Fontevecchia: "Thomas Hobbes, el famoso filósofo autor del Leviatán, sostenía que el
hombre es el lobo del hombre y que sin el monopolio de la fuerza por
parte del Estado la guerra de todos contra todos es inevitable.
El lobo es inspirador de varias metáforas; la otra es la de la fábula
de quien, para preocupar, anunciaba falsamente que venía el lobo, para
que cuando viniera de verdad nadie le creyera. Cada vez que un hecho con
reminiscencias de 2001 irrumpe, el masivo cacerolazo del 8N o estos
masivos saqueos, quienes no quieren al Gobierno pronostican el comienzo
del fin del kirchnerismo, y luego las situaciones se distienden y nada
cambia. Ojalá que el lobo verdadero no venga nunca más y encuentre a la
democracia descreída".
La Voz del Interior: "Hoy no está en juego la continuidad de Cristina Fernández. En la
profunda crisis social que se palpa en determinados puntos de la
Argentina, la política nacional está presente, pero no es el factor
determinante.
Con los hechos consumados, la dirigencia política responsabilizó a
distintas organizaciones políticas y a la delincuencia. Estos dos
actores participaron –sin duda–, pero si bien son condición necesaria
para explicar los saqueos, no son condición suficiente: sin una crisis
social que ponga a vastos sectores en una situación desesperante,
aquellos no podrían haber actuado.
Cuando el Estado advierte la
pobreza y el desempleo de una fracción de la población y, en vez de
asistirla, se retira y mira para otro lado, la violencia social aparece
de nuevo".
Morales Solá: "La política del subsidio, sin una contrapartida de reales compromisos
educativos o laborales, se ha convertido en una eficaz herramienta
electoral.
El kirchnerismo ha hecho uso y abuso de ese recurso.
Hay generaciones de argentinos que han perdido la cultura del trabajo.
Tienen razón Daniel Scioli o Sergio Massa cuando señalan que el robo de
televisores o de bebidas alcohólicas no es una faena de hambrientos,
sino de ladrones. También es expresión de resentimiento y de impunidad.
Durante un década, el discurso del poder, que tiene una
enorme influencia en la construcción de la cultura social, demonizó a
los que tienen algo o mucho, y los enfrentó con los sectores más
marginales de la sociedad.
En ese contexto, era predecible la certeza de muchos de
que la propiedad del otro es un derecho propio. Esa misma marginalidad
fue aprovechada por el kirchnerismo para sus epifanías políticas o,
incluso, para presionar violentamente sobre los estamentos sociales
perseguidos por el oficialismo. En definitiva, el Estado no contuvo ni
le puso límites a una marginalidad social creciente".
La Gaceta de Tucumán: "Antes que las incriminaciones políticas, parece más razonable encontrar
las causas que provocaron estas reacciones populares. Y en esa búsqueda,
lo que correspondería averiguar es la verdadera situación en la que se
encuentran los sectores más desprotegidos de la pirámide social. Es que
en Bariloche y en Rosario hay áreas donde la marginación y la indigencia
aún tienen cabida. Y en esa línea, todo parece indicar que esta
Argentina que ha venido creciendo "a tasas chinas" (aunque 2012 muestra
una disminución de ese ritmo) no ha logrado sostener y consolidar con
desarrollo e inclusión un tiempo virtuoso de la economía. Una evidente
falta de políticas sustentables aparece también en este horizonte.
Entonces, habría que decir que en una primera línea de imprevisión
política aparece el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales ante
este cuadro: no se resuelven las necesidades sociales extremas con
reacciones represivas. La Justicia deberá investigar a fondo para
identificar a los responsables de estos ataques a la propiedad que no
pueden quedar impunes".
Abraham: "Coches quemados en Francia, incendios en Londres, saqueos en el
conurbano, poblaciones marginalizadas a veces organizadas por mafias
armadas, otras de acuerdo a un efecto de resonancia potenciada, al decir
del gerente de un supermercado vaciado de Campana, por la conectividad
de Facebook.
En el viejo continente quienes salen a la calle a romper lo que
encuentran a su paso son descendientes de antiguas colonias, hoy
europeos sin futuro. No son como los demás aunque tengan los mismos
derechos. Son y no son, tienen y no tienen una identidad reconocida. Es
posible que la violencia se multiplique por la tensión y la falta de
salida de una media identidad esta vez no elegida por un deseo de
cosmopolitismo sino por el no lugar en la sociedad. Queda el llamado
margen. ¿Y entre nosotros?
Hay muertos".
La Nueva Provincia: "Los grupos marginales y violentos a los cuales el inefable jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hizo
responsables de los saqueos que sacudieron a las ciudades de Bariloche, San Fernando, Chaco, Rosario y Campana son los
mismos que el kirchnerismo ha financiado con generosos subsidios y a los que ha alentado a cortar rutas y a avanzar
sobre los espacios públicos, desde el año 2003.
Se podría decir, con arreglo al adagio clásico: ¿cría cueros y se sacarán los ojos? No son, pues, Moyano y Micheli
los culpables de los desmanes. Por extraño que parezca es el Gobierno quien debe asumir las culpas. Años de alentar el
derecho a la rebelión y al saqueo, nos han llevado a este calamitoso estado de cosas".
Roa: "Las imágenes de TV también desmienten las estadísticas del INDEC, que
declaran poco menos que extinguidas la pobreza y la indigencia. ¿Qué
otra cosa que pobres, indigentes y excluidos son los
protagonistas de los saqueos, aunque el robo y la violencia sean
imposibles de justificar? Obvio, sobre esto, el Gobierno no dice una
sola palabra.
Prefiere cargarle la responsabilidad al sindicalismo
opositor de Moyano, Micheli y Barrionuevo, casualmente los tres que
vienen de hacerle un paro nacional y una marcha sobre la Plaza de Mayo".
La Capital: "El clima festivo que se vivió ayer en el centro de la ciudad por las compras navideñas contrastó fuertemente con lo que ocurría en los barrios, donde grupos de gente irrumpía con violencia en los comercios y la policía disparaba balas de goma. Rosario mostró ayer la singularidad de dos realidades opuestas.
El titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, confirmó que ayer fue uno de los mejores días para los comerciantes del centro. "Las ventas están explotando", ratificó. Y al mismo tiempo admitió: "Estamos viviendo dos mundos en la misma ciudad", dijo conociendo lo que estaban sufriendo los dueños de negocios en los barrios".
Así, mientras casi no se podía caminar por las peatonales ni por calle San Luis y se complicaba entrar a los comercios por la gran cantidad de gente, en barrios alejados de Oroño y Pellegrini los vecinos se armaban con palos y caños para proteger los locales comerciales. El pánico cundió entre la gente, mientras en otras calles los transeúntes caminaban acelerados con bolsas y paquetes en los brazos".
García: "Tres gobiernos de un mismo signo pasaron en los que la palabra
inseguridad no se pronunciaba, oculta en el Indec, asociando ese
silencio a los ricos, a la derecha, a los militares gerontes y a los que
denunciaban violaciones en los medios. Como si pobres, trabajadores o
cuentapropistas no atravesaran la misma penuria cotidiana. Esa palabra
omitida, sin embargo, retrata los últimos saqueos, la inseguridad oculta
es la expresión inequívoca del momento, probada cuando intendentes de
Bariloche o San Fernando públicamente clamaban por un policía más (en
algunos casos, sin éxito)".
Abba: "1. No tiene nada que ver con la protesta social. Una muy buena
conjunción de esfuerzos nacionales, provinciales y municipales lograron
atender este año las clásicas demandas de esta época a tal punto que
casi no se venían registrando los habituales piquetes de protesta.
Ninguna organización social participó de la movida.
2. No fue una protesta por la tormenta. Si se mira bien, las zonas de
robo a comercios no coinciden con las que resultaron más afectadas por
el diluvio de esta semana.
3. No fueron movimientos espontáneos. Desde distintas fuentes
confirman haber detectado en la logística de estos hechos la misma
presencia sindical que ayer denunció el gobierno nacional.
4. Existió el efecto contagio. No es casual que después de la
exagerada exposición mediática de los desmanes en Bariloche se
sucedieran réplicas similares en varios lugares del país.
5. Tiene que ver el narcotráfico. En Rosario podría estar dándose una
preocupante disputa de territorios donde funcionan quioscos de droga.
No son pocos los que adjudican a los llamados “soldaditos narcos” haber
liderado los asaltos a comercios".
Bilotta: "La reaparición de los saqueos pese a la rápida intervención de las
fuerzas de seguridad –marcada diferencia con los del 19 y 20 de
diciembre del 2001– confirma que además del control de la calle, el
oficialismo perdió el que ejercía sobre el relato: nada mejor que una
crisis de excepción para democratizar la circulación de la palabra. De
la transmisión en tiempo real brotó una narrativa espontánea que
devolvió a las noticias una dimensión humana y convirtió en un hecho
superfluo los comentarios infundados. Es decir: desprovistos de
información.
La crispación, las declaraciones exaltadas y las acusaciones fáciles
moldearon, en cambio, una sinfonía atónica de discursos vacuos e
inconducentes a otra cosa que no sea la rispidez. Quienes ayer se
interrogaron de forma retórica ante los micrófonos acerca de qué
quieren los que protagonizaron los saqueos, deberían proponerse a sí
mismos una respuesta".
sábado, 22 de diciembre de 2012
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