"Buenos días para todos, soy Pedro Bordese, tengo 15 años, soy estudiante del colegio Santa Eufrasia y milito en la Agrupación La Jauretche de Río Cuarto (Córdoba).
Me parece muy bien esta iniciativa, ya que es interesante que quienes nos vamos a ver directamente involucrados en esta medida, en el caso de implementarse, tengamos voz en la discusión, espacios en donde expresar nuestras ideas y donde escuchen nuestros argumentos.
Bueno, en este asunto existen muchas cosas para pensar, una que me parece interesante a tomar como punto de partida es pensar... ¿Cuál es el parámetro que se está tomando para decir que a los 18 o a los 20 se está más preparado que a los 16 o 17? Existen jóvenes de 16 que están más preparados que universitarios de 20. Somos jóvenes con mayor autonomía que antes, cada vez nos hacemos cargo de muchas responsabilidades.
Yo creo que los jóvenes tenemos que tener mayor participación para no ver las elecciones desde afuera, debemos ser partícipes de nuestro propio destino.
Si somos sujetos por si, en donde se nos aplica la capacidad coercitiva del Estado, tenemos que tener el derecho a participar del debate y de la decisión. ¿Acaso nos quieren hacer sentir seres incapaces de de decidir nuestro futuro político?
Yo milito en La Jauretche, y pensar que vas a participar en las elecciones el año que viene y no vas a tener que esperar hasta los 18 te genera una satisfacción y un impulso a seguir haciendo lo que hacés. ¿Cuántas veces me decían, qué hacés ahí si todavía no votás? Y ahora sí les puedo dar una respuesta y demostrarle que los jóvenes podemos elegir responsablemente.
Se habla de “no ser suficientemente maduros”. ¿En qué se basan? El voto es optativo, en ese sentido van a ir a votar sólo aquellos que quieran y se crean suficientemente maduros para hacerlo, que se sientan movilizados, que tengan militancia y conciencia política. Por lo tanto, se va a respetar el tiempo y la decisión de cada joven...
Yo pregunto: ¿quién se cree capaz de criticar la formación política de cada joven que viene defendiendo una sociedad más justa? El que se sienta capaz de hacerlo, que critique la desaparición de muchos jóvenes entre 14 y 18 años que desaparecieron en la última dictadura militar, por luchar y defender sus pensamientos. O en todo caso a Mariano Ferreyra asesinado por reclamar por los derechos de los trabajadores ferroviarios, que militaba en el partido obrero desde sus 13 años.
Los jóvenes somos heterogéneos como los adultos, por lo tanto existirán los que se creerán listos y preparados para elegir responsablemente y estarán los que esperarán dos años más, adquiriendo formación para cuando luego sea obligatorio.
También he escuchado hablar de bajar la imputabilidad penal; esto implica que estamos adhiriendo a que los chicos puedan ir a la cárcel más temprano, es decir pensando en que son suficientemente adultos para elegir si ir a la cárcel o no, pero no para votar. Los estamos considerando suficientemente responsables para delinquir pero no los estamos dejando elegir el sistema político que quieren, como si robar o no robar, matar o no matar no dependieran de la estructura social, política y cultural en la que se forman, como si el sistema político no tuviera que ver con que un pibe tenga necesidad de salir a la calle a sobrevivir.
Hay que pensar en políticas de Estado y no de gobierno, pensar que esto implica un oportunismo político del kirchnerismo es ridículo. Hay que tener en cuenta que el proyecto también fue pensado y presentado por el FAP (Frente Amplio Progresista) hace dos años. La cantidad de jóvenes que se implementarían en el padrón tras la aprobación de la Ley y la cantidad de jóvenes que se tomarían la responsabilidad y el acto de votar son entre el 2% y el 2,8 % del padrón, por lo tanto no mueve el amperímetro de alguna elección. Considerar que los jóvenes son más fáciles “De convencer” te estás diciendo a vos mismo, o estás llamando a la juventud Vulnerables. Y eso está más que claro que la juventud no es para nada vulnerable y el que se crea vulnerable tiene el tiempo todavía de pararse y demostrarlo que no lo es.
“El joven que tome la decisión de votar estará dejando atrás un ciclo signado por el individualismo y estará confirmando su vocación ciudadana, será un líder contra la de deserción democrática y se sumará a la responsabilidad de crecer en el debate político, tendrá un derecho y verá que también tendrá obligación y que deberá estar a su altura”.
Cuántos secundarios se movilizan con excelentes argumentos mensualmente en la ciudad de Buenos Aires; cuántos miles se movilizaron el año pasado en Córdoba capital, después de haber pensado, leído, debatido y contra-argumentado la ley de Educación provincial.
El voto no es solamente un acto político, sino que tiene que ser tomado con el mayor respeto posible, porque por ahí es donde se expresa el pueblo y donde esperamos que se exprese la juventud. Pero ese voto es lo que nos da la posibilidad a los jóvenes de lograr la transformación a ciudadanos comprometidos con una sociedad cada vez más justa. El voto tiene que estar acompañado con una militancia, formación y una conciencia política; estos son derechos que se ganan y libertades que se amplían.
Yo creo que llevar a un chico mayor de 16 a votar implica abrirle un cuestionario interno, el mismo proceso por el que se pasa a los 18 años. Ir a votar es educativo, lleva a pensar ¿Qué implica votar? Conocer sobre el sistema político y preguntarse si el mismo es un medio para cambiar la realidad en la que vivimos.
La política, tiene que dejar de ser juzgada por un pensamiento de prejuicios. Hoy en día la mayor parte de la juventud ya no ve a la palabra política como sinónimo de corrupción, ni como era interpretada 12 años atrás como una mala palabra. A esos que siguen pensando eso, la juventud es la encargada de explicarles que no, que ya no es así. Que la política es la herramienta para seguir construyendo y avanzando como sociedad.
El reconocimiento efectivo de este derecho interpreta la necesidad de profundizar la democratización de otras instituciones, como las educativas, debatiendo las currículas y la formación de un centro de estudiantes.
La ley no debe ser un punto de llegada, sino un punto de partido; la ley es el reconocimiento formal de la juventud como actor político. Y esto nos impulsa a todos los jóvenes a seguir luchando y transformando, con un lugar como ciudadanos, nuestra querida Argentina.
Muchas gracias".
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