Angustiado por la órden de sus patrones de construir un relato como lo hizo el kirchnerismo durante todos estos años, el hijo de Raúl se abrió un canal desde donde ahora sí va a poder transmitir mejor sus ideas y propuestas.
Si le sumamos a esto las denuncias de fraude contra la victoria ajustada del oficialismo en las Primarias, confían en que podrán achicar la diferencia y foratelecer al partido. Aunque Artemio los condene a un cómodo cuarto puesto ya (y en bajada).
Ni Fidanza hubiera imaginado tanto: "Una vez más la oposición se aferra a la manija de un colectivo que no sabe a donde se dirige, ni en que contribuye a su declarada intención de derrotar al kirchnerismo. Y lo hace –como entonces- por el simple hecho de que al menos garantiza la simpatía de la “prensa”, o porque sencillamente no se les ocurre que otra cosa hacer. Lo notable es que ya sabe a que estación conduce ese atajo, que insisten en tomar".
Los descalabros que los hijos parecidos, los monjes negros de siempre, las canaletas y los votos no positivos le han asestado a un radicalismo en reconstrucción consuetudinaria no le prohibe a un Neilson acercar un poco de aliento: "En una democracia, perder una batalla nunca supone perder una guerra. Ninguna hegemonía es eterna. Por lo demás, los triunfos arrolladores, como el que tantos creen que Cristina se anotará dentro de dos meses, suelen contener las semillas de derrotas futuras. Lo mismo que atletas que no se sienten constreñidos a esforzarse porque sus rivales les parecen irrisoriamente inferiores, los gobiernos elegidos por una mayoría impresionante pueden resultar mucho más fofos que los que apenas contaron con los votos suficientes como para permitirles asumir el poder".
Mientras que Mora y Araujo ahora les aconseja, quizás muy tarde: "Estos son días en los que va decantando la lección que surge de las distintas elecciones distritales que tuvieron lugar a lo largo de los últimos meses: el espacio político más prometedor para los próximos cuatro años, ciertamente, no es el del antikirchnerismo a ultranza, pero tampoco lo es de un kirchnerismo a ultranza; hay más para ganar en un espacio intermedio, donde se puede jugar alternadamente a apoyar al Gobierno o a endurecerse frente a él y donde cada jugador puede concebir sus propios proyectos políticos sin una excesiva dependencia del Gobierno nacional. A ese espacio intermedio están convergiendo varios gobernadores justicialistas, Binner, Macri y otros dirigentes cuyas aspiraciones no son todavía demasiado conocidas".
Tarde porque el parecido paternal ahora ya es reemplazado por el parecido emocional que conecta al admirado Abraham Hermes con aquel medido y serio Fernando, que luego sólo pudo extasiarnos apenas 2 años con sus debilidades por el orto-doxo Domingo Felipe, tal como la segunda de aquél se deleitó en el Senado votando lo que los patrones en común le solicitaban, aunque luego exhiba, como trofeo progre, que sus hermanos desaparecidos se llamen igual que los dos presidentes que se le animaron a sus verdugos.
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