viernes, 7 de septiembre de 2012

"Las personas luchan por su esclavitud, por eso Tinelli y Lanata son los pensadores más grandes del país"

"Hay quienes lo definen como "el último escritor de izquierda". El trata de escapar a todo tipo de etiquetas. El escritor Fabián Casas nació hace 47 años en el barrio de Boedo. Escribió poemas, ensayos y novelas, algunos de los cuales fueron traducidos al alemán, francés, inglés, armenio y portugués. Este autor, que siempre busca su "voz extraña", se reconoce esclavo el setenta por ciento de su tiempo y reniega de eso: celebra los gestos de libertad propios y ajenos. Quizá por eso sea tan crítico de la televisión y sus "héroes", para él, seres esclavizantes. "Las personas luchan por su esclavitud, no por su libertad. Si no, no se explica que Tinelli, Pergolini, Rial y Lanata sean los pensadores más grandes de nuestro país. Esas cuatro formas de ver el país, de derecha, son nefastas para mí", dice.
-¿Qué pensás de este debate por El Eternauta?
-Para mi son dos cosas separadas. El Eternauta es la novela de Héctor Oesterheld, que es extraordinaria. Fue la primera vez que leí un cómic que terminaba mal. Me demolió cuando los convierten a todos los hombres en robots y El Eternauta queda girando en un continuum para siempre. El 'Nestornauta' es una falta de respeto a todos los chicos que murieron en los '70 peleando por cosas extraordinarias.
-¿Qué te parece que se reparta El Eternauta en las escuelas?
-Eso está bien. Yo crecí con la dictadura militar, la dictadura me prohibió un montón de cosas y fue horrible. Un maestro malísimo, demoledor. A partir de ahí todo lo que sucede ahora, aun las discusiones más bizarras, me parecen vitales. Que la política de todos los bandos esté en las escuelas es sano, los chicos después determinan, deciden. Lo veo más como una campaña de la derecha dura, porque para mí el Gobierno es la derecha light . 
-¿Ves políticamente movilizados a los jóvenes?
-Hay jóvenes que están movilizados, como siempre lo estuvieron, incluso en la época de la dictadura. Lo que pasa es que no se asocian necesariamente con La Cámpora. Hay un montón de jóvenes por fuera. Mariano Ferreyra era un ejemplo de un joven movilizado, un ejemplo total.
-¿Qué opinión tenés de La Cámpora?
-No podría hablar del fenómeno completo de La Cámpora porque sería como tratar de analizar algo que no conozco completamente. Conozco personas de ahí: hay algunas brillantes y otras acomodaticias, que están ahí porque sí. Me parece que el movimiento tendrá que dar la pelea para que los que no tengan un camino de corazón sean expulsados. Tampoco es que son todos pibes malos. Eso sería lo mismo que dividir la literatura entre Borges y Artl, Menotti y Bilardo. Ese tipo de binarismos son completamente improductivos. Sí me parece que la acumulación de dinero como tiene la Presidenta y un montón de gente en este país es inmoral.
-¿Qué cosas se mantienen y cuáles cambiaron de la época menemista?
-Mucha gente que estuvo en el menemismo de alguna manera se ha reciclado en este Gobierno. A su vez, también tanto en el menemismo como ahora hubo y hay una gran libertad. Lo que se sigue manteniendo es que hay gente que no tiene nada, ni para comer, ni para dormir. Hay una gran pobreza. Es una pelea importante la que hay que dar ahí porque, por lo general, la derecha no piensa en repartir nada.
-¿Discutiste fuerte con algún amigo por política?
-Tengo un montón de amigos que se hicieron kirchneristas y se volvieron personas muy serias; a mi me parece que volverse serio es un error total. Pero igual son mis amigos, los quiero mucho. Prefiero que sean kirchneristas y no macristas, pero preferiría que no fueran tan serios. A su vez, hay otras personas, amigos intensos que son K y son muy críticos. Eso es lo que se debe mantener: tener la ideología en grado de pregunta. Pero hay amigos con los que hay cosas de las que no se puede hablar, militarizaron el alma.
-¿Te preocupa cuánto habla Cristina Kirchner por cadena nacional?
-Me es indiferente. La televisión está ocupada con tantas estupideces que la cantidad de cadenas nacionales no me importan para nada. Esas son las críticas más estúpidas. Hablan de la banalidad de la derecha, que no puede discutir las cosas que le hacen cambiar la vida a la gente".
Fuente

0 comentarios:

Publicar un comentario