La Nazión va más allá de todo y ahora pone a disposición su editorial, es decir, el espacio donde la empresa periodística plasma en una opinión su visión del mundo. La ofrece a un empresario extranjero, la vende al dinero del inglés Joe Lewis, propietario de la estancia Lago Escondido, en Río Negro, la cual tiene en su interior nada más ni nada menos que un lago, que es de todos, pero que Lewis restringe amparándose en ese concepto tan caro a la ideología de los Mitre y los Saguier: la propiedad privada, pilar funadmental del sistema capitalista al cual tanta tinta ha derramado en su defensa irrestricta el matutino porteño.
El punto principal de la genuflexa diatriba es contraponer lo inteligente a lo ideológico: hay que aprovechar a inversores como Lewis, que vienen a mejorar el lugar donde viven y además hacen beneficencia desinteresada regalando, por ejemplo, hospitales. Eso es lo inteligente. Lo ideológico es poco vivo, tosco, guarango, confrontativo, antiextranjero, repele la inversión, reniega de las dádivas de los ricos. Y cuando La Nazión habla de ideológico obviamente no habla de su posición (que es ideológica) sino la del vetusto populismo atrasante izquierdizante estatista intervencionista latinoamericatizante.
Para La Nazión, el oponerse o tratar de regular la compra por parte de extranjeros que además comprometa recursos naturales estratégicos para un país (cosa que hacen esos países admirados por ella que para nada ve como populistas y atrasantes sino todo lo contrario: democráticos, pujantes, desarrollados) es estar en contra de ese altruista hombre de negocios que viene a confiar en una nación que no lo cuida al brindarle todas la leyes en su favor, es decir, no le provee la tan mentada seguridad jurídica (¡¡¡hasta argentinos han puesto el grito en el cielo para que el Estado haga todo lo posible para crear todas las condiciones para que los empresarios maximicen sus ganancias aún a costa de ellos mismos, creyéndose el viejo cuento del derrame de la copa).
La Nazión se pronuncia a favor de la venta indiscriminada de tierras a extranjeros, aunque estos tengan dentro de su propiedad lagos, parques nacionales o cualquier espacio de uso y dominio público y que además su restricción compromete el desarrollo de un país, sus fronteras y la potestad de uso del mismo. Lo hace poniendo como contrapartida la beneficencia de los ricos, que ganan 100 y devuelven 0,10. "No se los puede molestar porque son generosos aún sin estar obligados", es el razonamiento de clase de un diario acostumbrado a hablar desde una posición de élite, desde un lugar donde el poderoso lo es por herencia no porque se lo gane y donde el linaje debe preservarse por la buena salud de la República.
Es tanto el amor servicial por el poderoso extranjero que chorrea esta editorial que logra describir la empresa de Lewis como un paraestado en las cercanías de Bariloche: "La estancia, inicialmente adquirida con fines recreativos, fue transformándose en un emprendimiento productivo con el fin de lograr la sustentabilidad en el largo plazo. Implementa en la actualidad diferentes actividades productivas (arándano, miel, huertas, cría de camélidos, ganado vacuno, ovino, porcino y conejos) y emplea a más de 150 personas nacidas en la zona. Intenta provocar el menor impacto ambiental posible y, prueba de ello, es la inversión de más de 6 millones de pesos en la generación de electricidad mediante una turbina de paso que da electricidad a todo el establecimiento, con menor impacto ambiental, y que además provee de electricidad verde al sistema energético nacional para que, de esa manera, la zona de El Bolsón y alrededores accedan a él. Así, las poblaciones adyacentes también pueden hacer uso de Internet y de celulares.
También, la estancia ha facilitado y potenciado el trabajo con organizaciones sin fines de lucro, escuelas, instituciones y organismos públicos y privados, focalizando su trabajo en educación, deporte y salud".
El colmo llega cuando la supuesta apertura de un camino para acceder al lago, como si fuera un favor de Lewis cuando en verdad no debería poseer tierras que no permitan llegar a él por la cualidad de propiedad pública que tiene el mismo, debe ser agradecido por todos y casi motivo de disculpas por molestar a un filántropo que vino a desarrollar una zona atrasada del planeta.
"Resulta tan equivocada la propuesta displicente de prohibir la compra de tierras a los extranjeros como si ellos fueran los responsables de los graves sufrimientos que vive el país o como si el hecho de excluir a quien ha nacido en otra geografía significara un orden superior de valores", se quejan los Mitre y Saguier, ya definitivamente en función de gendarmes de un poder foráneo que no viene a conquistar tierras ricas en decenes de recursos sino simplemente a regalar salud y educación.
Ya no sólo ofician de defensores del libre mercado excluyente y marginador sino también se presentan como lobbistas de inversores extranjeros que buscan asegurarse una porción de tierra estratégica en este presente pero principalmente hacia el futuro, llevando por delante cualquier noción mínima de soberanía nacional. Cada vez más, La Nazión comienza a desembarazarse de prácticas o dimensiones periodísiticas que declama (objetividad, independencia) para desvergonzadamente animarse a transparentar los intereses que defiende. Que vayan en contra del interés nacional y colectivo, es un detalle en el largo derrotero de esta empresa periodística, como también lo es que, como decíamos ayer, se anime definitivamente a explicitárselo a sus desprevenidos lectores.
“Un país no es serio si no tiene un presupuesto”
Hace 36 minutos
2 comentarios:
¿Civilización o barbarie?
La Nazión siempre estuvo y estará a favor de la sacra civilización!!!
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