más contundente – arma que el gobierno ha desplegado en el pasado para tratar de frenar el aumento de precios de los alimentos y de proveer gas a las fábricas, para sofocar alzas del precio de la gasolina y para bloquear las importaciones. Su nombre: Guillermo Moreno.
Moreno, belicoso Secretario de comercio interior de Argentina, se informa que le dijo a un banquero clave el viernes: “Tiene 72 horas para llevar el paralelo (tasa de dólar) a 4,50 pesos. Dígale a todos lo que quiero”.
Argentina ha estado sacrificando reservas del banco central para mantener su tipo de cambio en torno a 4,27 pesos en medio de la sensación generalizada de que el peso es demasiado caro en los niveles actuales y se dirige a una caída, haciendo al dólar – refugio favorito de los argentinos – atractivo. Las reservas del banco central han caído casi un 10 por ciento desde julio, nota Morgan Stanley.
Las nuevas reglas que requieren la aprobación previa de la Agencia Tributaria para cualquier compra en dólares sólo intensificaron las sospechas de muchos argentinos que no deben apostar por la moneda, y llevó a la gente a correr a retirar, en menos de dos semanas, la mitad de lo que habían depositado en dólares en los bancos durante todo el año. El banco central se vio obligado a liberar los requisitos de reserva para asegurar que los bancos tuvieran suficientes dólares.
Moreno no tiene ninguna receta mágica o incluso políticas particulares. Pero, en general, lo que él dice, se hace".
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"Alarma, para la indiferencia de la historia, saber que fue precisamente Guillermo Moreno, el Secretario de Comercio Interior, el que frenó el alza del dólar.
La hinchada kirchner-cristinista suele inspirarse en la frialdad de los resultados. Entonces Moreno resolvió la “crisis a la flatulencia”, que le costó, al estado, según nuestras fuentes, dos mil millones de dólares.
Para dejar, en incómoda contrapierna, a los colegas más presentables de su gobierno. Con rango nominalmente superior. Como el ministro Boudou, al que llaman El Boconccino.
Con su frontal brutalidad, y con dos mil palos para gastarse, Moreno demostró, en definitiva, que el fantasma del mercado es perfectamente manipulable. Puede vencerse.
Se consolida otra estrella.
(...) “Para el viernes quiero el dólar debajo de los cuatro punto cinco, ¿entendiste?”. Empezó Moreno, a bajar la línea telefónica.
Ante el estupor de los “tiernitos”. Los preocupados por la imagen, que se precipitaban en despegarse. Para delimitar las responsabilidades.
En aclarar, según nuestras fuentes, al Vasco De Mendiguren. O al banquero al que Moreno llama “El Ex Convicto”. Y, si venía el caso, hasta a los periodistas deportivos. Difundían que nada tenían que ver con los arrebatos de Moreno, que bancaba Cristina.
“Yo sé que vos, que sos un tipo vivo, y que no sos ningún gil, me vas a hacer caso, y el dólar me lo vas a bajar. Lo quiero a menos de cuatro punto cinco, nunca más de cuatro punto siete”, le dijo Moreno, según nuestras fuentes, al poderoso cambista emblemático. Apretado, pobrecito, como una naranja de verano.
El cambista había llegado algo aterrado. Bastante temprano. Al despacho del Señor Secretario de Comercio.
Para Moreno, la entrevista, con este supermercadista del dólar, era decisoria.
Incentivado por la clásica inseguridad, el cambista asistió a la reunión acompañado de su hijo. Muchachón inquieto, fortachón, con vago aspecto de rugbier y con título universitario. En condiciones ideales de enrolarse en La Cámpora.
El Heredero, justamente ante el imprevisible Moreno, intentó mediar con razonamientos intelectualmente lógicos.
“Señor Secretario, si me permite, las sensibles sutilezas del mercado cambiario”, arrancó.
“Pero nene, no digás p…”, lo interrumpió Morenito. “¿A quién le ganaste? Vos, si querés tener suerte en la vida, sólo tenés que hacerle caso a tu viejo, que es un garca de verdad. Y que la supo hacer muy bien. Y que llegó adonde llegó porque es un vivo, ¿entendiste? Y como tu viejo es un vivo, y no es ningún b…, me va a hacer caso, y entonces el viernes el dólar no va a valer nunca más de cuatro punto siete”.
La metodología Moreno, ante el estupor de Mendiguren y de Bonelli, resultó, otra vez, efectiva.
El apriete multiplicado exhibe su eficacia.
“Y los giles que compraron los verdes a 5,10, que se los…”- confirma la Garganta morenista. Lo promueve a Moreno por su condición admirable de peronista frontalmente apretador. Pero -para colmo- transparente.
“Moreno no afana”, agrega. “Pero no hay que decirlo”, advierte. “Porque, si es muy decente, nadie, en el peronismo, en el fondo, nunca lo va a respetar”".
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"Alarma, para la indiferencia de la historia, saber que fue precisamente Guillermo Moreno, el Secretario de Comercio Interior, el que frenó el alza del dólar.
La hinchada kirchner-cristinista suele inspirarse en la frialdad de los resultados. Entonces Moreno resolvió la “crisis a la flatulencia”, que le costó, al estado, según nuestras fuentes, dos mil millones de dólares.
Para dejar, en incómoda contrapierna, a los colegas más presentables de su gobierno. Con rango nominalmente superior. Como el ministro Boudou, al que llaman El Boconccino.
Con su frontal brutalidad, y con dos mil palos para gastarse, Moreno demostró, en definitiva, que el fantasma del mercado es perfectamente manipulable. Puede vencerse.
Se consolida otra estrella.
(...) “Para el viernes quiero el dólar debajo de los cuatro punto cinco, ¿entendiste?”. Empezó Moreno, a bajar la línea telefónica.
Ante el estupor de los “tiernitos”. Los preocupados por la imagen, que se precipitaban en despegarse. Para delimitar las responsabilidades.
En aclarar, según nuestras fuentes, al Vasco De Mendiguren. O al banquero al que Moreno llama “El Ex Convicto”. Y, si venía el caso, hasta a los periodistas deportivos. Difundían que nada tenían que ver con los arrebatos de Moreno, que bancaba Cristina.
“Yo sé que vos, que sos un tipo vivo, y que no sos ningún gil, me vas a hacer caso, y el dólar me lo vas a bajar. Lo quiero a menos de cuatro punto cinco, nunca más de cuatro punto siete”, le dijo Moreno, según nuestras fuentes, al poderoso cambista emblemático. Apretado, pobrecito, como una naranja de verano.
El cambista había llegado algo aterrado. Bastante temprano. Al despacho del Señor Secretario de Comercio.
Para Moreno, la entrevista, con este supermercadista del dólar, era decisoria.
Incentivado por la clásica inseguridad, el cambista asistió a la reunión acompañado de su hijo. Muchachón inquieto, fortachón, con vago aspecto de rugbier y con título universitario. En condiciones ideales de enrolarse en La Cámpora.
El Heredero, justamente ante el imprevisible Moreno, intentó mediar con razonamientos intelectualmente lógicos.
“Señor Secretario, si me permite, las sensibles sutilezas del mercado cambiario”, arrancó.
“Pero nene, no digás p…”, lo interrumpió Morenito. “¿A quién le ganaste? Vos, si querés tener suerte en la vida, sólo tenés que hacerle caso a tu viejo, que es un garca de verdad. Y que la supo hacer muy bien. Y que llegó adonde llegó porque es un vivo, ¿entendiste? Y como tu viejo es un vivo, y no es ningún b…, me va a hacer caso, y entonces el viernes el dólar no va a valer nunca más de cuatro punto siete”.
La metodología Moreno, ante el estupor de Mendiguren y de Bonelli, resultó, otra vez, efectiva.
El apriete multiplicado exhibe su eficacia.
“Y los giles que compraron los verdes a 5,10, que se los…”- confirma la Garganta morenista. Lo promueve a Moreno por su condición admirable de peronista frontalmente apretador. Pero -para colmo- transparente.
“Moreno no afana”, agrega. “Pero no hay que decirlo”, advierte. “Porque, si es muy decente, nadie, en el peronismo, en el fondo, nunca lo va a respetar”".
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