Con tal de que le peguen al gobierno... Hasta La Nación, hoy, desmiente a su socio de tropelías...
Clarín titula: "Marcha a la Plaza: Moyano acusó a Cristina de hacer “un ajuste encubierto”.
En el masivo acto del sindicalismo opositor, le exigió que se ocupe de la inflación y la inseguridad. Reclamó por Ganancias y Asignaciones. Participaron además la CTA anti K y la CGT de Barrionuevo".
Pero la crónica firmada por Carlos Galván contradice lo manipulado por Edu van der Kooy o Blanck (no sé quién estaba de turno ayer): "Pablo Micheli dijo que la estimación fue que hubo 70.000 personas.
Pareció que hubo bastante menos. Por la Plaza se podía circular con
comodidad. Llamó la atención que las columnas de los gremios más grandes
llegaron sobre el comienzo del acto".
Por su parte, Mercado Díaz hace reír: "La izquierda, representada por Vilma Ripoll del MST y Rubén Pollo
Sobrero de Izquierda Socialista, también dijo presente arriba del
escenario, montado de espaldas a la Rosada, mientras que un
desconcertado Ricardo Alfonsín escuchaba como los manifestantes
entonaban la marcha peronista en el cierre de la jornada".
""Vine porque me había comprometido, y porque los trabajadores radicales
me lo pidieron", se excusó el diputado radical a La Nación, ya rumbo al
Congreso".
Carpena también hace sus gracias: "El gremialismo opositor brindó ayer una demostración de fuerza que debería preocupar a Cristina Kirchner", aunque admite: "La euforia de organizadores del acto no disimula el hecho de que casi no pudieron sumar a la protesta a esa clase media
que salió a la calle en los cacerolazos, pese a los intensos contactos
con la red de blogueros anti-K y a la definición de un horario tardío
para el acto con el fin de permitir que muchos oficinistas se
movilizaran a la Plaza".
La Nación titular en tapa: "Moyano y Micheli, con la Plaza a medias" y en la crónica profundiza la idea: "Una marcha que perdió fuerza con el tiempo". "Ni Hugo Moyano ni Pablo Micheli cumplieron ayer con su deseo de extender
su retórica sindical entre los sectores medios y los descontentos con el
kirchnerismo. La convocatoria de la CGT y la CTA opositoras a la Plaza de Mayo no cruzó las fronteras de su propia militancia, apenas reforzada con el respaldo de aliados circunstanciales", sentencia. Y acompaña la crónica con una comparación lapidaria entre la marcha del 27 de junio, el 10 de octubre y la de ayer.
"A pesar del intento de sumar a los sectores medios que se manifestaron
en los cacerolazos del 13-S y del 8-N, la convocatoria de ayer contó
únicamente con los militantes gremiales y algún apoyo circunstancial de
los partidos opositores y de la izquierda. La expectativa de los
organizadores era congregar 100.000 personas; hubo menos: alrededor de
30.000", grafica La Nación.
Por su parte, Balinotti admite: "La convocatoria fue menor de lo esperado. Lejos de un desborde de personas y con una convocatoria menor de la
esperada, la inquietud de Moyano dejó de ser la inminente tormenta para
conocer en detalle las cifras sobre la cantidad de asistentes. A cinco
minutos del arranque de los discursos ya se vislumbraba una Plaza poblada a medias, con esquinas desérticas y sin la fuerza de una gran manifestación".
Liotti complementa: "La sensación que había ayer al atardecer en sectores de la oposición era
que la marcha multisectorial significó un retroceso respecto del impacto
que habían logrado los mismos protagonistas con los piquetes del 20 de
noviembre. Hace un mes, Hugo Moyano y Pablo Micheli lograron paralizar
la ciudad de Buenos Aires; ayer, les costó mostrar una movilización
convincente".
"Nadie pensó que el mensaje de Moyano duraría tanto. El acuerdo
previo fue que cada orador hablaría alrededor de siete minutos. Moyano
superó la media hora.
La extensión, el tono "demasiado peronista y
electoralista" para el paladar de la CTA, el calor y los problemas de
audio configuraron un combo complejo", rescata Bullrich.
"Más allá de las presencias, también hablaron los sitios vacíos. Patricia
Bullrich, activa promotora de anteriores manifestaciones como las del
8N, afirmó que la convocatoria estaba "sobreactuada" porque "los
reclamos ya están en el Congreso y se repitieron durante este año",
según afirmó a La Nación. El peronista Francisco de Narváez también
faltó con aviso: afirmó que no estaba en favor de "los cortes de calles
como método de protesta"", destaca Rosemberg.
"Sobre los reclamos de Moyano y Micheli, la Presidenta tiene sus
propios tiempos. Sin darles la razón a ellos, Cristina Kirchner tiene
reservado el año 2013, que será electoral
, como el momento del despliegue del gasto. "En marzo se larga el
aumento del mínimo no imponible de Ganancias, de la Asignación Universal
por Hijo y de las jubilaciones", confió a La Nación una fuente oficial.
Seguramente la agenda oficial será de expansión del
consumo para acompañar un 3,9 o 4% de crecimiento que prevén en la Casa
Rosada", finaliza el golpeador de puertas Obarrio.
jueves, 20 de diciembre de 2012
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