Los agentes le acusaron de portar una bolsa con material para hacer explosivos, fue conducido a la comisaría de Moratalaz y, tras 48 horas de arresto, el auto de la jueza de guardia dictaminó prisión preventiva contra él. Daira quedó en libertad y Alfonso fue ingresado en Soto del Real, donde continúa a día de hoy con el régimen de aislamiento FIES 5 (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento), el mismo que se aplica a internos vinculados a la delincuencia internacional o a condenados por terrorismo islamista, ente otros, y que limita las comunicaciones escritas y habladas con el exterior.
A partir de aquí, dos hechos han provocado la indignación del barrio de Alfonso, donde su familia es conocida por su compromiso social, y por los que Elena Ortega, la madre, ya ha recabado el apoyo de partidos políticos y sindicatos. El primero de ellos es la acusación: la bolsa con material explosivo que supuestamente llevaba Alfonso "no tiene huellas dactilares que le incriminen" y, según los informes policiales, "tampoco consta que el detenido llevara guantes", señala su abogado, Erlantz Ibarrondo.
Durante las horas que Alfonso permaneció arrestado en la comisaría de Moratalaz, la policía practicó tres registros domiciliarios: en su casa, en el domicilio de Daira y en la sede de Bukaneros, el club de hinchas del Rayo Vallecano. "Se presentaron cinco policías con la cara tapada con pasamontañas y sólo se llevaron el móvil de Alfonso, que se lo había dejado en casa porque sólo iba a pasear el perro con su tío, pero tenía pensado volver", relata la madre del detenido. "A veces me resulta increíble lo que estoy contando; me pregunto que en qué país vivimos y me asusto mucho".
"En mi casa tenemos banderas republicanas, camisetas a favor de la escuela pública, etc. Somos gente de izquierdas, pero no somos terroristas", apunta Elena, que considera desmesuradas las medidas contra su hijo".
Fuente
Entrevista a Elena, madre de Alfonso Fernández
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