jueves, 20 de diciembre de 2012

Gorilas en la siesta, por Luisito Investigador

"Lo que la Presidenta y sus incondicionales omiten, con toda intencionalidad, es que ella misma y muchos de los que forman parte de su proyecto son los genuinos integrantes de una de las mayores, una de las más poderosas y una de las más duraderas corporaciones de la Argentina: la corporación política que maneja los resortes del Estado.
Se puede definir como corporación política a los dirigentes partidarios que desde hace cerca de treinta años vienen ocupando cargos de responsabilidad en los municipios, las provincias y el gobierno nacional. Hombres y mujeres que, más allá de su ideología y su discurso, viven del Estado. Que no conocen, por su propia naturaleza, los riesgos y los inconvenientes de la actividad privada. Porque tienen la costumbre, desde que se levantan hasta que se acuestan, de hacer uso y a veces abuso de los bienes públicos. Bienes y recursos como los autos oficiales, los aviones que paga el Estado, la custodia y los viáticos que obtienen del organismo público al que pertenecen. No estoy hablando de las burocracias profesionales y honestas que ponen lo mejor de sí. Tampoco de los médicos, las enfermeras, los científicos, los maestros y los policías que trabajan en el Estado, porque se trata de su verdadera vocación. Hablo de los "políticos profesionales" que forman parte de un "sistema" bien aceitado. Los que saben, desde hace tiempo, por dónde pasan "los negocios". Los que un día van colgados de una boleta y mañana de otra para no perder su lugar de privilegio. Los tienen todos los partidos, pero el peronismo es el que cuenta con más. Y no sería una exageración decir que muchos de los dirigentes que se dicen peronistas forman una corporación exclusiva dentro de la propia corporación política".
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