Betty no puede con su genio y desborda el texto con su mirada de clase que sólo le puede indicar que el oficialismo ganó por el chori y la coca. "Se ha repetido que los oficialismos ganaron en las elecciones provinciales previas. En estas primarias lo que ganó es el oficialismo nacional, votado por aquellos a los cuales les va muy bien o pasablemente bien y que, por lo tanto, no ven razones para un cambio sobre el que no tengan la seguridad de que les conviene. Y también votaron al oficialismo los pobres, que no están convidados al consumo sino apenas a la supervivencia; que dependen del sistema de subsidios y creen que mover un gobierno podría afectarlos. Cuando se es pobre, se teme con motivos fundados, ya que la vida es precaria y perder un poco es perder todo. Si ese temor se une a una identidad difusa de origen cultural peronista, allí están los votos", sintetiza, sin rubor, sin sensibilidad.
Es que ella también se juega una brava parada: el resignarse como hizo el domingo en Mitre con Castro, TNmbaum y Zloto no es un buen camino para una intelectual que ahora debe desandar el sinuoso camino de los autoengaños y el miedo a romper con su círculo de pertenencia. En su columna de hoy, lo intenta con el luto presidencial.
Va a ser muy difícil, Betty. Y doloroso.
martes, 16 de agosto de 2011
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