La derecha vernácula no pudo imponer sus candidatos el 14A y el 23O. Tampoco pudo através del nuevo golpe económico verde de esta semana. Ahora apuesta por Rajoy. Sí, sí, sí, el candidato presidencial del partido Popular español. Y anda Escribano -subdirector de La Nación- tratando de occidentalizar a los bárbaros latinoamericanos, como cuando trató de domesticar a NK con las imposiciones que le entregaba a cada nuevo presidente de parte de la Embajada. Entre tanto elogio Obama-CFK, Escribano, con serios problemas para su empresa por el caso Papel Prensa (ya se los avisó Rosendo), es la punta de lanza de toda una movida de las útimas semanas que también apunta a evitar la aplicación total de la Ley de Medios que trastoque intereses comunes de empresas argentinas (Clarín) y españolas (Prisa). Entonces ahí van La Nata, Caparrós, Joaco a despotricar contra los gobiernos latinoamericanos que ya ni le responden a la figura farandulezca de un Rey.
La época de los virreinatos y los lobbies de Felipe ya han concluido, pero la derecha volverá a España (eso dicen) luego de la gestión espantonsa de un Rodríguez Zpatero cobarde como Papandreu. Hoy Sandra describe brillantemente qué les pasa a los países que no se animan, como España y Grecia. No se animan a romper con los asesinos seriales de sociedades enteras. Ella relata el caso de Islandia, pero que se repite a lo largo de todo el planeta, ahí donde los brazos del FMI y el Banco Mundial, con su ejército de consultoras y calificadoras, van erosionando los cimientos de un piso mínimo de justicia y equidad social para favorecer los negocios de los pocos de siempre.
Y en cada uno de esos países están los Escribano y Cía, que hoy vuelve a intentarlo con la vieja premisa de que lo que sucede en la "Madre Patria" (uuuf, qué feo) va a influir en todo el subcontinente. Es más, se atreve a sostener que estos gobiernos populistas que él tantor repele son culpa de que en España no estaba, ponele, un Aznar: "La historia contrafáctica, siempre discutible, invita a indagar qué habría ocurrido con el derrotero, al comienzo gestado con mayor dubitación de lo que han indicado las apariencias, de los líderes populistas que aparecieron en América latina con el siglo si se hubieran encontrado en España con una contraparte más madura, y emocionalmente menos adolescente, que la de quien llegó al poder con la onda expansiva de las trágicas explosiones terroristas en la Estación de Atocha, en marzo de 2004".
Y pide por favor que no se olviden de que el crecimiento de la región se debió a un viento de cola general, casi un Huracán sudamericano: "Que el crecimiento económico de estos años, con sistemas tributarios deficientes y Estados de Bienestar exiguos, no derive en la complacencia olvidadiza de que ese crecimiento ha sido, en muchos casos, más que por la fortaleza estructural de las economías, por condiciones mundiales de excepción. Ahora habrá que resignarse a crecimientos no del 8%, sino del 4, y acaso menos".
Escribano se entusiasma con que la nueva España derechosa haga girar el rumbo de esta Latinoamérica infectada por el populismo bárbaro que atrasa aunque adelanta, que disminuye aunque la región no pare de crecer y España, de hundirse en las peores redes tendidas por Angela y Nicolás con tal de salvar a sus bancos. Y ahí vendrá el PP a poner en caja a los "hermanos Castro", a decirle a Argentina que no corresponde esa Ley de Tierras, a "difuminar la estrella continental de Chávez", y "habrá llegado el año próximo el bicentenario oportuno para reafirmar un relato histórico de confrontación conceptual con el relato del populismo y los intentos de instaurar democracias participativas opuestas, por definición, a la idea republicana de la representatividad". (Fuente)
Se les acaban los cartuchos.
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