Moreno (Clarín): "La tragedia de los años 70 no consistió en que un grupo de militares
se apoderó del Estado y reprimió salvajemente a candorosos militantes de
luchaban por la justicia social, sino que hubo una guerra civil. Y con dos bandos.
Es cierto que ella fue peculiar, ya que no participó la mayoría de la sociedad. Y que uno de los bandos tomó por asalto al Estado y utilizó su poder de fuego para aniquilar al otro.
Y que terminó en un genocidio, con el exterminio de miles de inocentes.
Pero eso no autoriza a fabular que no hubo organizaciones guerrilleras mortíferas y poderosas. Y que cometieron crímenes imperdonables, también de muchos inocentes.
Porque sino la historia deviene en historieta. Que es lo que pretende, con reflexionada falsedad, el relato".
Eliaschev (Perfil): "Una conducta política clavada en la obsesión sólo respira en un clima de
insufrible obstinación. Secuestrada la percepción de la realidad y la
adecuación a sus preceptos, el grupo gobernante sólo funciona y halla su
razón de ser desde la reiteración obstinada. Esto se complementa con
prepotencia y torpeza. Una mala praxis común se transforma en desgracia
institucional cuando va acompañada de hiriente altanería. Lubricada con
un revanchismo asombroso, la gestión oficial revela gran parte de sus
pulsiones por su voracidad patrimonial y política inocultable.
Finalmente, todo se hace más grave por la pertinaz ideología de añejo
voluntarismo que persiste en los métodos y las decisiones del poder. Si
el delirio omnipotente del foquismo sesentista era que “el deber de todo
revolucionario es hacer la revolución”, los actuales tributan a ese
desastre que hace medio siglo llevó a la muerte a decenas de millares de
jóvenes, sazonada con la locura criminal de la “contraofensiva”
montonera, que lanzó al martirologio en 1980 a centenares de militantes
convencidos de que estaban alumbrando el futuro. Son 18 estas claves:
autoritarismo, capricho, desbocamiento, desesperación, dramatismo,
ensañamiento, fanatismo, fantasía, fijación, imaginación, obcecación,
obsesión, obstinación, prepotencia, torpeza, revanchismo, voracidad,
voluntarismo. Sumadas, dan 7D".
Neilson (Noticias): "Ha incidido en el modo de actuar de Cristina su afición a las teorías
conspirativas y su propensión a atribuir los reveses a la maldad de
sujetos determinados con nombre y apellido. Asimismo, acaso por suponer
que no valdría la pena tratar como iguales a los políticos opositores
puesto que a su juicio son una manga de inútiles que no están a su
altura, ha elegido hacer del CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, el
enemigo principal del mejor gobierno de la historia nacional. En la
Argentina fantasmagórica de la imaginación de Cristina, pues, Magnetto
desempeña el papel de Emmanuel Goldstein en la novela “1984”. Fuera de
ciertos programas de la televisión militante, todavía no se celebran
oficialmente los “dos minutos de odio” que en la distopía de Orwell
sirvieron para que el pueblo aullara insultos contra el artífice de
todos los muchos males que sufría, pero no sorprendería demasiado que se
agregara el “7D” a la lista ya larga de feriados nacionales para que
los buenos, es decir, los kirchneristas, puedan felicitar como es debido
a la mandataria que, con coraje supernatural, osó librar batalla contra
el monstruo".
Castro (Perfil): "En ocasiones, presionado por razones políticas que se ejercen desde el
Poder Ejecutivo, sanciona leyes que violan el espíritu de la
Constitución. Un solo ejemplo basta para ilustrar la importancia de esta
potestad que tiene el Poder Judicial. Las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida fueron dos leyes horribles aprobadas por el Congreso
de la Nación. Eran dos normas que contrariaban claramente el espíritu de
la Constitución Nacional ya que consagraban la impunidad, al impedirle
acceder a la Justicia a familiares de la víctimas del terrorismo de
Estado impuesto durante la última dictadura militar y buena parte del
Gobierno de María Estela Martínez de Perón. En el año 2002, el entonces
juez federal Gabriel Cavallo dictaminó la inconstitucionalidad de esas
leyes, fallo que fue fundamental para que luego, en el Gobierno de
Néstor Kirchner, el Congreso aprobara la derogación de esas dos normas. A
nadie se le ocurrió en esos días decir que, al declarar
inconstitucional una ley votada por el Congreso, el juez Cavallo se
estaba alzando contra la institucionalidad del país o que, por fallar
contra el Estado debería haber sido sometido a juicio político".
Leuco (Perfil): "El diputado Eduardo Amadeo utilizó la figura tenebrosa de Fujimori para
tratar de explicar esa amenaza. Alberto Fujimori hoy está preso por
delitos de lesa humanidad y corrupción, pero como presidente de Perú
sepultó la democracia desde el poder. El fujimorazo clausuró
violentamente el Congreso, intervino la Justicia, tomó por la fuerza
varios medios de comunicación, persiguió ferozmente a los opositores y,
finalmente, dio un autogolpe. Deberíamos rogar que Eduardo Amadeo se
equivoque. Que sólo haya sido una exageración producto de la calentura
del debate. Porque si Amadeo tiene razón, a los argentinos nos esperan
días turbulentos. La negación de la realidad produce ceguera. Y la
prepotencia de Estado, resistencia".
domingo, 9 de diciembre de 2012
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