"Kirchner tenía un sentido del humor fuera de lo común. Era un tipo muy gracioso, con salidas rápidas y justas, ya sea en tono de burla como de ironía. También tenía una tentación irrefrenable por las bromas, pero una se le fue de las manos y casi le cuesta la renuncia del entonces minitro de Defensa, José "Pepe" Pampuro.
El Presidente y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, desayunaban en el comedor presidencial de la Casa Rosada mientras hojeaban los diarios del día, el 28 de agosto de 2003. Kirchner leyó en Clarín que el Gobierno iba a aumentar en 150 millones de pesos el presupuesto para Defensa y percibió que fue Pampuro quien le pasó el dato off the record al periodista.
El ministro hacía un tiempo que había pedido ese aumento presupuestario. Finalmene, Kirchner lo convalidó y les informó a Fernández y al ministro de Economía Roberto Lavagna para que le dieran el OK a Pepe. Todo normal. Pero al leer la noticia, al Presidente se le ocurrió hacerle una broma al ministro. Lo llamó por teléfono y le dijo: "Estoy leyendo en Clarín que va a aumentar el presupueso militar. Creo que están equivocados". Pampuro argumentó que Fernández y luego Lavagna le habían confirmado esa decisión. "Pero esos temas los tenés que hablar conmigo", le dijo Kirchner. Y cortó. Entre risas le dijo a Fernández: "En un rato lo llamo". Para sincerar la broma, claro. Pero algo falló.
Quienes conocen a Pampuro coinciden en que tiene una marcada tendencia a bajonearse cuando pasa un mal momento. Kirchner demoró la llamada aclaratoria y al mediodía, una de las periodistas de La Nación que cubría noticias de Casa de Gobierno, Paola Juárez, telefonoeó a Pampuro para confirmar la noticia publicada por Clarín. Pampuro, abatido, no sólo lo desmintió, sino que le dijo que iba a renunciar.
Con la primicia de la renuncia del ministro en la mano, la periodista llamó al jefe de Gabinete para consultarlo sobre la baja en el elenco ministerial. "¿Qué renuncia?". Cuando Juárez le informó que la decisión se la había transmitido el propio Pampuro, a Fernández le cayeron todas las fichas juntas: recordó la broma de la mañana y dedujo que Kirchner no había vuelto a llamar al minstro de Defensa. "No va a renunciar de ninguna manera. Fue un malentendido producto de una broma, Paola. Te lo juro". Fernández cortó sabiendo que no había logrado convencer a la periodista y que la noticia de la renuncia iba a salir publicada. Inmediatamente llamó a Pampuro. "Pepe, ¿vos le dijiste a Paola Juárez que renunciabas?". El ministro asintió y explicó los motivos. "Fue una broma de Néstor. El aumento del presupuesto está aprobado. Por favor, llamá a Paola y aclarale que no renunciás".
Fernández acababa de cortar con Pampuro cuando Kirchner entró a la ofcina del jefe de Gabinete por una puerta interna que la separa del despacho presidencial. "Pepe le dijo a La Nación que iba a renunciar". Kirchner abrió los ojos sorprendido. "Nunca supo que lo de esta mañana había sido una joda", le explicó Fernández, y Kirchner se agarró la cabeza. "Nooooo. Llamalo, decile que le pido disculpas e invitalo a la cena con Lagos". Así fue. Esa noche en el Palacio San Martín de la Cancillería, durante la cena de honor al presidente chileno Ricardo Lagos que visitaba el país, Néstor le pidió perdón personalmente a Pampuro".
(Míguez, Daniel. Kirchner íntimo. Editorial Planeta. Buenos Aires. 2011. pp 49-51).
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