Pepe en Clarín: "La Argentina trucha es bien anterior al kirchnerismo, pero en estos tiempos se la potenció con fruición desde el poder del Estado, con pretensión de verdad única e indiscutible y una cierta originalidad: arropar el truchaje con aspiraciones de causas patrióticas y de combates contra las fuerzas del mal.
Su padre fue Néstor Kirchner, el hombre que ideó la mayoría de las truchadas más resonantes de la era K, desde la adulteración del INDEC hasta las “candidaturas testimoniales” en 2009, símbolo mayor de una actitud trucha ante el electorado.
Un hombre a quien se lo muestra como un héroe colectivo digno de ser enseñado en las escuelas.
Un hombre que no dejó escrita una sola página de pensamiento político, pero que logró dos cosas importantes para no arruinar su acceso al bronce soñado: que la Justicia trucha justificara en tiempo récord la increíble fortuna de su matrimonio, sociedad millonaria a costa del erario. Y que el relato trucho instalara en las nuevas generaciones la idea de que, por haber ejercido el poder con mano férrea y autoritaria, se lo considere un estadista que dejará huella".
Aguinis en La Nación: "Cuando Néstor Kirchner accedió a la presidencia de la República con el menor número de votos que registre la historia nacional (incluso menos que Arturo Illia), no se esmeró en ocultar los frascos de veneno que traía bajo el poncho. Las pócimas que había derramado en Santa Cruz no le impidieron apropiarse de la presidencia con toda la fuerza de su cuerpo. Al contrario, esa ponzoña lo llevó a la consagración.
Néstor carecía de políticas de Estado, no le interesaba el beneficio de su país, sino el propio. Desde Santa Cruz evidenció que su meta, siempre, era saciar su adictiva hambre de poder y de las fortunas que el poder brinda. En lugar de sentirse un servidor del pueblo, el pueblo debía servir a sus ambiciones. "El Estado soy yo", le recordaba un sincero Luis XIV.
Sólo cabe mencionar algunos de los daños que produce su veneno, ahora convertido en epopeya.
Conviene empezar por la ingratitud. Es un instrumento poderoso, porque aterroriza en especial a los cercanos. No sólo apartó a Duhalde, sino que humilló enseguida a su vicepresidente Scioli porque se reunía con empresarios. Scioli lo hacía para poner paños fríos y ayudar, pero no había solicitado permiso. Entonces, sin anestesia lo despojó de toda otra función que no fuera tocar la campanilla del Senado. Néstor odiaba que algún ministro, secretario, gobernador o intendente se sintiera seguro, porque le rebanaba un pedazo de su poder total. No le tembló la mano al echar a Béliz o desprenderse de Lavagna o sacar de su puesto a cualquiera que se le ocurriese. Después Cristina siguió sus enseñanzas (las peores, se debe consignar) repartiendo guadañazos a diestra y siniestra según sus cortoplacistas amores y perspectivas.
Otro componente notable del veneno kirchnerista es la prédica del odio. El maduro consejo de Perón en el sentido de que "para un argentino nada es mejor que otro argentino" fue convertido en lo opuesto. Gracias a la épica kirchnerista ya no se pueden reunir familias enteras ni grandes grupos de amigos porque estalla la confrontación. Ahora hay elegidos y réprobos, progresistas y reaccionarios, izquierda y derecha que ni pueden dialogar. El oficialismo decide quiénes son unos y otros. Quienes disienten -cualquiera que fuesen sus méritos- deben cargar el sambenito inquisitorial de calificativos degradantes.
Las fuerzas (¿paramilitares?) de Milagro Sala provocaron analogías con las Juventudes Hitlerianas. Estas últimas, sin embargo, por asesinas y despreciables que hayan sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin, como la raza superior y otras locuras. Los actuales paramilitares kirchneristas, y La Cámpora, y El Evita, y Tupac Amaru, y otras fórmulas igualmente confusas, en cambio, han estructurado una corporación que milita para ganar un sueldo o sentirse poderosos o meter la mano en los bienes de la nación. Muchos de los blogueros que se ocuparán de insultar este artículo lo harán por la rabia que les produce un desenmascaramiento y el temor de perder sus mal habidos ingresos.
Asombra que tan poca gente (primero El y Ella, ahora sólo Ella) haya conseguido armar una tan poderosa legión de autómatas. Es patético ver cómo gente grande aplaude y sonríe ante el mínimo gesto que se manda la Presidenta mientras actúa por cadena nacional. Sometió a millones de argentinos, de los cuales una pequeña porción obtiene beneficios caudalosos y la mayoría debe conformarse con los subsidios de la mendicidad. En realidad, la épica kirchnerista no quiere terminar con la pobreza porque necesita de los votos que se retribuyen por subsidios y otros favores.
La reforma de la Constitución es otro frasquito del veneno -no el último- traído desde Santa Cruz y que los traidores de la democracia pretenden hacer beber a la ciudadanía. Pero ¡ojo!: hay algo peor que la reelección indefinida. Es terminar con el actual y débil Estado de Derecho. "Ir por todo" requiere una Constitución que permita a los actuales dueños del poder hacerse del cuerpo y el alma del país. Hacerse dueños de "todo". Ese es el veneno. Ese es el proyecto".
Editorial de La Nación: "Con fines proselitistas y prácticas manifiestamente ilegales, el Gobierno se ha lanzado a la conquista de los cerebros de los alumnos de colegios primarios y secundarios y hasta de los del nivel inicial, mediante una labor de adoctrinamiento a cargo de integrantes de la agrupación juvenil oficialista La Cámpora. El incalificable apoyo de la Presidenta y del ministro de Educación, Alberto Sileoni, a esta iniciativa, de corte netamente fascista, confirma que se trata de una política oficial.
Para completar la descripción de esto, que constituye pura y simplemente la manifestación y puesta en práctica de un pensamiento innegablemente totalitario, cabe agregar que la información entendida como propaganda consiste en comunicar una visión o relato falso de la realidad, de los méritos propios y de los supuestos vicios ajenos. Se trata de un ejercicio proselitista de la peor especie, y que se vale de la ignorancia de una parte de la población.
Pero cuando ese mismo esquema se aplica a mentalidades preadolescentes y adolescentes, aún no plenamente formadas y en plena etapa de apertura al mundo político, nos encontramos ante un aprovechamiento de la peor calaña. Esta práctica fue lo que durante tanto tiempo llevaron a cabo los regímenes comunistas y fascistas, con resultados que están a la vista, porque la prepotencia y la mentira sólo prevalecen hasta que, tarde o temprano, termina por aparecer la verdad".
martes, 21 de agosto de 2012
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1 comentarios:
jejeje en el fondo dan ternura
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