Las pericias médicas posteriores comprobaron que el deceso de la pequeña fue por sufrir una enfermedad venérea contagiada por la madre, no por golpes.
Sin embargo, la primera versión condenó a Yohana al desprecio social y la cárcel.
Luego de 20 días, recuperó la libertad, pero sigue procesada por homicidio.
Yohana vive en Cola de Pato, uno de los barrios más carecientes de Río Cuarto.
Yohana fue acusada falsamente, encarcelada y todavía es perseguida por el Poder Judicial riocuartense.
“Ni siquiera pude velar a mi hija, me quitaron todo”, alcanzó a decir cuando salió de la injusta cárcel.
En el caso, conviven la impunidad de los que estigmatizan fácilmente a integrantes de sectores sociales pobres, y el Poder Judicial que hace semanas se negó a ser reformado.
"La joven destacó que “nunca en el Hospital me hablaron sobre supuestos maltratos, la Policía me llevó presa y listo”.
“El fiscal hizo muy mal las cosas. El peor momento de mi vida fue perder mi hija y no poder velarla a mi lado. Solo me dejaron 15 minutos y no la voy a ver más”, manifestó conmocionada", describe la crónica, radiografía social de una Río Cuarto del pasado.
El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Río Cuarto manifestó que "el empleo del poder de coacción que otorga la Constitución Provincial al Ministerio Público Fiscal, ejercido en forma arbitraria y en base a prejuicios sociales, supone una clara violación al ejercicio pleno de los derechos humanos y al precepto constitucional de igualdad ante la ley".
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