Dios, el Diablo y la cola de la política

Dos formas de entender y presentar a la política. Como vocación enaltecedora de personas comunes que buscan a través de ella mejorar el medio que las ordea o como un hecho maldito que mancha la pureza social y divide a la gente.
"Todos se ríen, incluso Santos. Saben que es una familia atravesada por la política. "La familia paga un alto costo y las amistades también, porque uno va relegando la parte afectiva, no tiene tiempo para compartir porque estás militando o en una tarea política", reconoce e intercambia una mirada cómplice con su mujer. Ella es la que lo ayuda a buscar el equilibrio", cuenta Dema en La Nazión.
"Sergio Burstein se dedicó a criticar a Mauricio Macri y a su diputado electo porteño, el rabino Sergio Bergman, muy lejos del momento de reflexión que imponía la memoria a las víctimas, motivo principal de la convocatoria. La política metió su cola. Burstein simpatiza con el kirchnerismo y detesta a Macri porque, durante la gestión del jefe de Gobierno, supo que el ex jefe de la Policía Metropolitana le había "pinchado" el teléfono. Pero ése no era el ámbito para dirimir aquellas cuentas personales", defenestra Gerschenson en El Cronista Comercial.