Fito libre

¿Desde cuándo un artista (y Fito lo es, con todas las letras) debe ser políticamente correcto? ¿Desde cuándo tiene que orientar su torrente creativo a las necesidades de la corrección política para resguardar el resultado de una elección municipal? ¿Desde cuándo ese encorsetamiento vendría a regalarnos las más grandes obras musicales de los últimos tiempos? ¿Desde cuándo esa impostura de respetar al otro sin interpelarlo es sinónimo de crecimiento democrático? ¿Desde cuándo debatir el voto es igual a censurar por quién se votó? ¿Desde cuándo no sabemos que el método de agarrarse de una palabra (asco) es un camino efectivo para abortar el intercambio de ideas? ¿Desde cuándo no se puede criticar a los porteños?
Que además, luego te salen con una tapa más asquerosa aún como la del diario cloaca de Fonte y el Ñoño Gallo, reviviendo ese viejo prejuicio clasista de que "yo pienso lo que pienso porque soy puro, el otro lo hace por plata". "Porque sino no podría pensar una cosas así", se escandaliza la señora contaminada de tanta Cadena Nacional de Gente Linda adentro, de la mañana radial a la noche del Prende y Apaga.
Prejuicio que fue tan fuerte en 2008 durante el accionar de las patronales agrarias y que dio nacimiento a la blogósfera Nac&Pop por no encontrar un freno a semejante despropósito en los medios tradicionales, cooptados por el poder de la Sociedad Rural, una vez más embistiendo contra una gobierno con legitimidad democrática.
Ese "piensa así porque cobra del gobierno" es la variente más financiera del "chori y la Coca", "los llevan en colectivos", "los compran con un plan", bien arraigado en el votante macrista, que por eso votó en contra de CFK más que a favor de la desastrosa gestión amarilla en la ciudad más rica del país, en la ciudad a la cual ya le da vergüenza decir que eligió a Mauricio y su banda.
Ya ayer martes, a sólo 48 horas de la elección, era difícil encontrar en Twitter a personas que pudieran escribir "Yo voté a Macri". Era común cruzarse con ciudadanos que se quejaban por los dichos de Fito, pero sentían la necesidad moral de aclarar que no habían votado por el PRO, o periodistas que se veían obligados por su conciencia a desmarcarse y recordarnos cuántas veces habían criticado los negociados y los procesamientos de la troupe macrista.
La victimización del porteño avergonzado y con sentimiento de culpa por haber elegido a ese que le va a cagar la vida -como viene haciéndolo en los sectores de la adminsitración púlbica más sensibles al devenir diario de un habitante de una ciudad- es directamente proporcional al retroceso elegante que quieren ensayar varios integrantes del colectivo kirchnerista, suponiendo que macrizando su discurso conquistarán ese voto que le permita dar vuelta una elección que ya está perdida, que sólo puede cerrarse con una derrota decorosa.
Es ofrecerle a Durán Barba y su ejército (pertinentemente) marketinero el complemento ideal para la estrategia que esbozábamos el domingo a la noche, antes de que se conocieran los resultados oficiales: forzar a Filmus a retirarse del ballotage para asestarle una afrenta humillante a CFK con vistas a agosto/octubre. Y ese desprevenido porteño (varios periodistas incluidos del programa mañanero del canal de Daniel y Pame) se copaba con la idea y la llevaba al paroxidio al justificarla con que se gastaría un dinero que bien podría ir a los hospitales.
¿Se entiende el proceder de las mentes cooptadas por la Cadena Nacional de la Gente Linda? "No me importa que no ejecutaste el Presupuesto destinado a Salud en 4 años. Pero si logramos que Filmus arrugue, festejemos destinando la guita que se hubiera gastado en el ballotage (unos 15 millones de pesos) a arreglar los hospitales. ¿Querés, Mauricio?", se autoflagelan. Y no sin darse cuenta. ¡A conciencia!
Ante ese alienamiento tan bien mantenido y desarrollado se le quiere adular con cuidado y con miedo al enojo de un votante en verdad ya enojado con el kirchnerismo (razones que también explicitamos en el post del domingo), que piensa que votando a Macri detiene el vendaval zoológico que cree que se ha apoderado de la Ciudad de las Luces.
No es con retraimiento que se va a romper con ese núcleo de voto antiK, es redoblando la apuesta, es con Fitos Paéz, con la sensibilidad de un artista que ve que una gran cantidad de sus conciudadanos prefieren el status quo ancestral antes que el monstruo kirchnerista-camporista-schoklenderiano que viene a igualar posiciones que siempre fueron dispares, y deben quedar así. Ese miedo clasemedióstico por que los negros de mierda le ganen lugares en su ilusoria carrera hacia el paraíso rico de los Macri y Awada (con talleres clandestinos incluidos).
Esto no significa no pensar en redoblar el diálogo cara a cara, territorial; en el intercambio de ideas acerca de la cosa pública; en el trabajo militante diario de cortar con las prenociones desinformadas (deformadas) en la carnicería y en la verdulería; en seguir desenmascarando los discursos legitimadores de la videopolítica vacía de todo caudal vivencial; de ampliar los horizontes del consenso a través de una genuina apertura a las razones del Otro, a sus miedos y a sus satisfacciones buscadas.
Pero no será con una ecuanimidad y solemnidad miedosa que se va a lograr conquistar al Otro. Ese miedo ante la derrota paraliza. Esa corrección ante el fracaso desnaturaliza y ataca la identidad propia. Ante esto Fito se levanta como artista, no como funcionario político. Éste entiende todavía que consenso es especulación y cuidado. ¿Qué cuidado debe tener con la Historia que siempre nos contaron? En la cual las formas se imponían como coraza para proteger los contenidos favorables a reproducir las condiciones de producción de la placentera relación desigual entre Capital y Trabajo, entre los poseedores de los medios de producción y los desposeídos, entre las novicias vírgenes de Recoleta (donde vive precisamente Fito, como le espetaba una pobre columna editorial de Telenoche anoche, disfrazada -como siempre- de información objetiva) y los rostros llorozos del que todavía no reacciona.
Gracias, otra vez, Fito por sacudir la modorra de las conciencas robadas por el Poder Amarillo (que no se circunscribe a los Macri. Ellos a lo sumo son ejecutores, nada más). Pero principalmente por abofetear a los miedosos de siempre, que a pesar del testimonio de vida del que se fue súbitamente una mañana, creen que con cintura y tonos bajos podrán romper con las élites propietarias de aquéllas, esas que hoy miércoles ya directamente afirmarán que no recuerdan lo que hicieron el domingo a la tarde.