De León: "“Hace más de 1 hora navega en aguas internacionales, rumbo a la Argentina. La esperamos en Mar del Plata el 9 de enero”. Ése fue el último tuit que escribió la Presidenta de la Nación. Fue el 19 de diciembre, a las 16:26 horas y tenía como referencia el regreso al país del buque escuela Fragata Libertad.
No hubo así, mensaje navideño por las redes sociales ni cadena nacional de la mandataria.
Tal vez por caracterizar a Papá Noel de “personaje transplantado” y decir que ella iba a por Los Reyes Magos, la jefa de Estado no recurrió ni a las redes sociales ni a un mensaje grabado para televisión de modo de saludar a los argentinos y argentinas.
Recluida en su provincia, primero en Calafate y luego en Río Gallegos, no hubo ninguna mención tampoco para la difícil situación vivida en diferentes puntos del país con saqueos, cientos de detenidos y la habitual aparición rimbombante del secretario de Seguridad y virtual ministro del área, Sergio Berni".
Van der Kooy: "Hubo otro silencio, además del habitual de Cristina Fernández cada vez
que afronta un desafío inesperado, que podría ayudar a comprender la
dimensión del impacto político que provocaron los desórdenes sociales
que prologaron la Navidad. Aquel otro silencio estruendoso, valga la
paradoja, corresponde al peronismo.
El incremento de la violencia, el delito y el narcotráfico estarían
desnudando algunas incompetencias paralelas del Gobierno: la política de
seguridad, por un lado; y un asistencialismo que no modificó la
estructura social de la Nación sino que consolidó, en diez años de
crecimiento económico, playones de marginalidad y pobreza.
Ese diagnóstico empieza a ser compartido por gran parte del peronismo, que toma distancia de las adversidades cristinistas y maquina los tiempos de la sucesión presidencial".
Moreno: "Estruendoso fue el silencio de la doctora de Kirchner. Pareció como si, de pronto, dos muertos en Rosario tuvieran menos valor que igual número en Capital o en el conurbano. Y que tamañas tragedias no merecieran siquiera un comentario de la titular del Ejecutivo.
Sobre todo porque la Presidenta no se caracteriza por su parquedad. Por el contrario, usa la cadena nacional para anunciarnos hechos y proyectos sin especial relevancia institucional. Y pronuncia discursos a repetición, ilustrándonos, por ejemplo, sobre las virtudes afrodisíacas de la carne de cerdo o abrumándonos con cifras del INDEC, que no hacen más que demostrarnos la felicidad que, sin darnos cuenta, nos embarga.
Pero no. La Presidenta, refugiada en El Calafate, prefirió el silencio a llevar calma , con la autoridad que le confiere su 54% de votos, a la población. Extraño mutismo el de una dama tan dada a la oratoria que, frente a una peligrosa conmoción social, eligió no decir ni mu".
miércoles, 26 de diciembre de 2012
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