viernes, 3 de agosto de 2012

¿Dónde ponen la plata los ricos?

"Uno de los argumentos más utilizados para no aumentar los impuestos de las personas con mayores rentas es que tales impuestos desincentivan el ahorro y la inversión productiva de tal ahorro, una inversión productiva que crea empleo. Este argumento se reproduce constantemente, una y otra vez, en la mayoría de medios de información y persuasión del país, subrayando que no hay que penalizar a los productores de riqueza y puestos de trabajo.
El problema con este argumento es que, por mucho que se repita, no tiene evidencia que lo avale. Un estudio reciente de una empresa de análisis de mercados (Market Watch) analizó recientemente qué hacen los súper ricos con su dinero (“Where the Rich are Keeping their Money”). Y aunque no es fácil encontrar esta información, algo sí que se pudo ver. Pues bien, la enorme cantidad de dinero que tienen los súper ricos no se invierte en lo que se llama economía productiva, es decir, donde se producen puestos de trabajo. El 90% estaba en compra y venta de propiedad inmobiliaria, en bonos del Estado, en cuentas personales y en otras actividades de uso personal o actividad especulativa. Sólo un 1% se invertía en el establecimiento de nuevas empresas que produjeran empleo. Otros estudios han llegado a conclusiones semejantes. En la encuesta Mendelsohn Affluent Survey alcanza un porcentaje sólo ligeramente superior, un 2%. En realidad, en un sorprendente momento de franqueza del medio más cercano al mundo financiero, el Wall Street Journal, indicó que el gran impacto positivo para las rentas superiores que supuso el gran recorte de impuestos para los súper ricos que aprobó la administración Bush “condujo al peor periodo de creación de empleo en la reciente historia del país” (citado en “Three Big Lies of the Super-Rich”, de Paul Buchheit).
En un artículo en Scientific American, Daisy Grewal cita los trabajos de dos psicólogos, Paul Piff y Dacher Keltner, que muestran que los súper ricos muestran comportamientos menos solidarios, menos compasivos, más egoístas y más propensos a saltarse las normas y reglas que las clases populares. Las clases populares han desarrollado unas culturas de solidaridad que se encuentran ausentes entre las élites ricas y súper ricas (Daisy Grewal, “How Wealth Reduces Compassion”, Scientific American, 10.04.12).
Una conclusión semejante se ha publicado por la Asociación para la Psicología Científica (Press Release, 08.02.12) en la que señala la cultura egocéntrica existente entre las personas de rentas superiores y su menor capacidad emotiva hacia otras personas con  necesidad de apoyo o solidaridad. La famosa frase de “nobleza obliga”, simplificando que los de arriba sienten la necesidad de cuidar de los otros no existe ya (en caso de que hubiera existido). Es cierto que personas muy ricas dan mecenazgo, pero son siempre las excepciones".
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