Con la actualidad del club de sus amores y luego de su traspié en la qualy de las internas del PRO en la provincia de Buenos Aires (lo bajaron por ser tan beligerante, ¿pueden creer?), Melco merecía este guiño del destino mercantil.
Si hasta se había pronunciado a favor de los nice guys que algunos descorazonados califican de buitres sólo por querer ganar guita a costa de periféricos países en desgracia. Ellos sólo esperan el momento oportuno de que la Justicia independiente de un país serio les dé la razón especulativa y un gobierno acorralado prefiera abrir el cerrojo para alegría de todo el arco político-económico.
Con ánimos renovados, le va a sobrar para lobbear para que -además- ese gobierno decida pagarle a estos buenos muchachos antes de diciembre de 2014, con lo que haría que debiera también pagarle el 100% a los que sí entraron al canje (a los que se les reconoció sólo el 70% de la deuda).
Así, deberá volver a las giras mediáticas, ya no para instalarse como figura del firmamento electoral, sino simplemente como un representante de los inevitables triunfadores, como aquellos que también por estas horas volverán a salirse con la suya, la de siempre: básicamente, desestabilización, demonización, invasión. Son otros nice guys que rociarán con bombas llenas de libertad y democracia a ese país rebelde a los designios de los poderosos, representados por el Premio Nobel de la Paz.
Melco quizás no les llegue ni cerca, pero sí se merece esta satisfacción de estar nuevamente del lado de los ganadores de la Historia. Hoy se sentirá más acompañado que nunca (desde opositores recalcitrantes hasta oficialistas orgullosamente pragmáticos). Que no deje que le copen la parada, porque sólo él bancó los trapos (sucios).
martes, 27 de agosto de 2013
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