viernes, 16 de agosto de 2013

¿Se viene el cierre del Congreso?

Mientras esperamos los resultados del chequeo casa por casa (aunque no habría grandes sorpresas en sus resultados) y luego del final del ¿kirchnerismo? no, del clivaje (qué espantosa palabra, por Dio') opositor de "Cristina quiere la re-re" que tan buenos resultados les dio el domingo, habrá que reemplazarlo con uno igual de efectivo para octubre, si es que corre peligro el triunfo opositor en ese entonces.
Ese dispositivo discursivo-retórico que llevó a Viki Donda a buscar 1 millón de firmas antes que votos para acceder a la lista que la postulara a senadora nacional por la CABA y a Massita a firmar ante un escribano ya fue. Muy a pesar de las desmentidas a medias de Cristina, consciente de que le era funcional para no perder poder ante el horizonte de finitud (el famoso leim tac de Salomone).
Ahora hay que reemplazarlo con uno que pegue en los peores miedos de los alarmados por la continuidad del kirchnerismo, desbocados estos días con el término "transición", del cual es obvia su endeblez y escaso poder de fuego si se quiere desgastar al gobierno desde estos lares que bien definió el Colo: "Si no les ganamos, se quedan 10 años más".
Entonces: si va a ganar la Oposición (aunque eso luego no se traduzca en bancas efectivas, y reste puntos el recuerdo social del desempeño opositor luego del "triunfo" del 2009) y la intención es ir por la presidencia de la Cámara de Diputados para empezar a podar todos los intentos K de avanzar sobre las instituciones de la República, ¿qué mejor que comenzar a diseñar un escenario a lo Fujimori?
A favor ya está instalada la idea de que Cristina está loca, desequilibrada, enferma del síndrome de Hubris, medicada, sedada, llorona, furiosa, etc. Por lo tanto, la loca es capaz de cualquier cosa con aferrarse al sillón de Rivadavia (bah, seguro que se lo quiere robar y guardarlo en las bóvedas de Santa Cruz). Y claro que ya sabemos que es una tirana, déspota, autoritaria y todo eso.
Y además, mala perdedora, a tal punto que todavía no reconoció la derrota del domingo. Por lo tanto, la figura del que no sabe perder y se lleva la pelota podría funcionar como clivaje (¿va acá?) con aquellos miedos y con un lavado de rostro opositor: ya no como los mismos que fracasaron en todas sus iniciativas en 2009 -en este sentido, no ayudarían mucho saber que pueden ingresar al próximo Congreso ilustres como De Ángeli, Baldassi, Blanquita Rossi (¿cómo que quién es?), la Tota... ¿El Colo Mac Allister también?- y además quisieron entorpecer el desempeño del gobierno, sino como los salvadores de la República real y guardianes de la voluntad popular (además de evitar el caos que la diKtadura preferiría para el país antes de respetar la "transición natural" que ha impuesto La Gente).
Complementario con esto, habrá que intensificar la campaña de denuncias por corrupción contra el gobierno y ya dejar de hablar de los suplentes de Cristina y atacar la Reina. Un viaje a algún paraíso fiscal no vendría mal.

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