Moreno: "Poseemos reconocidas dotes, vastísima experiencia y notables posgrados en la materia: el argentino promedio es un consumado maestro en el arte de hacerse el boludo.
Ahora mismo lo estamos haciendo, mirando para otro lado, como si fuera de lo más normal del mundo que la Presidenta mande al Congreso un paquete de leyes destinadas a aplastar al Poder Judicial y ponerlo a su servicio.
El proyecto de “vamos por todo”, expresado con máxima brutalidad por la doctora de Kirchner, no contempla el concepto de “daño colateral”. Si es necesario tirar por la borda la Constitución, se la tira y se pone otra; si se requiere terminar con la República, se la pulveriza.Y la Justicia supone un gran impedimento para completar el proceso de dominación total.
Cuando apaguen definitivamente la última luz de disenso, de debate, de
pluralidad en la sociedad el gravísimo momento nos encontrará mirando
Fútbol para Todos. Pelotudeando, como con tanta eficacia lo venimos
haciendo".
Van der Kooy: "La democracia atraviesa su peor momento de la última década. Tampoco es aventurado afirmar que este presente cotizaría entre los tres peores desde que el sistema fue reconquistado hace 30 años, luego del derrumbe de la dictadura. En los dos primeros lugares del podio competirían las sublevaciones militares que asolaron, sobre todo, a Raúl Alfonsín y, menos, a Carlos Menem; también el castastrófico quiebre económico, político y social del 2001".
Borensztein: "Se dice que un país es una república cuando tiene división de poderes
y esos poderes son independientes. Ya podríamos ir cambiando eso de
“República Argentina”.
Con “Argentina” a secas alcanza y sobra.
Más cortito, más fácil de pronunciar en otros idiomas, más contundente, más sincero. Y más facho. Me gusta. Qué lindo".
Kirschbaum: "Al igual que la ley de medios, en la que las promesas y los principios que decían que la sustentaban nada tuvieron que ver con su verdadera naturaleza de control de la información, esta “reforma” envuelve en un elegante papel de regalo el autoritarismo que emana de los proyectos. Salvo incautos o algunos que se hacen adrede los distraídos pueden creer que al oficialismo lo animan principios democráticos y que estos proyectos tienden a mejorar la institucionalidad. Por el contrario, esta avanzada certifica el carácter hegemónico de una facción política que está a punto de controlar todos los poderes del sistema democrático".
La Nación I: "En pocas semanas, la Argentina no será la misma de hoy. A la vista de todo el mundo, el Gobierno lleva a cabo en estos días un verdadero golpe institucional que, una vez consumado, se traducirá en el peor avasallamiento de la sociedad y las instituciones desde la recuperación de la democracia.
Asistimos, así, al surgimiento de un régimen totalitario bajo el ropaje
de una democracia que el Gobierno degrada hasta convertir en una cáscara
formal. Es de esperar que legisladores del oficialismo o cercanos a él,
que en su momento juraron respetar la Constitución, tengan la dignidad y
el coraje necesarios como para no rendirse como mansas ovejas a
levantar la mano en contra de la República".
La Nación II: "La aprobación de esas iniciativas legales implicará alejar al país de
los terrenos fértiles de una democracia republicana para reinsertarlo
en tristes épocas pasadas, donde la fuerza terminó imponiéndose sobre el
derecho, la prepotencia sobre el diálogo, la imprevisibilidad y los
abusos autoritarios sobre la seguridad jurídica, y el aislamiento sobre
la integración con el mundo.
El precipicio parece cercano, pero aún hay
posibilidades de evitarlo, si como sociedad reaccionamos de una vez por
todas en defensa de los principios republicanos y de los valores
democráticos que tanto esfuerzo nos ha costado recuperar".
Morales Solá: "La eliminación de uno de los tres poderes constitucionales sólo se puede
hacer mediante un golpe de Estado. Es lo que se ha propuesto Cristina
Kirchner con su llamada "reforma judicial" que, si prosperara,
destruiría al Poder Judicial. La Presidenta ya no tiene retorno posible.
Ha elegido un camino de radicalización sólo comparable con los procesos
revolucionarios de Venezuela y Ecuador.
La posición final de varios peronistas dependerá, en gran medida, de la
reacción social de una sociedad que -todo hay que decirlo- ha desertado
con insistencia en los últimos tiempos de sus obligaciones morales y
cívicas. Oficialistas y opositores esperan con ansiedad las
manifestaciones sociales convocadas para el próximo jueves; es probable
que, por primera vez, todos los dirigentes opositores participen de esas
marchas".
Grondona: "Se abren a los argentinos dos escenarios mutuamente incompatibles en
dirección del futuro. Uno de ellos es dictatorial. El otro es
republicano. Examinémoslos con algún detalle. La puerta que abriría la
opción dictatorial sería la re-reelección de la propia Cristina como presidenta para cubrir un tercer período consecutivo, de 2015 a 2019.
Hemos hablado hasta ahora de la "dictadura" como una de las posibles
opciones de Cristina, pero si ella insistiera en este camino, pese a las
previsibles resistencias que encontraría, quizás habría que agregar
otra distinción al análisis, esta vez entre dictablanda, es decir, una concentración de poder incruenta como la que ya tenemos, y una verdadera dictadura, con represión incluida".
Fernández Díaz: "La reforma que lleva adelante con entusiasmo y sin grietas el Frente
para la Victoria permitirá que los funcionarios acusados de corrupción
festejen con champagne, puesto que en la práctica el nuevo Consejo de la
Magistratura será manejado a discreción por el "gobierno de la
mayoría", que podrá destituir de inmediato a cualquier juez que falle
contra el "interés común", es decir, contra el Gobierno. De esta manera,
los jueces dependerán sólo del coraje suicida que tengan. Seamos
realistas: lo más probable es que las causas cajoneadas se cierren, y
que esta reforma termine significando, de hecho, un amplio indulto
judicial para los sospechosos de siempre.
Forzando las reglas de la democracia republicana, en
estos años el kirchnerismo bailaba en el borde sin caerse al abismo.
Ahora se cayó".
Mientras tanto, El Perro exige mesura: "El análisis de los proyectos no avala las lecturas extremas. Ni
consumarán la revolución copernicana que pregona el gobierno ni peligran
las instituciones como repiten los pastorcitos de la oposición, siempre
dispuestos a anunciar una catástrofe inminente con tono jubiloso. Uno
de ellos llegó a formular el original concepto de “excluidos morales”,
que serían los asistentes al caceroleo del jueves 18. Algunos de los
proyectos son excelentes, otros son buenos, los hay regulares y también
malos e incluso uno que incurriría en restricciones inconstitucionales a
derechos básicos. Todos regulan la relación entre el poder político y
el sistema de Justicia, pero no inciden en las actitudes judiciales ante
los diversos conflictos propios de la exclusión social y la
desigualdad. El mismo Estado endeble frente a los poderes fácticos es
todopoderoso ante las víctimas de la violencia o la desidia
institucional, con o sin trenes y/o inundaciones. Desmenuzar a fondo
cada proyecto requeriría más tiempo que el disponible. Pero la reacción
de las fuerzas opositoras, amuchadas para rechazarlos en los medios
antes de conocer su contenido, y la práctica rabiosa con que decidieron
enfrentarlos, mediante la deserción del trabajo legislativo y las
comparaciones con el fascismo o con el golpe militar de 1976, tiende a
convalidar la premura que objetan. Esto conforma un círculo vicioso en
que oficialismo y oposición se complementan y cada uno se aproxima un
paso a la caricatura con que lo dibuja el otro. Los mismos que se
escandalizaron cuando CFK dijo que la privatización había secuestrado
los goles, proclaman ahora que la desaparecida es la República. Un ex
fiscal especializado en rechazar hábeas corpus durante la dictadura
llamó ahora megalómana que no tiene vergüenza a la presidente. Mejor que
la ópera italiana sería revisar los textos".
domingo, 14 de abril de 2013
Clarín y La Nación mandaron a sus escribas a defender sus últimos bastiones en el Poder Judicial: el Consejo de la Magistratura y las cautelares
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