Aunque no comparto algunos párrafos, es necesaria esta interpelación ante la ola de "pobres corazones" que todavía deambulan por los campos de la negación con tal de que su visión del mundo quede intacta, aunque la realidad les venga dando cachetazos casi diariamente. Quizás leyendo apelaciones de este tipo aflojan un poco con la repetición de discursos pensados por otros y se permiten aunque sea el privilegio de la duda.
Rescato, como disparador: "Los otros días me sentí un poco mal porque escuché a tu papá, fue en el almacén, que criticaba la asignación universal. Él decía que eso crea vagancia, decíle que no, a nosotros nos está yendo muy bien y ahora mi papá puede trabajar más tranquilo porque la plata nos alcanza un poco más. Él es empleado de albañil, ahora hay mucho más trabajo y entre la asignación y el trabajo nos estamos comprando cosas que nunca tuvimos, ahora todos tenemos frazada, no sabés antes ¡Qué frío!!, nos teníamos que juntar todos para estar más calentitos".
El resto es para leer con el alma preparada para albergar la chance, aunque sea, de que no todo está mal en el país. No todo. Y me trae a la memoria ese grito conmovedor en medio de las exequias organizadas por Fuerza Bruta: "Por los pibes que cobran la Asignación K", describió alguien anónimo pasando por delante del cajón vacío, sin ver que eso era obvio por las dimensiones del mismo, mucho más chicas que esa letra con la cual quisieron manchar todo, los que hoy siguen empecinados en ratificar su proceder discriminador y altivo, enojados e insensibles, orgullosos de no necesitar un plan.
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