Ah, sí, sí, sí. Lo denuncia un "periodista" de La Nación, siempre tan atenta en identificar rápidamente cuando un poder ahora independiente, honesto y objetivo como como lo es la Justicia argentina luego de la extensión de la cautelar que le permite a su socio seguir usufructuando de sus negocios sin adecuarse a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
El pequeño traspié del fallo en el caso Marita Verón se neutraliza fácilmente: presentar a Susana Trimarco como una adicta al poder de la Diktadura. Hasta meter a Zaffaroni en el medio, si es necesario, como rápidamente interpretó -él solito- Massaccesi en TN la otra noche.
Pero vayamos a lo que se le ocurrió escribir sin desparpajo al columnista Enrique Valiente Noailles: "La organización republicana, además de democrática, tiene sentido
para proteger a los ciudadanos de los abusos de poder. Esto ha
funcionado en la práctica en estos días y es un primer buen signo hacia
el futuro: los límites
que la Cámara de Apelaciones y la Corte Suprema han puesto en el caso
Clarín ante la prepotencia oficial. Uno ha comenzado a acostumbrarse,
pero si retrocedemos un poco, es sorprendente esta fatwa, este
edicto librado por el gobierno de un país para ejercer el acoso contra
uno de sus integrantes. De quien hasta hace algunos años era un socio
que obtenía las primicias del Gobierno y que obtenía también la gracia
de tener la aprobación de la fusión entre Multicanal y Cablevisión en
otro 7-D.
Pero esta inconsistencia, como decenas de otras, es
inocua en la Argentina, porque así como está suspendida la rendición de
cuentas en otras áreas, está también suspendida la rendición de cuentas
frente al principio de no contradicción. Lo que también sorprende en
esta extraña forma de teocracia laica, en la cual el relato es el texto
sagrado cuya profanación exige el castigo, son los acólitos acríticos
que se suman, sin matices y sin voluntad de distinguir lo que se hace
bien de lo que no. Acólitos que no se agotarían de arrojar objetos hacia
arriba si saliera un decreto derogando la ley de gravedad.
A los signos que pueden ser tomados como una semilla de
reversión pueden adicionarse la percepción de un fin de ciclo político
ligado a la improbabilidad creciente de que la Presidenta pueda ser
reelegida, a partir de encuestas de aprobación descendentes".
Laborda, por su lado, denuncia la oculta intención del gobierno K (así no cambia nada y sus jefes no pierden a sus jueces adictos): "El escandaloso fallo de la justicia tucumana
sobre el caso Marita Verón le dio a Cristina Kirchner un pretexto para
insistir en algo que ya insinuó con todas las letras el domingo pasado
en la Plaza de Mayo: su obsesión por vengarse del mal trago que le
hicieron pasar la Corte y la Cámara Civil y Comercial en la causa contra
la ley de medios promovida por el Grupo Clarín.
En otras palabras, la jefa del Estado estaría
pergeñando ahora una suerte de una nueva ley de medios que esta vez
tendrá como blanco a los jueces que se resistan a las presiones del
Poder Ejecutivo".
viernes, 14 de diciembre de 2012
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