"-Perfil: ¿Bombita Rodríguez no molestó a ningún militante de aquella época?
-Capusotto: No, todo lo contrario, me parece. Las lecturas que se hacen del personaje nos exceden a nosotros, y nosotros no tenemos una intencionalidad de criticar la militancia de los 70. Para mí la militancia de aquella época es una cosa muy seria; corrió sangre, había un convencimiento, no fue una kermés nacional y popular. Tal vez Bombita contribuye a través de la ficción a reinstalar un personaje que antes fue demonizado, la figura del militante. Otros pensarán que es parodia y nada más, y así aparecen los que dicen “me tienen podrido con los 70”. Ese discurso no es el que tenemos nosotros; al contrario, ese discurso es el de Cecilia Pando, y cualquiera que lo diga, no me importa quién, repite lo que piensa Cecilia Pando. Los caceroleros que van ahí a protestar y no les importa si mañana vuelve la dictadura porque van a seguir viajando y no los van a tocar. A la izquierda del kirchnerismo no hay nada y a la derecha está Macri. No es un gran panorama.
-Perfil: ¿No hay una oposición que…?
-Capusotto: No (corta la pregunta). Lo único que se puede discutir hoy es el kirchnerismo. Para atacar lo que hay que atacar y defender lo que hay que defender. Si hubiese más fuerzas que pudiesen confluir en una especie de relato más interesante, sería mejor. Pero si la diferencia va a estar en la propuesta de Macri, estamos en problemas.
-Perfil: La figura de Perón está muy presente en tu obra, ¿a qué responde eso?
-Capusotto: Creo que el peronismo es la única estructura de poder que puede ser relatada desde la ficción. Como imaginario, como representación trasciende y es un montón de cosas. Y nosotros podemos usarlo como “Perón, el padre del rock nacional”, por ejemplo, en ese sentido. El radicalismo, que es un partido centenario y ha tenido figuras importantísimas, hoy está deshilachado viendo cómo recomponerse. El peronismo siempre se mantiene. De una forma u otra, hasta con Menem, incluso en el macrismo, que junta a Ritondo (peronista) con el cacerolero de Barrio Norte y el mismo Macri, que siempre va a decir que es peronista. Entonces el peronismo es todo eso, es como un relato único".
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-Tiempo Argentino: Adheriste a muchas cosas del kirchnerismo, ¿tenés cosas que te preocupan y que suceden dentro de este proyecto político?
-Capusotto: Me preocupa la gente que no tiene nada, la que está desclasada. Me preocupa más eso que las contradicciones clasemedistas o el relato para los sectores bien pensantes que no les pasa nada. Digo bien pensante y a la misma altura el cacerolero que dice que la dictadura le chupa un huevo mientras él pueda seguir viajando. Como algunos comunicadores que antes eran afines a un discurso y hoy son afines a otros. Estuve cercano como ciudadano, no tuve ninguna militancia, tengo recelo por cualquier estructura política porque no me termino de creer el relato. Hay otras cosas que me parecen vitales, como una oposición que pareciera que no hace más que trabajar para el kirchnerismo. La única voz de relevancia que tiene hoy la oposición es Lanata. No es por desvirtuar a Lanata pero es bastante pobre. Me preocupa que a la izquierda del kirchnerismo no haya nada y a la derecha esté Macri. No estoy alineado a ningún relato ni mucho menos, pero me preocupa la gente que está desclasada porque cualquier discurso se deshilacha ante eso. Y lo más preocupante es que cualquier opositor mucho menos se va a ocupar de esos desclasados".
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"-Página/12: Desde el costado político del programa, ¿también contribuyen a alivianar ciertas discusiones?
-Capusotto: No creo, porque en el terreno político hay una disputa territorial que tiene que ver con el poder y que excede cualquier ficción. Lo nuestro no está encuadrado dentro de lo que sería un programa de humor político, no es el programa de Tato Bores: la agenda política no la tenemos ni nos interesa. Lo político nos atraviesa y con una mirada irónica podemos señalar algo que esté vinculado a eso, pero desde un lugar inverosímil como Perón padre del rock nacional... Estaba esa cosa del gran papá Perón, que terminó abarcando algo que no tiene relación. O el caso de Bombita... Después si pensamos que todo es político y que hacer política es decir lo que está pasando, sí podríamos pensar que estamos teñidos de algo político. No nos interesa lo macropolítico sino lo micro, lo chiquito, el ser humano y sus circunstancias: ahí entran la relación de pareja, el rock, la muerte o lo que queramos señalizar... Que, en general, son siempre los mismos cuatro o cinco temas que nos atraviesan y nos obsesionan. El tema es que, con el humor, uno pone cierta distancia o se fuga de algún lugar de angustia. O, de alguna manera, también asume ese lugar de angustia. Todos estamos en una especie de escalera mecánica en la que vamos de una mano de la angustia y de la otra, de los ritos felices que necesitamos para vivir mejor. Y siempre van parejo: hoy la angustia se fue para atrás, pero siempre vuelve. No creo que el programa aliviane, aunque sí algunas puntualizaciones que hemos hecho han tenido incidencia en el afuera: hemos visto banderas de Bombita, por ejemplo.
-Página/12: ¿Y qué les parece eso?
-Capusotto: Son interpretaciones para el imaginario de hoy que nos exceden, obviamente: la lectura que cada uno le da a Bombita, inclusive desde los militantes de los ’70, son variadas, y nosotros no podemos llegar a ese imaginario, porque es el de una persona que vivió una vida que no fue la nuestra. Bombita es un personaje que empieza a revalorizarse, porque también la vida y los sucesos históricos están teñidos de sangre, horror, desesperanza y traiciones. Tal vez algunos revalorizan ese personaje del militante a través de un programa de humor, que no tiene nada que ver, y pueden sí juntarse para generar un debate sobre lo que fue la militancia en los ‘70, y el disparador fue Bombita Rodríguez. Es que los personajes de ficción son inmaculados, de alguna manera: no tienen un reguero de sangre atrás. Y no lo digo por Bombita sino por cualquier personaje. Entonces se aliviana que un personaje de ficción pueda ser desmenuzado y traído a la mesa de negociaciones. Se hace uno más amigo de un personaje de ficción. Tiene más impunidad, también. Y tiene más contundencia en el meterse en la sensibilidad de quien está mirando".
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lunes, 27 de agosto de 2012
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