"A principios de octubre, el diario español El País anunció el despido del 30% de sus
trabajadores, una rebaja del sueldo del 15% para los que se queden y la
cancelación de suplementos regionales.
Tras la medida, el Comité de Empresa, que es la organización de los
trabajadores, pidió la renuncia del director, Javier Moreno, y
reprobaron las acciones de Juan Luis Cebrián, el máximo ejecutivo del
grupo que maneja el periódico, Promotora de Informaciones, S.A (PRISA).
"Consideramos inmoral y contrario a los
principios deontológicos recogidos en el libro de estilo que el
presidente se embolse millones de euros mientras intenta despedir a 149
compañeros", dijeron los periodistas.
Cebrián, por su parte, afirmó: "No es una
cuestión de querer mejorar la rentabilidad. El periódico no puede
soportar por más tiempo su actual estructura de costos".
Como forma de protesta, algunos periodistas han
querido abstenerse de firmar sus artículos y, a pesar de que el
departamento de recursos humanos les advirtió que eso era un motivo de
despido, el sábado 20 de octubre la mitad del diario se imprimió sin
firmas.
Poco después del anuncio de las cesantías, al
menos 50 comentarios de crítica escritos por lectores y periodistas en
la red social de El País, Eskup, fueron borrados por el moderador.
Según se informó, en mayo el periódico se negó a
publicar una columna de Eric Gonzáles -quien renunció la semana pasada-
que decía: "Cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el
sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los
dueños".
Juan Varela, el periodista y director Mediathink Consultores, ha
publicado en su blog Periodistas 21 varias investigaciones sobre la
situación del diario español. Según él, la crisis del grupo Prisa tiene
que ver con "errores de gestión empresariales en lugar de
periodísticos".
"No han sido capaces de avanzar en el modelo de
negocios. No han impuesto suscripciones, clubes de lectores,
clasificados. En cinco años no ha habido ninguna innovación", le comentó
a BBC Mundo.
"Un diario que depende de sus ingresos en
publicidad, los cuales están amenazados por la crisis y el golpe de
internet, no ha pensado en una estrategia".
En términos de capital, Prisa no es una compañía española. En los
últimos cinco años se ha ido convirtiendo en una sociedad anónima cuyas
acciones son negociadas en diferentes bolsas del mundo. En 2010, el
grupo firmó un acuerdo con Liberty Acquisition Holding para incorporar a
inversores internacionales.
Un periodista que es miembro del Comité de Empresa le dijo a BBC
Mundo que el anuncio de los despidos ha generado un ambiente hostil y de
incertidumbre en la redacción de El País.
El trabajador, que pidió que no se revelara su
nombre, comentó: "Después de que anunciaron los despidos, nosotros
analizamos los datos y nos dimos cuenta de que el periódico no está
dando pérdidas, sino que ha registrado una disminución de los ingresos, y
que por eso no se justifican los despidos".
El Comité lo compone prácticamente toda la
redacción -que entre periodistas, secretarios y diseñadores suma unas
400 personas-, excepto la dirección.
Falta menos de un mes para que se hagan efectivos los recortes y se den los nombres de los cesanteados".
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"El director del diario español "El País", el más leído de España,
descartó abandonar el cargo pese a la creciente presión por el polémico
plan de recortes y despidos que afectan a un tercio de su plantilla.
"La dirección es mi tarea. Y no tengo planeado retirarme tan pronto",
dijo Javier Moreno en una entrevista que publica hoy el diario alemán
"Frankfurter Allgemeine Zeitung". "Puedo asegurar que los rumores sobre
mi pronta destitución son falsos".
"El País" pretende suprimir
149 puestos de trabajo sobre una plantilla de 440 personas, la mayor
parte como despidos y 21 como prejubilaciones de mayores de 59 años. El
resto de empleados verá reducido su salario en un 15 por ciento.
El
severo ajuste en un diario que nunca tuvo pérdidas hasta ahora abrió
una fuerte polémica. La redacción organizó paros parciales y el comité
de empresa pidió la dimisión de Moreno, acusándolo de presionar a
redactores que se negaron a firmar notas como protesta.
El directivo reconoció llamadas a corresponsales para impedir que enviaran notas sin firmar.
"El
estatuto de redacción y nuestro 'Libro de Estilo' admiten negar la
firma solo en un caso: cuando una nota se modifica contra la voluntad
del autor. Ese derecho protege a la redacción. Pero negar el nombre para
ejercer presión colectiva no es legítimo"".
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