Imaginate que si La Nación (casi) culpa al gobierno nacional por el derrumbe del edificio en Capital Federal (escudándose en la no asistencia a los porteños: "No debiera ser la cuestión jurisdiccional una excusa"), mirá si también no va a defender a Maurizio y toda su troupe de adolescentes en su conflicto con los gremios docentes por la iniciativa para eliminar su representación en las Juntas de Calificación.
En un juego discursivo tan primitivo ya, el diario que lucha a brazo partido contra una realidad (y una sociedad) que se le rebela como injuriosa para su arsenal de valores socialmente en desuso, através de sus plumas, no tiene empacho de seguir apostando por la estrategia de presentar todo como que el gran monstruo kirchnerista le hace la vida imposible a un un grupo de entusiastas porteños y que hay que defender a Maurizio para que la dictadura K no se apropie de la virgen del Río de la Plata. Después de todo, les salió bien porque Macri fue reeelecto con el 60% de los votos. Ahora lo están disfrutando. Bah, siguen haciéndolo luego de cuatro años muy venturosos para la capital del país.
Entonces hoy la editorial afirma que los docentes no deben hacer paro para no afectar a sus alumnos, como en su momento solicitó que los médicos no reclamen por mejoras laborales para no descuidar a los enfermos. En ese trajín, los califica de secuestradores de chicos, violentos, "detentadores" de un poder que no les correponde, para finalizar a todo vapor: "Apena y alarma la forma de reacción de los docentes. Podría decirse que es casi increíble que hayan sido docentes quienes en vez de dar ejemplo del modo de debatir, plantear sus diferencias y fundar sus posiciones de manera racional hayan optado por una agresividad elemental. Esas conductas hacen perder autoridad y argumentos para combatir en el aula la violencia escolar que tanto preocupa. Cabe concluir preguntándose hasta cuándo los alumnos estarán cautivos de las protestas de sus maestros y profesores".
Dicha defensa no siempre irrestricta pero muchas veces rayando el ridículo incluye hasta pedidos a MM de que se avive: "Macri le esquiva a la perspectiva de cuatro años metido en un campo de batalla. Desapareció de los medios periodísticos desde la victoria de Cristina Kirchner para no repetir sus viejas críticas a la Presidenta. ¿Cómo podría gobernar la Capital en tiempos menos generosos y con el gobierno nacional en tren de guerra?, se preguntaba. "No quiero ser yo quien empiece la guerra", suele repetir el jefe del macrismo. Toda estrategia tiene un límite. Una frontera separa la presunta astucia de la ingenuidad política", le reclama Joaco hoy, luego de criticarlo por facilitarle al kirchnerismo el nombramiento de cuatro jueces federales.
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2 comentarios:
Sería como culpar a La Nación, porque el derrumbe fue en la calle Bartolomé Mitre.
¡Y al 1200!
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