"–¿Siente que pasar de Mitre a Del Plata es especial o se trata de un mero cambio de emisora?
–Todo pase de radio representa un cambio. Si bien uno sigue haciendo
lo mismo, periodismo radiofónico, hay que adaptarse a otro lugar, otro
equipo y seguramente otra audiencia. En estos años de polarización y de
disputa, siempre dije que si fuera kirchnerista –que no lo soy– haría el
mismo programa que hago ahora; y si fuera antikirchnerista –que tampoco
lo soy– haría lo mismo. Mi mirada y mi manera de entender lo que pasa
no cambia por estar en Mitre, Del Plata, El Cronista o Veintirés. Mi
manera de pensar no cambia en función del medio donde esté trabajando.
El programa podrá cambiar en relación con el que hice en Mitre porque el
equipo y la artística son otras. Incluso, mis ideas pueden cambiar con
el tiempo, pero no por mudarme a Del Plata.
–¿No siente, entonces, que el medio pueda condicionarle su manera de ejercer la profesión?
–La respuesta tiene dos vertientes: desde uno o desde el colectivo
de periodistas. Para los que tienen determinada espalda, no digo que sea
fácil ejercer su pensamiento con total libertad, pero pueden hacerlo
sin ningún problema. A los periodistas de experiencia y credibilidad no
los tratan de empujar, no deben resistir a presiones. Soy consciente de
que, en este contexto mediático-político, aquellos que no tienen su
historia deben lidiar con un mayor grado de presión. En esta profesión,
como ocurre en el resto de la sociedad, está instalada la polarización
maniquea. Como periodista y como ciudadano intento zafar de la
polarización.
–En este contexto, ¿es de los que cree que lo que ocurre en el periodismo es saludable o, por el contrario, tiene una mirada crítica sobre esta tensión?
–Las dos cosas. En un punto es enriquecedor porque se están poniendo
en discusión algunas cuestiones que antes eran “verdades reveladas”. Si
uno lo mira en perspectiva, esa discusión es interesante porque el
periodismo había llegado a un punto de idealización desproporcionado que
no les hacía bien ni a la profesión ni a la sociedad. Ahora, el
“periodismo militante”, cualquiera sea el objeto que defienda, desde mi
condición de lo que es el periodismo, empobrece. El “periodismo
militante” en tanto priorice cosas por encima del hecho concreto, del
dato, de la información. Después, por supuesto, siempre hubo y habrá
abordajes, análisis, opiniones, puntos de vista, ideologías y
subjetividades periodísticas. Pero antes que eso están el dato, el
hecho, la realidad. Lamentablemente, ahora uno ve que muchas veces el
dato incontrastable, crudo, el número frío, queda opacado por algún
interés superior. Yo no profeso el “periodismo militante”. No creo que
ninguna militancia política sea buena para el periodismo.
–¿Pero cree en que es posible ejercer el periodismo de manera independiente?
–Todos observamos la realidad desde nuestra subjetividad. Lo que
distorsiona el periodismo militante kirchnerista y antikirchnerista, en
cualquiera de los dos casos, es que sobreponen algo superior a la mirada
que cada uno puede tener. Sobreponen a esa mirada, subjetiva, otro tipo
de interés: en un caso defienden a ultranza y de manera incondicional y
acrítica lo que hace el Gobierno; y en el otro cuestionan absolutamente
todo lo que haga el Gobierno. No creo que vaya a cambiar en el corto
plazo. Veo que cada vez hay más intentos, desde ambos lados, de teorizar
y justificar esa manera de hacer periodismo".
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