Sus habituales usuarios mediáticos la reciben con loas, contentos por su resucitación política.
Costó mucho, luego del papelón electoral de 2011.
Hasta fue necesario mover a Lanata a Clarín para que reinstalara el tópico de la corrupción.
Este fin de semana, sus salieris se entusiasmaron con la posibilidad de que Lilita triunfe en el territorio más densamente poblado por lilos puristas.
Fontevecchia: "Desde antes del surgimiento del kirchnerismo y la popularización de
Ernesto Laclau, Lilita ya era la mayor experta en “la palabra
adversativa” (texto homónimo de Eliseo Verón de 1987 donde sostenía que
el discurso político “parece inseparable de la construcción de un
adversario”).
Gran diputada, pésima conductora, insuperable estrella política de la TV".
Tenembaum: "Carrió diva, caprichosa, arbitraria, destemplada, histriónica, nunca
ladrona --lo que no es poco decir-- por momentos ridícula, carismática,
sensible, impredecible, impiadosa, una y otra vez. Carrió otra vez
valiente cuando se plantó con el caso Herrera Noble como casi ningún
otro dirigente político y apocalíptica hasta el delirio con sus
predicciones. Carrió que se rodea de un grupo con el que se pelea, para
rodearse de otro grupo con el que se pelea, para rodearse de otro más
con los que se pelea, y siempre la culpa, por supuesto, es de los otros.
Cuando uno pregunta a tanta gente que se encuentra por ahí por qué la
van a votar, la respuesta coincide, en general, con lo que ella dice:
fue la única que se plantó, que dijo lo que había que decir. La verdad
es que se trata de algo falso. Hubo muchas personas que, en estos años,
desde distintas posturas, denunciaron los altos niveles de corrupción,
de ambición y de autoritarismo. Nadie lo hizo con el histrionismo de
Carrió".
Raffo: "Voy a votar a Carrió, voy a votar al monstruo. No la votaría para que
gobierne, porque los monstruos piensan torcido: si quieren ser menos
mosca, meten a su novia en el telepodo sin preguntarle qué le parece. No
quiero que me hagan eso. Como Brundlefly, Carrió alterna entre la
brillantez y el delirio, pero su brújula moral está clavada en la
dirección correcta. Ah, pero el monstruo no sabe construir. No sé, no lo
quiero para eso. Para edificar escuelas no llamamos a King Kong; para
defendernos del Tiranosaurio sí".
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