Fue una parada de carro, que sólo por su riqueza ética y moral puede realizar una institución viviente a un grupo empresarial acostumbrado a azotar a la sociedad con tal de defender y ampliar sus intereses comerciales, económicos y financieros.
Fue una advertencia repleta de la legitimidad histórica que da el haberse levantado contra la peor dictadura mientras ésta desaparecía personas y Clarín hacía negocios con los militares apropiadores de hasta plantas de papel de diario.
Fue un rápido pero contundente testimonio de fortaleza política ante el avance no sólo del ejército de abogados y ex jueces federales sino también de políticos limitados y enteramente dependientes de las directrices sectoriales de un monopolio en decadencia.
Fue el entierro del banal "Conmigo no, Barone" que la fugaz estrella del poder mediático concentrado le ofrendó a los dueños de la verdad pública, que no se resignan a que ya no desempeñan ese rol, por lo menos en exclusiva soledad.
Fue un cachetazo contundente al castillo de naipes que había construido Clarín para no avanzar más de lo que se ha comprobado hasta este momento, quizás porque en el resto de muestras del Banco Nacional de Datos Genéticos esté la verdad incómoda.
Fue una caricia a tanto asustado que por dos resultados adversos cree que las causas con hondo caudal histórico y social se pueden desactivar con globos y tapas.
Fue la sabia intervención de un legado irrenunciable, un soplo de dignidad ante tanta entrega genuflexa de esos a los que apuntó Estela, espetándoles su avaricia y su ya insoportable pobreza de convicciones propias.
Fue un eregirse con la honestidad de la lucha que ni una crónica pobre de Clarín puede asimilar, a tal punto que envía al fondo de la crónica la frase hiriente, bajo un título, como siempre, engañoso y cargado de autofavoritismo.
Fue el accionar de la memoria histórica en vivo, ante periodistas que no se animaron a intervenir (el movilero de TN no preguntó) y conductores de segmento que se vanagloriaron con que la empresa para la cual trabajan decidió poner al aire la conferencia, como si fuera un favor y no un deber periodístico.
Fue la Historia que escribió otra página del enfrentamiento de los débiles contra los poderosos de siempre, desnudando a la carmelita descalza y mostrando toda la pasión por una causa que no se abandona, aunque la verdad no sea la sospechada.
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