Volvemos con la Diktadura, como ronda de niños que dan vueltas, encerrados en su círculo que los satisface y alegra. Ahora, bajo la modalidad del adoctrinamiento (¿qué creen que es la escuela? Un amigo me hizo acordar recién de los tomos Argentinos I y II del showman de Ernestina y Magnetto que se dan en las escuelas argentinas... Otra: las alumnas que pidieron poder ver a Lanata en Tucumán -por tv abierta, porque en cable lo tienen-, no están adoctrinadas, ¿no?), ante lo cual los libros que nos describían el genocidio de los pueblos originarios como una Conquista del Desierto (como si éste se dejara, siempre pensaba...) quedan reducidos a bromas menores (ni qué hablar de las inocentadas moradas de la buenita Franja o las excentricidades fumatinas troskas) ante el avance de las tropas juveniles cristinistas, dispuestas a arrasar con los últimos vestigios del Relato Liberal. ¡¡¡Hasta quieren modificar la Constitución Nacional!!!
"Una reforma constitucional que no se concibe para consolidar un régimen a punto de cumplir treinta años, sino para erigir, en su reemplazo, otra forma de democracia: plebiscitaria, con sesgos autoritarios que transforman al disidente en conspirador, bien pertrechada para presionar y controlar, llegado el caso, al Poder Judicial. Omnipotencia presidencial, en suma, sobre un tipo de sociedad en la que los vínculos entre los sectores público y privado están cambiando aceleradamente", se asusta Botana, para luego llamar a la unión opositora por enésima vez (a pesar de los resultados obtenidos desde 2009).
Se suma un Gallotti pidiendo resistir: "Cuando el Estado, bajo el dominio absoluto, quiere imponer la vulgaridad satisfecha de sí misma, sólo queda resistir con valentía y tratar de lograr que el tono y calidad de nuestras vidas privadas sean lo más esforzadas posibles. No olvidemos que todo esto tiene sus causas, que pueden ser enumeradas: la ausencia de verdaderos demócratas, la politización de la vida, la frivolidad y la tergiversación de las palabras. Pero tampoco olvidemos que en muchas ocasiones todas ellas forman el caldo de cultivo o el preludio de la violencia".
Otro prefieren refugiarse en el humor (si es que así se lo puede llamar) y los lectores hablan de menores inmaduros que no deben tener derecho a votar. Mientras, el peronólogo rancio atiza con términos como resentimiento, fractura, fanatismo y demás vocablos que masturban al Relato del relato. Y Roa, siempre irritado, aporta: "Es función del Estado llevar a las aulas la política del partido oficial, como si los cursos de La Cámpora fuesen de la vieja Instrucción Cívica. Peor aún, la propia Presidente salió a avalar esto: lo justificó diciendo que “durante mucho tiempo deformaron a los argentinos”. Por suerte hoy está La Cámpora para marcarnos el rumbo".
Hablando de ofuscados: el dr. Nelson sigue con su obsesión del "Aló Presidenta" y por supuesto no podía quedar afuera de esta nueva oleada de ficciones opositoras que sólo esperan el quiebre económico, porque ya todo lo han intentado (hasta la obscena amontonada de ayer en Rosario o lo de anoche en TN con Mauricio y Buzzi consolando a Bodnelli, para luego dar paso al hijo de Petrella de la fundación de Macri, para que repitiera adoctrinamiento, fascismo, again and again...) y nada han obtenido. Entonces, como en una sala de espera, mientras, hacen flamear los viejos trapos, sucios y haraposos, implorando que un meteorito económico caiga sobre la cabeza de la Yegua y la saque del poder (para colmo, muchos economistas coinciden que el final de año nos va a encontrar en una franca recuperación, justo cuando llega el 7 de diciembre...). "“Este es un Gobierno absolutista y de corte monárquico, y lo de La Cámpora va a continuar. Por supuesto que hay que dar formación, pero lo que hacen los de La Cámpora es adoctrinamiento. Fomentan el pensamiento único. Quiero decirle a la Presidenta (N. de R: ¿lo escuchará, lo verá?), como en muchos aspectos de su gobierno, esto nos lleva al pasado, durante el peronismo, con la instrucción en los colegios con las figuras de Perón y Evita. Para los argentinos, el pasado es sinónimo de fracaso", sintetizó Castro en Mitre (ahora se me viene a la cabeza: ¿La Nación no se autodefine como Tribuna de Doctrina? Bien).
Detalle: todo este discurso coincide con el esbozado por Macri estos días para desembarazarse del papelón de no poder gestionar ni un subte en la principal ciudad del país (su ministro de Educación -que mandó a imprimir manuales con la figurita de Mauri y Gaby en su momento ¡¡¡y para distribuir entre las escuelas porteñas, ay!!!- loreó adoctrinamiento, fascismo y demás guiones en los programas radiales de la mañana porteña). Clarín, La Nación y demás secuaces coincidiendo con Mauricio. Qué raro, ¿no?
Hoy, Bullrich hasta abrió una línea telefónica para denunciar cuando La Cámpora se esté infiltrando en las mentes de nuestros chicos. Sólo esa connivencia mediático-político puede dejar pasar semejante acto de barbarie ciudadana (perdón, vecinal) y no presentarla bajo los títulos más catastróficos como lo que realmente es: una acción de persecución política en democracia. ¿Se imaginan si el gobierno K abriera un 0800 para denunciar cuando los periodistas de estos medios dan charlas en las escuelas y universidades? ¿O para impedir que los adolescentes inflen globos? ¿O para denunciar el estado de sus escuelas? ¿O para oponerse a que se haga plata dentro de los colegios con su hambre y que además les vendan comida chatarra? Uy, seguro que se armaría un escándalo bárbaro...
(Para el que quiere seguir flagelándose con este nuevo cuentito lanatiano, puede ingresar aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y/o aquí). Pero el mejor es éste, lejos:
jueves, 16 de agosto de 2012
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