domingo, 10 de julio de 2011
¡¡¡"Porteños, la c... de su madre, a ver si ponen huevo, que no juegan con nadie"!!!
El primer impulso, obviamente, es putearlos. Claro.
Pero el segundo, más retrasado, es analizar el por qué.
Y ahí aparece un montón de variables. Desde las más filosófico-sociológicas hasta las más cargadas de logística política.
Ver en el triunfo de Macri solamente a electores descerebrados que no les preocupa mucho la polítcica, es decir, los temas del lugar donde viven y prefieren mirar Tinelli y TN todo el día es demasiado.
Ver en la derrota de Filmus un rechazo cívico al autoritarismo kirchenrista y una valentía de la única ciudad iluminada del país que puede levantarse contra la mentira de consultoras pagas, también.
Teniendo en cuenta estos dos extremos, adentro podemos encontrar justificaciones más duranbarbeanas y sus artilugios marketineros, podemos contemplar miradas sociohistóricas acerca de esa clase media y baja que quiere ser de la alta, podemos escuchar las razones de la gente que se ve incómoda con el estilo agresivo del kirchnerismo, podemos albergar a los sorprendidos porque en la meca intelectual argentina se vote por un discurso tan elemental -en términos de Filosofía Política- como el del macrismo, podemos ser receptivos de aquellos que arriesgan a decir que esta fue una oportunidad para el antikirchnerismo de expresarse fuertemente en una vidriera importante a nivel nacional como es la elcción en CABA, podemos permitirnos ver que Macri es ampliamente votado no sólo en secotres de clase alta sino principalmente de clase baja nuevamente, podemos hacer un esfuerzo y comprender por qué una persona cree que Mauricio es presidente de Boca y vota por él, podemos tomar nota que ha sido una muy buena elección del FpV si comparamos los números de las anteriores elecciones, podemos interpretar los que consideran al gobierno de la CABA como un contrapeso ante el poderío del gobierno nacional, podemos oir todavía las quejas de tantos que ven los defectos de la gestión de Macri en áreas sensibles como salud y educación, podemos aceptar a los que rescatan los avances en temas más visibles como tránsito, estado de las calles y el tan agitado "uso del espacio público", podemos resignarnos a que ese cariz más de Doña Rosa es el que mucha gente prefiere...
Pero esa es la parte racional de nuestra orientación ante el fenómeno de una victoria anunciada pero que debía ser lo más estrecha posible para satisfacer a nuestro lado emotivo, el que a las 20,45 está sufriendo ante el festejo de los que entienden la igualdad como sinónimo de la igual desigualdad de siempre, de los que festejan por pertenecer a la franja de los pdoerosos, de los que festejan desde el cinismo de saber que Macri no es mejor de lo que en votan en contra, de los que festejan con discursos falaces acerca de loq ue califican de autoritarismo y es simple no adhesión y repulsión...
Pero a la vez, la razón penetra la bronca y aconseja de que quizás sea necesaria una tregua a los reclamos legítimos de mayor igualdad desde la mejor tradición de izquierdas y se imponga una sincera apertura a recibir y contemplar los también legítimos reclamos de mucha gente asustada por cucos fabricados por los que hoy festejan y por los cuales ella votó placenteramente (en contra de aquéllos cucos precisamente).
No como sinónimo de que una derrota anunciada vendrá a trastocar lineamientos centrales fortificados por tantas décadas de ser despreciados por las clases dominantes que hoy están alegres con el triunfo amarillo. Si se quiere, en término tácticos, pero de ninguna forma en términos de impostura circunstancial.
Ahora vendrá la lucha discursiva de ver si el 60% de los porteños votó en contra de Macri o si el 70%, en contra de CFK.
Durán Barba querrá imponer la idea de que la segunda vuelta es innecesaria y proyectar la imagen de un Macri 2015 como para levantar un poco la alicaída imagen de Mauricio en el país, más luego de la renuncia a su candidatura presidencial. Durán Barba querrá mostrar que el que gana es él. Gana la estrategia política anclada en el marketing político y la publicidad, no tanto los discursos ideológicos y la mística militante.
De esto también se tiene que aprender, luego de las puteadas a una sociedad que hace muy poco para evitar caer en esos lugares comunes de que uno insulta al pueblo cuando el pueblo no vota lo que uno quiere que vote.
También debe estar ese aprendizaje personal. Inclusive, el escribir este descargo sin esperar los números oficiales "definitivos".
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