Se le viene el 7D encima y ahora Clarín intenta por el lado de que permitir la aplicación del artículo 161 (que lo obligaría desprenderse de 200 licencias, aproximadamente) sería habilitar la Re-Re. Los tipos tiran, a ver si prende... Y en ese trajín, vale manchar todo, a lo Carrió (hasta a un testigo amenazado, sólo por haberse declarado K. Seguro La Nata denunciará a Blanck por acusar a la víctima con la pollera corta y todo eso). Total, luego no hay que probar nada. Más, claro, una buena dósis del clásico "todo está mal" y todo se cae a pedazos y todo es relato, mentira; recurso masturbatorio que todavía no puede procesar una elección como la del 23O. Pero ya le encontrarán la vuelta para presentar que también eso fue una mentira, no su descripción de la realidad, custodios ellos de lo que verdaderamente debe creer el pueblo argentino, perdón, "la gente".
El Colo K: "La furiosa presión del Gobierno sobre la Justicia está vinculada en la intimidad con el objetivo mayor del oficialismo: lograr que Cristina se autosuceda ininterrumpidamente .
Las
dificultades actuales han obligado a bajar el tema de la cartelera,
pero no ha sido abandonado. La maniobra está precedida por este
forzamiento dirigido a impedir que la Justicia actúe independientemente
en un fallo crucial sobre la inconstitucionalidad o no de dos
artículos de la ley de medios, que está en vigor a pesar de la
propaganda kirchnerista en contrario.
Como telón de fondo, la autosucesión de Cristina impregna todos los
actos del oficialismo. Para lograrla, quieren la unanimidad de voces, el silencio de toda crítica. No es una epopeya sino un acto desesperado".
Edu Van der Kooy: "Dos de los miembros de la minoría opositora en el Consejo de la
Magistratura fueron sondeados sin pudores por un emisario kirchnerista
para saber si, bajo alguna condición especial, estaban
dispuestos a torcer su voto para permitirle al Gobierno designar a una
jueza fiel –María Gagliardi– que falle sobre dos controvertidos
artículos de la ley de medios. Aquellos hombres habrían quedado
perplejos. Y se untaron con un inviolable silencio. ¿Un intento de
soborno? ¿Un ofrecimiento de US$ 500 mil para cada uno? Ese silencio
convirtió esos interrogantes sólo en rumores intensos.
Las
maniobras del gobierno de Cristina Fernández sobre el Poder Judicial han
terminado por convertir la vieja y famosa servilleta del ex ministro
menemista Carlos Corach –donde supuestamente escribió los nombres de
jueces adictos de la época– casi en un texto infantil de María Elena
Walsh.
Susy Viau: "Trapalanda se cae a pedazos. Lo fundamental es que no se sepa.
Para
ello, el cristinismo se abraza al 7 de Diciembre, el día en que, según
ha anunciado, le echará el cerrojo a los medios que se atrevan a
contarlo. El hombre clave de estas horas es Julio Alak, un soldado, no
importa de qué jefe. Con el mismo entusiasmo con que, como presidente
del partido, respaldó los indultos y peregrinó de La Plata a Don
Torcuato para homenajear a Carlos Menem preso, ensaya ahora una
triquiñuela tras otra para ofrendarle a la Presidente su carta
decembrista. A ese naipe se juega todo. Mientras tanto, la imagen de la
Presidente cae al 30 por ciento, hay deliberación y desorientación en
sus cuarteles generales. Recostada sobre Carlos Zannini, Cristina
Fernández corre detrás de los hechos y ya no construye agenda. Algunos
pocos intendentes (Julio Pereyra, Francisco “Barba” Gutiérrez, Darío
Díaz Pérez) siguen celebrando el “modelo”. Los demás callan, observan,
quizás piensen que si Borgia se desliza hacia su ocaso, “Florencia no
debe ser enterrada con él”. Son pocos, con todo, los que han entendido
la verdadera naturaleza del fenómeno. La mayoría sigue creyendo (como
Joseph Roth, con todo derecho, en 1938) que sólo los alemanes
incorporaron el elemento diabólico a la política. Roth añadía que al
demonio no le gusta la verdad. Trapalanda, entonces, tratará de
sobrevivir cueste lo que cueste porque Trapalanda es el relato".
Marce Moreno: "Hace tres años, cuando se dictó la ley de Medios Audiovisuales, escribí en esta columna que defender a Clarín significaba defender a la democracia. Esto me valió la casta indignación de voceros kirchneristas, que en
nombre de su sacrosanta buena fe defendían el próximo advenimiento de
radios wichis, diaguitas y mapuches y señales de TV de ONGS, sociedades
de fomento y sindicatos.
Escribí aquello porque era entonces claro -y lo es más ahora- que esa ley, contra lo que mandan las leyes, estaba destinada a destruir un grupo particular de medios.
Desarticulado Clarín -escribí entonces y escribo ahora-, el grupo más fuerte aunque obviamente no monopólico del país, terminar con el resto de voces disonantes
a las que corean al unísono el discurso oficial sería una tarea mucho
más sencilla. Por eso, entonces y ahora, defender a Clarín significaba y
significa defender a la democracia.
Lo que entonces podía llegar a
persuadir a algunos -como las falsas explicaciones de los médicos del
cuento de Papini- ahora está claro: la ley de Medios se hace porque su único fin es desintegrar a Clarín. No hay radios wichis ni canales de ONGS: eso era un cuento.
Por eso el 7 de diciembre y los sucesivos serán clave para Clarín pero
también para la democracia de los argentinos: entonces sabremos a
ciencia cierta hasta qué extremo está dispuesto a llegar el Gobierno en
su objetivo de llevarse puesta a esa libertad de expresión que tanto lo
ofende".
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