El Colo K: "Lo que el discurso triunfalista y la propaganda no pueden cambiar son el desamparo y el abandono
que sufrieron los castigados por la inundación. El Estado no es un
partido político ni pertenece a nadie. Los funcionarios, hay que
recordarlo, son servidores públicos, desde el primero hasta el último".
Leuco Metralleta: "Lo más grave, además de las vidas perdidas y la bancarrota de miles de
familias, es que la ausencia o la lentitud burocrática del Estado y el
chiquitaje mezquino del pase de facturas alimentaron ese nefasto
fantasma que no termina de morir: el de diciembre de 2001".
Sandez: "Quizá, ya con el agua algo más baja, quepa preguntarse de qué
clase de "Estado presente" se habla cuando una lluvia descomunal bastó
para jaquear una ciudad y gran parte de una provincia. Cuando, sin mirar
afiliación alguna, la tormenta pudo más que un aparato estatal que
-según se vocifera- ya no es aquel alfeñique desvalijado de los 90, pero
que ni siquiera así logra amparar a todos. ¿Hay, hoy y en
lugares de real decisión, personas pensando la ciudad, las ciudades, el
país? ¿Se puede atribuir todavía hoy -a 20 años del menemismo y tras una
década de kirchnerismo- la ausencia del Estado a episodios sucedidos
hace dos décadas? ¿No era que el Estado estaba de vuelta, y más poderoso
y activo que nunca?
Y es entonces cuando se comienza a entender que la ausencia del Estado
-si a alguien perjudica- es a quien menos tiene. ¿Entonces? Quizá ya sea
hora de comenzar a aceptar que, al cabo de todos estos años, al Estado
nulo de los 90 lo ha reemplazado uno que todavía no ha logrado repatriar
aquella idea de lo público, de lo de todos como lo verdaderamente
importante, más allá de toda coyuntura".
Edu van der Kooy: " De nuevo fue posible asistir a una dolorosa derrota de la política. También, a la ausencia de un Estado
donde la sociedad –al decir del francés Emile Durkheim– debería pensar
sobre sí misma. El Estado se ha convertido en la Argentina sólo en una
herramienta clientelar, de tinte faccioso. A eso fue reducido
después de que la dictadura lo utilizara para producir un exterminio.
Entre esa metamorfosis y las imágenes de desolación, abandono y
precariedad social que derivaron del drama, pudo haber empezado a naufragar además el relato cristinista, que alude siempre a un supuesto país de maravillas".
El Sirviente: "Anteayer, a primera hora de la tarde, Alfredo Leuco, por Radio
Continental, llamaba la atención sobre la ausencia de una cadena
nacional en circunstancias tan dramáticas, cuando se la ha usado para
los anuncios más superfluos. A última hora de la tarde, ya sobre el filo
del fin de semana, varios días después de la tragedia, la Presidenta
anunció paliativos para los damnificados a través de ese sistema. Llegó
cuando ya venía actuando una mucho más expeditiva cadena de solidaridad
de la sociedad civil, cuyo conmovedor protagonismo sobrepasó en mucho
las caras de circunstancia, los justificativos y la inoperancia de
funcionarios nacionales, provinciales y municipales abucheados. Ahora
quedó más claro que la mala asignación de recursos se paga con vidas".
Alcaído: "Podrá afirmarse que en La Plata y en la Ciudad de Buenos Aires hubo un
diluvio pocas veces visto. Pero al mismo tiempo resulta inevitable
preguntarse ¿dónde estaban el Estado y las obras que al menos pudieron
haber mitigado la catástrofe? Por lo que se vio, en ningún lugar. Cada uno carga con su propia culpa, pero la Nación no tiene manera de gambetear la parte que le toca".
Scibona: "Las tardías reacciones oficiales demuestran que poco se aprendió después
de un año, cuando en vísperas de la Semana Santa de 2012 un furioso
temporal de viento y lluvia devastó amplias zonas del conurbano
bonaerense. El mismo desamparo de entonces sufrieron ahora miles de
vecinos de Buenos Aires y La Plata más algunos partidos cercanos, que
sólo pudieron atenuar con una activa solidaridad. El Estado,
omnipresente en tantas áreas innecesarias, estuvo otra vez ausente donde
sí hacía falta. O llegó demasiado tarde".
domingo, 7 de abril de 2013
La tragedia del boludismo: como siempre estuvieron en contra de la intervención del Estado, ahora se quejan por su ausencia
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