Ahora en serio. Raffo no tiene cura ya (con lo que pasa a integrar ese selecto grupo de zombizados -¡hoy vuelve TWD!- por el kirchnerismo junto a Quintín, Fer Iglesias, Gus Noriega, Ale Rozitchner, Cayetano, el Guille Cherashny, la Lila): "¿Cuántas personas linchó el Ku Klux Klan entre 1960 y 1969? A cualquiera que haya visto Mississippi Burning le sorprenderá enterarse de esta cifra: sólo tres. Y es difícil adjudicárselos con certeza al Klan porque –como los Montoneros– no siempre reivindicaban sus actos de violencia. No importa. Para nuestra hipótesis de hoy es suficiente asumir que todo linchamiento era percibido como adjudicable al Klan. Igual son poquísimos para una organización muy violenta que llegó a tener millones de miembros. Durante la década del 50, el Tuskegee Institute consigna seis víctimas. Son apenas nueve en veinte años, un número insignificante si lo comparamos con el índice de mortalidad infantil de la población negra en Estados Unidos, que por esa época se acercaba a los diez mil por año. ¿Por qué, entonces, eran tan temidos?
En su blog –después libro– Freakonomics, Steven Levitt sugiere que la explicación hay que buscarla en el pasado. El Klan tuvo tres etapas, y durante la primera mató mucha gente. Más de mil hombres, mujeres y niños fueron linchados por las primeras hordas furiosas a fines del siglo XIX. Lo que sostiene Levitt es que esos primeros linchamientos funcionaron, cumplieron con su objetivo de instalar el terror. Después ya no hacía falta matar tanta gente. Como no hacía falta, mataban menos.
No tenemos un conteo preciso de víctimas de violencia política en la Argentina reciente, pero las organizaciones sociales contabilizan al menos quince en los últimos dos años, sin contar Humahuaca y Santiago del Estero. Tampoco tenemos un conteo exacto de los muertos que causó, por acción y reacción, la juventud maravillosa en su primera etapa, pero podemos asegurar que –como en el caso del Ku Klux Klan– fueron muchísimos más que los de ahora. Mi hipótesis es que esos muertos también funcionaron.
¿Cómo se reprime sin reprimir? Invocando un castigo creíble. En un país sin ley y con la idea de representación política hecha pedazos, la idea brillante del kirchnerismo fue actuar como el Ku Klux Klan: “Ahora no pasa nada muy grave, pero puede volver a pasar lo que pasó antes, así que ojo con lo que hacen”".
Después propone un método proyectivo para combatirlo, aunque pocos querrán por estas horas, luego del papelón en Venezuela, incursionar por los campos del rídiculo.
Algunos todavía no vuelven.
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