La nueva estrategia del Grupo Clarín de querer cerrar antes de tiempo la causa Noble Herrera sólo es reflejada en su tapa por el propio diario y El Litoral, y a mitad de tapa por La Nación.
Sólo en la primera plana de esos tres periódicos se cita a los integrantes del Grupo A(hhh) saliendo a darle caudal político a esa estrategia, que incumple lo pedido por los mismos Marcela y Felipe el 17 de junio, cuando accedieron a cruzar sus muestras biológicas con TODO el Banco Nacional de Datos Genéticos.
Esclavos placenteros de los designios del monopolio de Ernestina y Magnetto, personajes que sólo apuestan por que hechos de esta índole (o el caso John Lender) pueda darles una consideración en la sociedad que no vendrá por el lado de sus políticas y propuestas, dominadas por los grupos concentrados de poder económico, siempre amantes de los políticos que les aseguren las más grandes ganancias aún a costa del progreso del colectivo social.
A tren de golpes de efecto y humores sociales irritados, el Grupo A(hhh) aspira a recibir de erores del gobierno y tapas de diarios marginales (la comparación así lo explicita a escala nacional, aunque obviamente no se desconoce el poder de Clarín de marcar agenda en los medios de alcance nacional, especialmente televisivos y radiales) lo que no sabe (algunos desde hace años) construir por bríos propios.
El radicalismo tratando de completar su reconstrucción como partido nacional, pero con maniobras dolorosas para su propia tropa como es la asociación ilegítima con De Narváez.
El duhaldismo sólo motorizado por la sed de venganza contra el kirchenrismo.
La Coalición Cívica sufriendo los embates personalistas de su líder y rellenada con las políticas más liberales-conservadores del mercado.
El socialismo, experimentando una proyección nacional a partir de su contadictoria administración en su Santa Fe natal.
El macrismo, reducido a una expresión porteña y una apuesta asistematizada en Santa Fe para complicar al candidato kirchnerista.
Sobre estas carencias opositoras al gobierno, se levanta un grupo económico que desea cerrar su principal fuente de deslegitimación social y pérdida de credibilidad. Su apuro (por razones desconocidas, aún en el medio de las sospechas que dispara, las mismas que regaron los 10 años de esta causa judicial) alimenta a los desprevenidos de siempre que creen que la búsqueda solamente fue que Marcela y Felipe fueran hijos de desaparecidos. Y desnuda a los representantes políticos del Grupo que nunca (o muy pocas veces) solicitaron e hicieron esfuerzos por el esclarecimiento del caso, pero que ahora reclaman fervientemente su cierre.
Como evidencia la comparación de la tapa de Clarín con la de otros diarios del país, también se deja ver una vez más la dependencia extrema de políticos de fuerzas empequeñecidas o bien recién nacientes, muchas veces sobredimensionados en su proyección nacional por aquél.
Círculo vicioso del que muhcos ya se animaron a salir, para fundirse en los verdaderos reclamos sociales, en los trazos de políticas renovadas, en el uso de la experiencia recorrida, en la observación de la repetición de nuestors pesars en otros países del globo.
Saben que recibirán tapas negativas de aquél, saben que su efecto cada vez es menos poderoso. Pero ya no tienen que esconder ninguna tarjeta, como aquéllos.
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