Bossi: “Hay una gran diferencia (con o que hace Fátima Florez): yo la hice en un programa de humor y este es un programa político. Yo no lo haría. Respeto todo, pero no. De hecho, me ofrecieron hacerlo en el programa de Lanata y dije que no. No porque esté en contra o a favor de Lanata. Me parece una estupidez la guerra de Clarín y el Gobierno, me parece que estamos nosotros en el medio. Cuando mis papás se peleaban yo decía: ‘¿y yo?’ Yo era un tipo muy chistoso y cuando mis papás se peleaban no daba para hacer chistes. Así como no cuento mi vida privada, con quién me acuesto, tampoco cuento qué pienso sobre algunas cuestiones.
Yo no estoy haciendo tele, no es que le dije que no a Lanata. Con Adrián Suar tengo una relación maravillosa y me ha ofrecido cosas que acepté, como Los únicos. En algún momento hasta hemos hablado de un programa propio. Yo fui honesto: mi negocio hoy es el teatro. Si tengo que hacer una presentación en la tele, es para el teatro. Yo estuve en lo de Marcelo (Tinelli), porque me encanta. Pero no voy a ser hipócrita, fui porque tenía que anunciar que iba a estar en el Astral.
Yo hice política en lo de Marcelo porque me lo pidieron, no soy un humorista que se dedica al humor político. No entiendo de política. No me hago el boludo ni me lavo las manos, pero no es mi fuerte".
Alberti: "Imagino que desde la política se deben poder hacer cosas por la gente. Pero no lo veo, la verdad. O veo poco, no en la calidad y la cantidad que me gustaría. A veces me da la sensación de que se ocupan de pelotudeces cuando hay cosas más importantes. La alimentación, la salud, la educación, el bienestar en general. Lo pienso como si fuera una economía familiar.
Siento que está todo para atrás. Tal vez yo esté pesimista. Estoy cerca de cumplir cincuenta años: me morfé diez de kirchnerismo, diez de menemismo y veinte de dictadura. Después me tocará un boludo diez años más y me voy a morir. Y no vi cambiar mucho el mundo.
–Pero esos períodos no son lo mismo...
–Claramente, obviemos la dictadura que fue “el” terror. Pero en el resto de los años, no vi cambiar muchas cosas. En 2012, te subís a un tren y te podés morir. Hace veinte años pensábamos que a esta altura íbamos a viajar volando. Desde que tengo uso de razón las clases no empiezan en marzo. Y pasa todos los años. ¿Cuándo va a pasar que los médicos estén bien, que los maestros estén bien?
–¿Alguna vez fue más optimista?
–No, de chico era “darky”, siempre fui medio pesimista. Ojalá esté equivocado y se pueda estar mejor. Pero es una expresión de deseo. No veo que las cosas mejoren mucho. Soy un anarquista en el sentido utópico: quisiera que no hubiera policía, autoridad, gobierno ni nada, que esté todo en cada uno. Pero no tengo definición política. Voté treinta veces y nunca a un presidente electo.
–Causó algunos enojos que este regreso sea en La cornisa.
–Sí, hay gente a la que la enoja. Yo no acepto que me banque el Estado. Hay cosas más importantes que hacer que bancarme a mí.
–¿Está marcando una distancia con respecto a Diego Capusotto?
–No, no, no tomo distancia con respecto a nadie. Me parece perfecto lo suyo. A mí me parece que hay otras prioridades. Que la gente te putee por trabajar en La cornisa es putearte porque no aceptes una fortuna por ir a trabajar en el Estado. Si lo hiciera, no me putearían.
–¿No cree que es una cuestión ideológica, por lo que el discurso de Majul representa?
–Si es así, ¿por qué me putean a mí? A ese nivel está la gente. Como si por esto fuera a votar a (Mauricio) Macri: no, boludo, no voto a Macri. Pero el argumento pareciera ser ése. ¿No te das cuenta de que hay grises? Parece estúpido tener que explicar eso".
domingo, 5 de agosto de 2012
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