El gobierno de Porfirio Lobo le dio luz verde a un proyecto de ley que permite crear ciudades privadas, con el justificativo de siempre de la derecha internacional: la recepción de inversiones que aseguren desarrollo al país.
"Será un territorio con sus propias leyes, su sistema tributario, su política de inmigración y su policía. Será una especie de isla dentro de un país soberano. Se llamará "ciudad modelo". Y quedará en Honduras.
Sus críticos hablan de nada menos que de privatización del suelo hondureño: las ciudades modelos serán construidas por inversionistas privados y manejadas de manera autónoma. El estatuto y las leyes que la regirán, así como los convenios que firmen, deberán ser refrendados por el gobierno de Honduras. Es lo que consta en la reforma Constitucional de 2011, que fue necesaria para allanar el camino al polémico proyecto.
Pero una vez establecido este marco legal, la ciudad quedará a sus anchas para gobernarse, administrarse, firmar tratados, establecer su propia política monetaria, crear órganos de aplicación de la ley (como tribunales y policía), hacer su presupuesto y hasta "contratar sus propias deudas internas o externas, siempre que sean sin el aval del Estado de Honduras".
La ciudad no tendrá que transferir recursos a Tegucigalpa como no sea para "financiar becas de estudio o en caso de catástrofes nacionales", según indicó la prensa local.
El proyecto está inspirado en la idea de la charter city del economista estadounidense Paul Romer. La charter city empezaría como "un pedazo de territorio deshabitado del tamaño de una ciudad, y una carta o constitución que especifica las reglas que aplicarán ahí", explicó Romer en una entrevista con el blog Freakonomics".
"Aun cuando Romer trata de pintarlo como una concepción económica en pos del bienestar de la sociedad en su conjunto, antes que como nueva avanzada neocolonial de las potencias, el hecho de que “países ricos supervisen la administración de ciudades charter, en particular el sistema judicial y la policía”, porque esto “los protegería contra la interferencia de la nación anfitriona”, como declaró al diario británico The Economist, despierta razonables dudas sobre las intenciones reales de lo que se está poniendo a prueba. Las sospechas apuntan también a que detrás de estos emprendimientos se enmascaren actividades ilegales como el lavado de divisas del narcotráfico.
Pero la cuestión no sólo se centra en la manera de hacer dinero y crear una sociedad de ricos, también cuenta con su cuota de xenofobia implícita. En las mismas declaraciones a este medio inglés, Romer asegura que “el éxito o el fracaso no dependerá solo de buenas reglas, como en leyes, sino de normas sociales que sean establecidas por sus primeros habitantes” con respecto a quienes se quieran radicar en esas Hong Kong de Centroamérica.
Lobo compró el concepto, pero ha maquillado el molde original de lo que denominó Región Especial de Desarrollo (RED) y determinó que sólo sean zonas de libre empresa, ante las protestas y algunos pruritos incluso de sus partidarios, más los diferentes recursos de acusación presentados en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para frenar la iniciativa “por el delito de traición a la patria contra todos los diputados del CN que aprobaron las reformas constitucionales mediante las cuales crearon las RED”.
Por su parte, la Organización Fraternal Negra Hondureña denuncia que se estarán entregando “100 kilómetros cuadrados del territorio nacional al capital financiero internacional”".
"El golpe de estado contra Zelaya el 2009 permite a los millonarios internacionales levantar ciudades y ser soberanos. El poder fáctico occidental sabe que los recursos de la naturaleza se acaban y tiene una solución para su permanencia: adueñarse del mundo y gobernarlo y explotarlo al arbitrio sin importar los pueblos. Parte de esto son Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Irán…
Y de otra forma Honduras: la construcción de ciudades por inversionistas privados con derecho a manejarlas de manera autónoma. Es un paso solo comparable a la época feudal de ciudades con fuero.
Hasta ahora los multimillonarios en el poder global se adueñaban de minas, tierras de cultivo, pozos petroleros, gobiernos, ejércitos, cúpulas religiosas. Ahora abren un negocio nuevo. Se instalan las bases para expandirse a colonias.
La Agencia griega de Privatización decidió alquilar 40 islas deshabitadas por un período de 30 a 50 años".
"Quienes defienden este modelo de ciudades privadas señalan que ya existen en países como China dónde funcionan 18 ciudades de este tipo, pese a que se trata de una nación formalmente comunista.
Sin embargo, comparar a China y Honduras no es solo poco realista, sino ridículo. China se puede dar el lujo de estos experimentos por ser una poderosa nación auténticamente soberana que decide su propio destino con prescindencia de los caprichos de los Dueños del Poder mundial.
Honduras, sin embargo, es una pobre nación débil, colonizada y conquistada que –al igual que la mayor parte de las naciones latinoamericanas– sufre los embates de tener las estructuras de poder de los mundialistas profundamente enquistadas dentro de sus sistemas político, económico, financiero, cultural y mediático con una de las más altas tasas de homicidios del mundo, un desempleo del 49%, y el 65% de su población por debajo de la línea de pobreza.
¿Será este incipiente experimento en Honduras el punto de partida de un Modelo a replicar por todo Centro y Sudamérica como estrategia de copamiento territorial formalmente “legal” aunque ilegítimo?
¿Se trata de un ensayo, en pequeño, de futuros planes infinitamente más ambiciosos?
¿Veremos surgir propuestas de crear ‘provincias privadas’ en Argentina? ¿O ‘regiones privadas’ en la Amazonia brasileña y colombiana, o en la Patagonia argentina y chilena?".
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