Jorge Lanata: "Dicen que hay un satélite por el que Chávez vigilará a los que voten en
su contra. Dicen, también, que los lugares de votación tienen cámaras donde espían a la gente. Dicen que un grupo secreto de hackers rusos espía el sistema. Dicen
que un cable submarino conecta Caracas con La Habana, y que así los
cubanos podrán meterse en el comicio para votar a favor de Chávez.
Aquí, donde todos dicen, dicen también que los servicios de inteligencia
bolivarianos (el SEBIN, a quienes tuve el gusto de conocer durante un
interrogatorio en el subsuelo del aeropuerto) grabaron en forma
clandestina a Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV) durante una conversación telefónica en la que
decía que, frente a una derrota, defenderían la Revolución “a como dé lugar”.
La introducción del voto electrónico, en el que el votante debe dejar su
huella digital, multiplicó las sospechas sobre el uso cruzado de los
datos por parte del Estado: la gente teme que las huellas se crucen con el voto y queden expuestos a la venganza estatal contra los rebeldes".
Marcelo Cantelmi: "Por primera vez Chávez tiene enfrente un adversario, Henrique
Capriles, sostenido por un consistente arco opositor y que hace campaña
con la mística que el comandante parece haber perdido en el laberinto de
la economía y por las secuelas de su enfermedad. Esta batalla obligó al
presidente a poner en riesgo su legitimidad utilizando todo el aparato
del Estado, dinero, vehículos, aviones para fortalecer la campaña. La
estrategia que consagró una extraordinaria inequidad entre los dos
postulantes, reveló hasta qué extremo el modelo asume a la democracia como una herramienta utilitaria y maleable.
Ese es el punto que más debería observarse de esta deriva. Se trata de un enorme retroceso respecto a los ideales por los que combatió esta región durante la larga noche de las dictaduras militares que reprimieron cualquier visión alternativa.
Parte del enorme universo de los empleados públicos venezolanos han sido obligados a llenar un formulario que deben firmar y agregar la huella digital indicando dónde votarán.
Es muy difícil que en Venezuela se pueda hacer un fraude pero este tipo
de maniobras alimentan la sospecha de que el gobierno pueda indagar,
como alguna vez lo hizo, por quién voto cada uno y eso derive en
sanciones. Es la noción opresiva del panóptico: no importa donde uno
este estará ahí siempre vigilando".
Editorial de La Nación: "Mañana los ciudadanos venezolanos concurrirán a las urnas
para elegir a su próximo presidente entre Hugo Chávez, quien gobierna
el país desde 1998, y Henrique Capriles. Para ellos, hay ciertamente una
enormidad en juego. Nada menos que poder vivir en libertad, así como la
posibilidad de recuperar una democracia extraviada. La lamentable
alternativa sería la de profundizar la actual deriva totalitaria.
La trascendencia de estos comicios venezolanos
radica en que su resultado repercutirá inevitablemente en toda la
región en momentos particularmente peligrosos, en los que América latina
sufre tres males tan graves como infecciosos en aquellos países que
pertenecen a la órbita "bolivariana" o son ya sus compañeros de ruta,
como ocurre con la Argentina.
El primero de esos males es la notoria y patética deformación de las instituciones democráticas. El segundo mal es la falta de respeto al Estado de Derecho. El caso
reciente de la ilegal suspensión aplicada a Paraguay en el Mercosur así
lo testimonia con meridiana claridad. El tercer peligro son las crecientes amenazas y agresiones a las libertades individuales y derechos humanos.
La familia venezolana se encuentra hoy dividida por odios ideológicos
incentivados desde el poder político, a través de un discurso que abusa
de la cadena oficial -Chávez consumió más de 75 horas durante todo
2011- y que se preocupa por alejar toda posibilidad de concordia.
Si en Venezuela la oposición unificada de pronto
pudiera derrotar a Chávez, podría haber una saludable reacción ante
todos esos graves males que la Venezuela de Chávez exporta y alimenta
gracias a sus petrodólares".
Patricia Bullrich: "Entré al corazón del acto chavista, que, como suele decirse en la
Argentina, logró construir un relato. Sin embargo, a pesar de la
multitud, hace tiempo que comenzó a perder fuerza y a convertirse en una
cierta asfixia, que en el acto oficial se respiraba. Estaban los
convencidos y los que eran contados en planillas.
La sensación es de algo que se va, que tiene más pasado que futuro, y
algo que viene, que tiene más futuro que pasado. Capriles no puso el
énfasis en el antichavismo, lo puso en construir un camino. Las razones
por las cuales vaticino su triunfo son: 1) La oposición se organizó con
una estrategia clara; 2) El discurso, en vez de rechazar el presente,
se focalizó en el futuro; y 3) La oposición le habló siempre a la gente y
nunca al poder, por lo cual Chávez no tuvo contrincante para construir
la lógica amigo- enemigo".
Raúl Baduel: "En su desesperación y angustia, el candidato del gobierno recurre al
expediente de tratar de infundir miedo ¡No nos dejemos amedrentar! La
confidencialidad del voto está garantizada, hay que acudir masivamente a
votar con el objetivo preciso de reducir la abstención, haciéndola
igual o menor a 15%. Además organizados y dispuestos al Desafío político
no violento (De la dictadura a la democracia. www.aeinstein.org)
Tengamos presente la exhortación de Juan Pablo II: ¡No tengais miedo! y
tomemos la vestidura de la armadura de Dios (Efesios 6 Vs 10 al 20)".
Mario Vargas Llosa: "Guardo esperanzas de que el presidente Hugo Chávez sea derrotado en
las elecciones que mañana se realizarán en Venezuela. Creo que ha sido
muy importante que la oposición venezolana, que estaba muy dividida, se
haya unido detrás de la candidatura de Henrique Capriles. Su campaña ha
sido muy eficiente, muy eficaz. El no está vinculado con el pasado de la
democracia corrompida, populista, anterior a Chávez. Si yo fuera
venezolano, sin dudas iría con Capriles. Tengo, por otra parte, la sensación de que una victoria de Chávez probablemente sería producto de un fraude".
Rosendo Fraga: "Un triunfo de Chávez no resuelve el interrogante que plantea su
salud, al iniciar un nuevo período presidencial de seis años. La
sucesión sigue siendo un problema político no resuelto para el chavismo. En caso de una derrota, reiteradamente el Presidente venezolano ha
dicho que el país sufrirá una guerra civil porque sus partidarios no
aceptarán que un gobierno opositor les quite los planes sociales que le
ha otorgado. Esto implica que puede no reconocer el triunfo opositor".
Teodoro Petkoff: "Qué espectáculo maravilloso el de la marcha y concentración de Capriles
el domingo pasado! Más que un mitin de rutina electoral, fue un inmenso
acto de fe en el futuro inmediato. Aquella no era una multitud sino
centenares de miles de voluntades, de individualidades, articuladas
entre sí por un hilo conductor irrompible: el de la convicción racional,
pero no por ello exenta de emoción y pasión, de que hay que salir de
este gobierno, de que Venezuela tiene que cambiar de conducción porque
la de Chávez ha sido catastrófica tanto para el país como para el alma
nacional".
Jorge Castañeda: "En una Venezuela muy polarizada y politizada, es poco probable que más
del 20 por ciento de los votantes todavía no hayan decidido lo que van a
hacer. Algunos analistas sospechan que habrá un “voto de la oposición
oculta”, tal como ocurrió en Nicaragua en 1990, cuando Violeta Chamorro
ganó la presidencia, o en México en 2000, cuando Vicente Fox salió
victorioso. De acuerdo con esta lógica, el “indeciso” en realidad se
está inclinando hacia Capriles. Pero Chávez puede contar con varios
puntos porcentuales de votos manipulados".
Eduardo Sigal: "No resulta indistinta la ratificación del rumbo
político con una eventual victoria de Chávez o una revisión de este
proceso, el cual tendría lugar en caso de un triunfo de Henrique
Capriles. Esta reflexión no intenta constituir una interferencia en los
asuntos internos de un país soberano; el sentido es alertar sobre el
impacto en el proceso de integración sudamericana de un cambio de signo
político en Venezuela. La continuidad del gobierno de Chávez, de
innegables méritos en términos de política social, educativa, laboral y
sanitaria, ratificaría el histórico proceso político regional, del que
Venezuela es un actor de indudable importancia relativa".
sábado, 6 de octubre de 2012
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3 comentarios:
Que fuerte que es leerlo todo junto! Gracias. Y vamos Chavez!
BTW, la "asfixia que se respira" de Pato Bullirch es genial.
Va de diktadura en dictadura, pobre Pato.
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